Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 30 de junio de 2016

EL VALOR DE LA MISERICORDIA



Vivimos y lo hacemos con esperanza. Esperanzados por la Misericordia que Dios nos ofrece. Otra cosa es que no sepamos valorar ni somos conscientes del amor que Dios nos tiene. Jesús ha venido a salvarnos, no a curarnos de nuestras dolencias y enfermedades, porque, tarde o temprano, volverán, y llegará nuestra hora. Lo verdaderamente importante es, pues, la salvación definitiva, no la temporal, la de este momento. Porque este mundo es caduco, y sólo el que perdura y es eterno tiene valor.

Por lo tanto, nuestra mayor enfermedad son nuestros pecados. Y es eso lo que Jesús quiere salvar. Viene a borrarlos de nuestros corazones y a pedonarnos, para que por ellos no perdamos el goza y la plena felicidad de vivir eternamente junto al Padre. Porque no nos condena y mata nuestras dolencias, enfermedades y nuestra muerte física, sino nuestros pecados.

Así que, podemos preguntarnos: ¿Qué es más importante, perdonar nuestros pecados o curar nuestras dolencias? Es verdad que con el dolor no podemos vivir y necesitamos que el Señor nos cure. Y Jesús lo hace y se preocupa porque todos estemos bien. Pero sería absurdo querer y pedirle al Señor que nos libre del dolor y olvidarnos de limpiar nuestros pecados y caer en la muerte eterna.

Es verdad también que el tiempo del dolor, aunque no lo queramos nos viene bien. Y nos viene bien, a pesar de ser contra nuestra voluntad, porque nos obliga a reflexionar y a levantar la mirada hacia Dios, y a pedirle que nos sane, pero también que nos perdone y, por su Infinita Misericordia, nos esforcemos en vivir según su Voluntad y en su Palabra. Y, muchas veces, sin dolor o contra tiempos nos olvidamos y resistimos a encontrarnos con el Señor.

Pidamos esa Gracia y la sabiduría de apreciar la Misericordia de Dios y el perdón de nuestros pecados, para, a través de él, alcanzar la Vida Eterna.

miércoles, 29 de junio de 2016

REZAMOS POR EL PAPA



Primero te pedimos, Señor, que nos fortalezcas nuestra fe y que optamos por seguirte. Y que queremos hacerlo con todas las consecuencias. Y sabemos que somos débiles y que tememos defraudarte y no estar a la altura de la circunstancias. Pero también confiamos en tu Misericordia y tu Gracia para sentirnos fuertes y capaces de seguirte como Pedro y los apóstoles.

Pero, también, te pedimos por el Papa Francisco, hoy sucesor directo de Pedro, para que tenga la fuerza, la voluntad y la sabiduría de cumplir con la misión que Tú, en la Persona de Pedro, le has encargado como sucesor de él, apacentar y pastorear tu Iglesia. 

Sabemos de las dificultades y peligros que nuestro mundo de hoy nos presenta. Sabemos de los peligros que acechan a todos los que te siguen, Señor, y también, de forma especial, a nuestro Papa Francisco. Y, confiados en tu Palabra y Poder, descansamos y esperamos que tu Iglesia siga con paso firme protegida contra los poderes del Infierno, para cumplir con su misión.

Por eso, unidos a nuestro Papa Francisco, con todos los Obispos y presbíteros; con todos los religiosos y religiosas, órdenes, asociaciones y seglares, te pedimos que nos concedas la Gracia de sostenernos en la obediencia y en la unidad, para que tu Iglesia pueda dar testimonio y evangelizar siguiendo tus enseñanzas y mandatos. 

También te pedimos que mandes obreros a tu mies, porque la tarea es ingente y los obreros pocos. Despierta, Señor, vocaciones y compromisos, tanto para el sacramento del orden como para la evangelización y la tarea de los seglares. Necesitamos agentes de pastoral comprometidos desde la vida y la oración y según tu Palabra. 

Confiados en que nos escuchas y que nos darás lo que necesitamos, continuamos el camino esforzándonos injertados en Ti para responder, cada día, según tu Palabra. Amén. 

martes, 28 de junio de 2016

MI VIDA ES UNA TEMPESTAD



Posiblemente no reflexionamos lo suficiente, y vivimos de forma algo acelerada que no advertimos ni el tiempo ni las tempestades que se suceden en nuestras vidas. Quizás algunas sean pequeñas que no llegan a hacer zozobrar la barca de nuestra vida, pero otras irrumpen con fuerza y ponen en amenaza nuestra integridad.

Mucho tiempo de nuestro camino lo pasamos en vigilancia y amenaza de tormenta. Cada día es un despertar en riesgo, aunque no nos demos cuenta ni lo tengamos en cuenta. Nuestra vida está siempre en peligro y sólo lo advertimos cuando se materializa ese peligro. Nuestra vida, podemos decir, es un inmenso mar que siempre amenaza levantarse con bravías olas gigantes que pueden envolvernos.

Y somos muy ingenuos e irresponsables cuando nos atrevemos a navegar por nuestro propio mundo sin llevarte, aunque sea aparentemente dormido, junto a nosotros y en nuestra barca. Es eso lo que te queremos pedir hoy, Señor. La Gracia de sabernos en constante riesgo y perderte. Por eso, te pedimos que no perdamos nunca, ni el tiempo, ni el espacio donde encontrarte y donde caminar contigo. 

Que podamos tenerte a mano para despertarte y pedirte auxilio. Aunque pequemos en la desconfianza y en la fe. Auméntala, Señor, también en nosotros, para que no desesperemos ni pasemos miedos cuando el mar bravío de nuestra vida se enfurezca y nos zarandee como títeres. Que tengamos siempre la confianza y la fe de sabernos asistidos, auxiliados y protegidos por tu Amor.

Gracias, Señor, porque sé que te has subido a mi humilde barca; Gracias, Señor, porque eres Tú quien me buscas y te auto invitas a navegar conmigo por mi vida, aunque yo no te diga nada. Gracias, Señor, porque sé que estás ahí. Dame confianza y aumenta mi fe para siempre acudir, sin dudarlo, a tu llamada. Amén.

lunes, 27 de junio de 2016

SOY UN ILUSO CUANDO ME CREO FUERTE PARA IR YO SÓLO A LA OTRA ORILLA



Me ocurre eso con mucha frecuencia. Es la fábula de la zorra y el cuervo. Apenas me lanzan elogios, apenas me creo que soy fuerte y estoy capacitado para navegar yo sólo hacia la otra orilla. Gracias que, en la travesía, el Espíritu de Dios me hace experimentar mis debilidades, mi fragilidad, mis pecados y me ilumina para darme cuenta de mi necedad e ignorancia. Perdóname Señor.

Sería el mayor disparate de mi vida tratar de saltar a la otra orilla yo sólo para ver lo que ocurre. Porque en mi aventura solitaria el Maligno me acecha y me estimulará a hacerlo y a creerme, como el cuervo con la zorra, que mi voz es una delicia y maravilla. Aprovecho, como nuestro Papa Francisco, para pedir oraciones, para que el Espíritu Santo me llene de humildad, de luz y de misericordia.

Danos, Señor, la sabiduría de sabernos necesitados de tu acompañamiento, y nunca dar el salto en nuestra humilde barca sin tu presencia, sin tu luz, sin tus consejos, sin tu asesoramiento y fortaleza. Danos, Señor, la paciencia y perseverancia de no ceder a las ofertas y deleites que el mundo nos ofrece con inteligencia y sabiendo de nuestras debilidades y apetencias. 

Refuerza nuestra voluntad, Señor, para que tengamos la suficiente valentía y coraje para sostenernos con firmeza en tu seguimiento y en la vivencia de tu Palabra y cumplimiento de tu Voluntad. Danos la capacidad y el poder de mantener nuestra mirada fija hacia delante. Nunca volverla atrás, sino mano en el arado y vista firme en tu Persona y en tu seguimiento.

Porque, Tú, Señor, eres lo primero en mi vida, y necesito sostenerme firmemente en tu Palabra. Ayúdame a abrirme y dejarme dirigir por la acción de tu Espíritu, porque lo importante no es que viva yo, sino que Tú me invadas y llenes toda mi vida. Porque así quedaré contagiado de tu Amor y responderé amando yo también. Amén.

domingo, 26 de junio de 2016

SEGUIR LOS CAMINOS DE JESÚS, PERO A SU MANERA NO A LA NUESTRA



Muchas veces nos olvidamos de que seguir a Jesús es hacerlo como Él quiera y nos manda, no como a nosotros se nos pueda ocurrir o nos guste. No es nada extraño que nos suceda eso, pues en el Evangelio de hoy vemos que Santiago y Juan entendían el seguimiento de otra forma. Ellos estaban dispuesto a responder a aquellos samaritanos, con fuego del cielo, que osaron no acoger a Jesús porque se dirigía a Jerusalén.

Realmente no habían entendido nada. Pero a sí nos ocurre todavía a muchos de nosotros. Confieso que muchas veces experimento esa sensación y deseos de responder con fuego, entiendase la metáfora. El camino de Jesús está marcado por el Amor del Padre que lo envía, y es ese mismo amor el que nos sostiene a nosotros cada instante de nuestra vida. 

De tal modo que si no amamos nosotros también, incluso a nuestros enemigos, no nos hemos, como Santiago y Juan en aquel momento, enterado de nada. Santiago y Juan lo llegaron a comprender, pero nosotros, que seguimos en el camino necesitamos urgentemente comprenderlo. Seguir a Jesús es poner a nuestra espalda todo lo demás. Y todo lo demás son nuestras pesadas piedras llenas de apetencias, apegos, ideas, privilegios, placeres, bienestar, comodidades y egoísmos. Jesús por encima de todo eso.

¡Claro, necesitamos tiempo y lucha diaria a cada instante! Esa es la guerra y la batalla de cada día. Pero no estamos solos. Contamos con la ayuda necesaria y suficiente:  "La Gracia de Dios", que caminando a nuestro lado, en el Espíritu Santo, nos impulsará, nos fortalecerá, encenderá nuestra corazón y nos dará la voluntad necearia para superar todos los obstáculos en cada momento.

Eso nos exige no mirar hacia atrás; eso nos exige sacar el pie que tenemos medio metido en el mundo, y estando en él no dejarnos llevar por él; eso nos exige, estando en el mundo, llevar siempre al Espíritu Santo dentro de nuestro corazón, y, abierto a su Gracia, dejarnos guiar por Él. Eso nos exige alimentarnos con la mayor frecuencia posible del Espíritu de Dios, en la Eucaristía, como buscar con la frecuencia necesaria el perdón de nuestros pecados en la Penitencia,  y del ejercicio diario de la reflexión y oración.

Pidamos esa Gracia para que podamos sostenernos con la debida perseverancia y fortaleza en el verdadero camino de salvación y seguimiento al Señor. Amén.

sábado, 25 de junio de 2016

INSISTIR COMO TÚ ME ACONSEJAS, SEÑOR: "AUMENTA MI FE"




Pedir la fe es la oración de todos los días. No obstante, nuestra lucha consiste en eso: Construir una fe firme y sobre roca, para que las tempestades no la derriben. Una fe firme sobre la Roca de tu Amor por el que has dado tu Vida por mí y todos los hombres.

Dame, Señor, la sabiduría de experimentarlo y la voluntad de pedírtelo a diario. De no desfallecer como aquella mujer viuda con el juez injusto (Lc 18, 1-8). O también como el centurión, con confianza, con seguridad y decisión, porque Tú, Señor, escuchas a todo el que se acerca a Ti. No porque yo lo diga, sino porque tu Vida lo descubre y lo afirma: Al llegar Jesús a casa de Pedro, vio a la suegra de éste en cama, con fiebre. Le tocó la mano y la fiebre la dejó; y se levantó y se puso a servirle. Al atardecer, le trajeron muchos endemoniados; Él expulsó a los espíritus con una palabra, y curó a todos los enfermos, para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías: «Él tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades.

Todo en Ti se cumple, y la Roca que lo fundamenta es tu Resurrección. Por eso, Señor, aumenta nuestra fe y haznos, a ejemplo de tu Madre María, fieles seguidores tuyos que tratan y se esfuerzan en cumplir tu Voluntad. Porque esa es nuestra máxima aspiración y meta. Amar a tu estilo y sobre todo a los pobres que más lo necesitan.

Sin Ti, Señor, quedamos a la deriva, perdidos y sin voluntad de exigirnos renunciar a nuestros egoísmos. Insistimos como aquella viuda para que transformes nuestros corazones, porque aunque sabemos que Tú nos escuchas y tu Misericordia es Infinita, necesitamos suplicarte cada día que nos ayude a superar nuestras debilidades. Eso nos da confianza y nos reconforta. Gracias Señor.

viernes, 24 de junio de 2016

DIRIGE MI CAMINO, SEÑOR

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR,08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS




Posiblemente nos cueste creer que como Juan Bautista nosotros tenemos también un camino trazado del que dar cuenta ante el Señor. Posiblemente no hayamos pensado en eso, y, menos aún, tomar conciencia de nuestra verdadera misión. Pero está ahí, dentro de nosotros, y consagrada desde el día de nuestro Bautismo.

Otra cosa, que por la libertad que se nos ha dado, no hagamos caso y que sigamos el camino de nuestras propias ideas y proyectos que del que tenga Dios sobre nosotros. Nadie se ha quedado sin talentos. Todos los hemos recibidos, y los que, aparentemente no parecen tener, quizás sea el servir a otros de oportunidad para aplicar y utilizar los suyos. Todos servimos para algo, y es que de eso se trata, de servir para el servicio de los demás. Y ahí se recoge y se encuentran la necesidad de los más desfavorecidos y desposeídos de todo.

La experiencia nos descubre que son los niños, los seres más indefensos y desprovisto de todo, los que son el centro de amor de toda la familia. Son los que nada pueden dar, y los que reciben todo. Son el objeto de la expresión más grande de amor que el hombre y la mujer puedan dar. Son la imagen más perfecta en la tierra, humanamente hablando, del amor de Dios. ¡Cuánto nos quiere Dios!

Ahora, tú decides. Tú, donde quieras que estés y las circunstancias que vivas, tienes el sello de Dios en tu corazón y ese corazón, si está vivo, debe latir hasta que se oiga afuera, en el mundo por donde lates. De lo contrario puede ser un corazón mediocre y casi muerto. La vida es para vivirla, pero vivirla en plentitud. Y la plenitud es alcanzar el gozo eterno.

Y eso no se compra en este mundo, sino, a través de él, se alcanza, por la Gracia de Dios, viviendo injertado en Él y dando, como Juan Bautista, testimonio de su Palabra, con nuestra humilde palabra y vida. Pidamos esa Gracia, para que nuestras vidas sean ejemplos de esfuerzo en ese camino de esperanza, de testimonio y de verdad. Amén.

jueves, 23 de junio de 2016

NUESTRAS HERRAMIENTAS SON LAS OBRAS Y LA CARIDAD


No podemos construir la casa con otro tipo de herramientas, porque sería como construir sobre arena. De las únicas armas que nos podemos servir para apoyar nuestra vida sobre roca firme son la caridad y las obras. Y eso es lo que te pedimos, Señor, en esta nuestra oración de hoy.

Sabemos que no son armas fáciles de manejar, y, a veces, tan difíciles de utilizar hasta el punto de no saber ni cómo ni cuándo. El tiempo y el momento oportuno se hacen a veces muy importantes y, ocurre, que en muchas circunstancias no sabemos medir. Danos, Señor, esa voluntad, esa sabiduría y ese sentido oportuno de utilizar la caridad y adornarlo con nuestras obras. Que no nos ocurra que empleando la palabra dejemos de poner las obras. Ambas herramientas deben utilizarse alternativamente y simultáneamente.

Pero, Señor, la misión es alta para cada uno de nosotros. Aunque sabemos que cada cual tendrá la suya según los talentos recibidos, pero también proporcionalmente difícil. Queremos aprovechar este ratito de oración y reflexión para pedirte todos juntos que nos des la capacidad de no hacer sin amar. Y no amar sin hacer. Y saber qué hacer, porque todo no se encuentra en obras materiales, también están las espirituales: una sonrisa; una paciente espera y complacencia; una atenta escucha y esfuerzo de comprender, y muchas cosas más.

Las obras de misericordia que el Papa Francisco nos ha recordado en este año de la Misericordia para acercarnos a ser Misericordiosos como el Padre, pueden servirnos de guía y de camino para tratar de vivir desde la Palabra a la Vida, y desde la Vida a la Palabra. 

Y ese camino, difícil, improvisado, sorpresivo, no carente de riesgo y aventura, pero siempre emocionante, hermoso y pleno de sentido, gozo y felicidad, queremos recorrerlo, nunca solo, sino acompañado del Espíritu Santo, que el Padre nos ha enviado para auxiliarnos en nuestro camino. Amén.

miércoles, 22 de junio de 2016

ESTÁN POR TODAS PARTES



Están, como también lo estuvieron ayer, por todas partes. En el ámbito político abundan más y persiguen todo aquello que tiene olor a cristiano. Jesús molesta muchos y hoy, muchos, volverían a crucificarlo. De hecho lo hacen a cada instante que manifiestan retirar la religión de las aulas. Se quiere marginar y ausentar a Jesús y, al hacerlo, manifiestan lo iluso y ciegos que son.

Porque la realidad es que la huella de Dios está dentro de nosotros y nadie puede arrebatarla y, menos, quitarla del corazón del hombre. Porque sin Dios la felicidad que tanto persigue el hombre no se consigue; porque sin Dios, la paz se hace imposible; porque sin Dios, los unos desean lo que tienen los otros; porque sin Dios no hay razones para amar deseando el bien del otro, sino aprovechar todo el tiempo para amarme yo y dar riendas sueltas a mis satisfacciones.

Y de esta forma, tú que me pides mi voto para administrarme, me engañarás y administrarás para ti. Tú que tratas de seducirme y persuadirme, buscarás tu propio bien y tu mísero futuro caduco, porque aquí todo lo que consigas y atesores de poco te servirá. Y lograrás que los que se dejen  o puedas engañar te entreguen su voto, pero conmigo no lo lograrás, porque yo sé de quien me fío, y tú y otros como tú no son de fiar.

Posiblemente, tú, y otros como tú, son árboles que dan malos frutos, y aunque ahora se vistan de buen árbol los frutos serán siempre malos. Tedrán, quizás, apariencia de buenos, pero mordidos saldrá enseguida la porquería. Tengo una gran ventaja sobre ti, que tú la desprecias y hasta, quizás, te ries, pero que al final verás, quizás ya no tengas tiempo, lo que has perdido: La Vida Eterna. 

Con Xto. Jesús obtendremos la victoria sin lugar a duda, y eso es lo que pedimos en estos momentos tensos y graves para el mundo, y concretamente para Europa. Ven, Señor, y llena los corazones de tu fieles para que nuestros corazones sean creados de nuevo, y así, en tu Nombre y por la acción de tu Espíritu, renovar la tierra de tanta zizaña y dar frutos buenos. Amén.

martes, 21 de junio de 2016

LA PUERTA ANCHA: UNA TENTACIÓN PODEROSA



El mundo es hermoso y bello. Sobre todo cuando disponemos de salud, de dinero y de todos lo necesario e ingredientes para pasarlo bien. ¿A quién no le gustaría esa oferta? Y es la que nos presenta el diablo. Poderosa y tentadora que pocos nos resistimos a rechazarla. Sobre todo si prescindimos de la compañía y el concurso del Espíritu Santo.

Sí, necesitamos la fe y la confianza en el Señor para obedecerle y confiar en Él. No es la puerta ancha la mejor opción, aunque nos parezca. Nuestra tendencia es escoger el camino fácil y caemos en la trampa. Hay muchas voces que nos ofrecen, con mentiras y promesas de espejismos, una falsa realidad, porque la felicidad no está en lo fácil sino en lo que realmente cuesta. Eso lo aprendemos desde pequeño. Crecer y llegar hasta aquí nos ha costado nuestro esfuerzo, a pesar de todo lo que nos han dado nuestros padres.

Pidamos luz y sabiduría para saber elegir, y para comprender que lo que tiene valor se esconde detrás de nuestro esfuerzo y trabajo. Y, Jesús, el Señor, nos dice la Verdad. Porque, Él no nos miente y pone su Vida como prueba, entregándola para darnos vida a cada uno de nosotros. No somos libres, pues cada paso que damos nos cuesta desenredar una argolla de nuestra cadena. Somos esclavos.

Esclavos de muchas cosas, de muchos hábitos, de muchas necesidades, de muchas apetencias y apegos. Y necesitamos liberarnos, pero experimentamos que no podemos. Sólo en Ti, Señor, podremos lograrlos. Danos esa capacidad y fuerza de poder vencer con gozo y alegría, para elegir la puerta estrecha llena de dificultades, pero cargada de paz y gozo solidario que nos llena de amor.

Esa es nuestra súplica del día de hoy. Desfallecidos, debilitados y cansados nos ponemos en tus Manos, confiados y esperanzados de levantarnos y poder liberarnos en y por tu Nombre de las ataduras de este mundo que nos invitan a perdernos. Amén.

lunes, 20 de junio de 2016

NO JUZGAR NO ES PERMANECER EN SILENCIO



Juzgar no es simplemente estar en silencio y no hablar mal o bien de nadie. Juzgar es también permanecer pasivo y quieto ante lo que nos proponen los demás. Posiblemente, con la boca cerrada y el pensamiento controlado, evito juzgar a las personas, pero si me inhibo de actuar posiblemente esté también juzgando. Porque estamos obligados moralmente y libremente a corregir las malas acciones y animar las buenas.

Cuando miro para otro lado, evitando mi juicio, puedo estar actuando mal si no trato de, prudentemente y con mucha caridad y tacto, ayudar a poner luz en esa acción concreta. Y, de la misma manera, animando a aquellas que construyen y son buenas. No es fácil abstenerse y simplemente callarse.

Claro que se trata de no emitir juicios por adelantados y por las apariencias, y sin conocimiento de lo ocurrido o por los rumores que se oyen. E incluso antes hechos consumados, porque no sabemos las causas que han empujado a esas personas a actuar así. Porque somos pecadores y nuestras debilidades, a veces de forma inexplicables, nos llevan a actuar inexplicablemente, valga la redundancia. Jesús también nos advierte de esto otro en Mt 18, 15.

Se trata de buscar luz en Jesús. Él no nos juzga, porque está siempre abierto a perdonar. Ese es el criterio. Estar como Jesús abiertos a perdonar. Es decir, ser Misericordiosos como el Padre. Es, precisamente, el año que estamos viviendo por orden del santo Padre Francisco, el año de la Misericordia. Y ese es nuestro objetivo: Misericordiosos como el Padre.

No juzgar significa actuar con misericordia, y eso se traduce por perdón. Y quien perdona, no juzga, sino acoge, comprende, escucha y acepta, ofreciendo la oportunidad de limpiarse y esforzarse en no volver a pecar. Sí, Padre, eso te pedimos, actuar en cada momento de nuestra vida, no tanto indiferentes, pasivos y en silencio, sino, prudentemente, abrir nuestro corazón con misericordia y amor. Amén.

domingo, 19 de junio de 2016

NECESITO TU FUERZA, SEÑOR, PARA REAFIRMARME CADA DÍA



No es fácil. Hay momentos de tribulación, de agotamiento y desfallecimiento. La debilidad se hace presente ante las tempestades y el peso de la lucha de cada día. La convicción es firme, yo, Señor, quiero seguirte, pero las tentaciones y los miedos me amenazan y tensan la fortaleza de mi voluntad. Sé que Tú estás ahí y que cuento con tu ayuda, pero mi esfuerzo se resiste a la lucha.

Mis pasiones y apetencias pesan mucho y me hostigan a cada instante. El desierto me seca la lengua y deseo refrescarla. El mundo me abre sus puertas, y bien anchas para que, no sólo me refresque, sino descanse y me sienta cómodo. Pero mi corazón no se siente bien. Necesita estar contigo, Señor, y asirse fuertemente a tu Mano. Dame la fortaleza de espíritu para, sin mirar atrás, seguir adelante.

Se enciende una luz de Resurrección. La esperanza de una vida mejor y eterna alimenta nuestra voluntad. El camino, aunque pesado, se hace ligero y alimentados por tu Espíritu nos fortalecemos y llenamos de gozo y esperanzas. Sí, Señor, Tú eres el Hijo de Dios. El Mesías que has venido a salvarnos enviado por el Padre. Tú eres la esperanza de nuestra liberación y triunfo sobre la esclavitud del pecado y la muerte.

Sí, nos lo has dicho claro: hay un camino, un camino de cruz, de persecuciones, de escarnio, de sufrimiento y de muerte crucificado, pero hay también una Resurrección. Y eso es lo importante, porque lo otro pasa, es efímero y lo que cuenta es la eternidad. Una eternidad donde todo dolor pasará y sólo queda el gozo, la fiesta y la alegría del amor. Sí, Señor, vale la pena sufrir lo que sea por alcanzar ese Tesoro del que nos hablabas hace días.

Exultante de alegría, Señor, te pido que me sigas alimentado con el alimento de tu Espíritu y me des la sabiduría de perseverar en el camino de cruz que, contigo, seré capaz de soportar y vencer. Amén.

sábado, 18 de junio de 2016

TÚ, SEÑOR, EN EL PRIMER LUGAR DE MI VIDA



La resignación es uno de los pecados más graves y peligroso. Y digo pecado, porque resignarse es asumir nuestra condición humana y mortal y de renuncia a ser feliz. No puedo dejar de recordar el cuento del aguilucho que, nacido en un nido de pata, no llego a descubrir la grandeza del vuelo, para el que había sido creado.

Hemos sido creados para la vida, no para la muerte, y dejarla escapar es un pecado, porque significa rechazar el inmenso e infinito regalo de Dios. ¿Cómo podemos dejar la Vida Eterna y tomar la vida temporal de este mundo por unos pocos años, con más penas que alegrías? Es absurdo, sin embargo ocurre así, porque experimentamos que esa es la realidad de lo que ocurre en el mundo en el que vivimos.

Y no hay otra explicación que nuestra propia ceguera, que nos impulsa a servir al dios dinero y placer que al Dios Amor. Por eso, Señor, conscientes de nuestros pecados, de nuestras debilidades y de nuestras apetencias, te pedimos, Señor, la sabiduría de elegir bien a quien servir. Porque no se trata de servir bien, sino de servir al mejor.

Y el mejor, Señor, eres Tú. Tú tienes Palabra de Vida Eterna; Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida; Tú eres el Verdadero Tesoro; Tú eres el único Señor a quien se puede servir, porque Tú das la Vida por aquellos que te aman y, también, por los que, rechazándote, les buscas y esperas pacientemente que te amen. Amén.

viernes, 17 de junio de 2016

DESCUBRIR LO QUE REALMENTE VALE

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR,08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS




¡Claro que he sido joven!, y he corrido y he hecho mucho ejercicio. He jugado y practicado deportes como el fútbol y balón-cesto, y hasta de algo mayor he tratado de mantener el ejercicio y cuidar la salud. Creo que es algo que debemos hacer y bueno para mantenerse en forma. Pero no debe ser lo principal ni lo que acapare mi vida. Debe estar siempre sometido y en función del verdadero Tesoro.

La pregunta es: ¿Y cuál es el verdadero Tesoro? No soy yo quien te vaya a responder, sino que lo hace el Evangelio de hoy: En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No os amontonéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y roban. Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben (Mt 6, 19-23). 

Por el pecado estamos sometidos e inclinados a atesorar otra clase de tesoros. Tal es el caso de las riquezas y bienes. O de otro tipo como fama, prestigio, poder...etc. Pero nuestra razón nos dice que son tesoros efímeros que pronto desaparecen. Nosotros, Señor, queremos ser liberados de esa inclinación y esclavitud y atesorar obras de amor, que son las que siempren están presente y llenan plenamente de gozo y felicidad eterna.

Y eso es lo que aprovechamos para pedirte hoy junto a todos los que pasen por este rincón y, unidos en la misma súplica y petición, elevar nuestra plegaria a Ti y solicitar sabiduría, fortaleza y paz para no desgastarnos y sostenernos en perseverar en buenas obras de amor que nos sirvan para atesorar verdaderos tesoros para el Cielo. Amén.

jueves, 16 de junio de 2016

DAME, SEÑOR, LA GRACIA DEL PERDÓN



Señor, sabemos que Tú sabes lo que necesitamos, porque somos reflejos y semejanza del Padre Dios, y, Tú, nos conoces y enviado por el Padre nos alumbras el camino para llegar a Él. Pero, de alguna manera tenemos que decirte y confesarte nuestra fe. Nuestras torpes palabras son el medio que sabemos y conocemos para llegar a Ti y expresártela.

Nos has enseñado el Padre nuestro y nos dices en él que tenemos que perdonar a quienes nos ofenden, porque en esa medida será también el perdón que recibamos. Pero también experimentamos lo que nos cuesta perdonar. Muchos confesamos que no podemos hacerlo, y otros ni lo intentan ante la imposibilidad de saber que no pueden. Sin embargo, Tú nos dices que nuestro perdón, que a cada instante te lo estamos pidiendo, será igual al que nosotros seamos capaces de dar. Y nos deja sin respuesta.

¿Cómo no intentar perdonar, a pesar de nuestra soberbia y orgullo, si Tú solamente nos perdona en la medida que nosotros perdonemos? Sí, Señor, queremos perdonar a los que nos ofenden, para luego ser perdonado de nuestras ofensas por Ti. Y queremos contar con tu ayuda, porque por nosotros solos no podremos lograrlo. Danos, Señor, esa capacidad y esa Gracia para que en tu Nombre seamos capaces de perdonar para ser también perdonados.

No entendemos ni sabemos cómo podremos lograrlo, pero si sabemos y creemos que contigo y por la acción del Espíritu Santo podremos lograrlo. Porque, Tú, Señor, no nos vas a pedir algo que nosotros no podamos lograr. Y, además, no sólo nos lo pide, sino que permaneces con nosotros para ayudarnos a lograrlo. Descubrir que si yo he sido perdonado por tu Amor y Misericordia, también tengo que perdonar a aquellos que me puedan ofender. 

Nos lo explicas muy bien en la parábola del siervo cruel, (Mt 18, 23-35) en la que perdonado un siervo por su rey, al que debía 10.000 talentos, él, luego no perdonó a un amigo cien denarios. Y fue reprobada su conducta por el rey. No sería justo pedir perdón para nosotros, y no perdonar luego nosotros.

Danos, Señor, la fuerza que cada día necesitamos para tomar con paciencia y misericordia todas las ofensas e injurias que podamos recibir y estar dispuesto y en actitud misericordiosa como Tú, Padre, lo haces con cada uno de nosotros. Amén.

miércoles, 15 de junio de 2016

LAS APARIENCIAS NOS ENGAÑAN




No es cuestión de aparentar, porque las apariencias engañan y la mentira no tiene valor ni prevalece. Todo lo que se apoya en terreno falso se derrumba y no vale para nada. Por lo tanto, construir sin el verdadero Arquitecto es construir en vano.

Y todo aquel que se precie de saber y de inteligencia, debería descubrir que lo verdadero valioso, el Tesoro escondido, es construir sobre verdadera roca. La roca que sostiene la Verdad, que es Jesús, el Hijo de Dios. Porque construir tu vida sin el concurso del Señor es perder el tiempo. Se desmorona y no tiene punto de apoyo ni consistencias para sostenerse, porque sólo en Jesús encontrará fuerza para sostenerse.

En cierta ocasión un compañero me preguntó si seguía en el camino del Señor. Mi respuesta fue que es el único camino que vale la pena seguir. Es donde únicamente, poniéndole un símil económico, se puede invertir con la seguridad de no ser engañado y la garantía de la rentabilidad. Porque, emulando a Pablo, diría también como él que sé de quien me fío. El Señor es mi Pastor y en y con Él estaré siempre a salvo. Entonces, experimento, el valor y la importancia de la fe, porque no teniendo oídos, no oyen y teniendo ojos, no ven. Y doy gracias a Dios por este valioso y gran don de la fe.

Desde ahí, Señor, te pido luz y voluntad decidida para no aparentar, para ser coherente desde mi palabra y vida. No permitas que mis labios pronuncien palabras que luego no pueda o no quiera llevarlas a la vida. Porque de ser así estaría aparentando, es decir, engañándome. Dame, Señor, la virtud de la honestidad y de la sinceridad, y nunca mentir, porque Tú eres mi publico. Y aunque los hombres no me vean y pueda engañar, Tú siempre estás presente en mi vida y sabes lo que hago y pienso.

Dame la sabiduría y la inteligencia de confesar siempre mis pecados y de perseverar en la esperanza de aceptar tu Perdón y Misericordia. En ti confío, Señor. Amén.

martes, 14 de junio de 2016

YO SÓLO NO PUEDO, SEÑOR



De antemano sé, Señor, que ese objetivo del amor es muy grande para mí. Más que grande es imposible. No puedo amar más de mis intereses, mis egoísmos y mis pasiones. Incluso, me resultaría contradictorio con mi manera humana de pensar. Estoy sometido y esclavizado por el pecado, y no puedo liberarme por mí mismo. Mi humanidad es débil, pobre, esclava, dominada por mis instintos y deseos materiales y no puedo escapar a ellos. Quiero y deseo salir, porque soy tu reflejo, Señor, pero el pecado me lo impide.

Ahora entiendo por qué te has hecho Hombre como yo; ahora entiendo por qué has bajada a la tierra para caminar junto a mí; ahora entiendo por qué te necesito y cuanto me amas al hacerte hombre como yo despojándote de tu condición Divina. Y al entregarte voluntariamente a una muerte de cruz para rescatarme del pecado y liberarme. Sí, ahora entiendo por qué soy libre, y la importancia que tiene tu participación en eso. ¡Claro", quieres liberarme y me has ofrecido a tu Hijo, Padre, para salvarme.

¡Qué ceguera me impide abrir mis ojos! ¡Cuántas dificultades para ver claro y entender tu Amor y tus deseos de que yo ame como Tú! Dame, Señor, la luz de ver, como en cierta ocasión te pidió Bartimeo, y no sólo de ver, sino de actuar y amar. Me invade una esperanza, sin comprenderlo ni saber cómo, que terminaré por amar. Por amar como Tú quieres que ame. Porque yo estoy dispuesto y sé que Tú también lo quieres,  y tu Amor es tan grande que transformará el mío y podré así amar.

Amar, no sólo a mis amigos y familiares, sino también a mis enemigos. A todos aquellos que me odian, que me han hecho mal y que no les caigo bien. Y que desde este humilde rincón pido al padre que les de la luz y la sabiduría y la paz para descubrir el verdadero y único camino de salvación. Gracias Padre.

lunes, 13 de junio de 2016

ANTORCHAS DE PAZ




Si mi luz no es de paz, reflejaré guerra. Y cada vez que reciba una misiva desafiante levantaré mi llama de fuego contra el invasor o desafiante. Y eso es el reflejo que experimentamos en el mundo en que vivimos. La violencia engendra más violencia. Antiguamente, el corazón humano, que lleva en su seno la llama de la paz, puso el límite de la venganza y de respuesta al daño causado. No se podía herir más allá que lo que era proporcional a la herida recibida. De modo que si te ha quitado un ojo, tú puedes quitar otro.

Así nació el "ojo por ojo y diente por diente". De modo que se considera justo resarcirte en el daño que has recibido. Sin embargo, un corazón compasivo y misericordioso va más allá y no desea vengarse ni tampoco resarcirse, sino perdonar. Y desde siempre el hombre ha querido perdonar, pero herido por el pecado se ha visto imposibilitado para ello.

Hoy, en el Evangelio, Jesús nos dice: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra: al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla vete con él dos. A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda.

Como puedes ver, algo contrario a nuestra razón y que experimentamos que es superior a nuestras fuerzas. ¿Cómo podemos perdonar a quien nos hace daño? Sin embargo, estamos vivos y con esperanzas de vivir eternamente porque Dios nos perdona sin condiciones y con Misericordia. Porque no merecemos el perdón. Pero, Jesús, que nos conoce y, a pesar de eso, se compromete con nosotros, y nos dice que si no somos capaces de perdonar como Él, no alcanzaremos la Vida Eterna. Porque con su ayuda podemos vencer, y Él está dispuesto a ayudarnos.

Depende, pues, de nosotros. La ayuda del Señor está garantizada. Tenemos la presencia y compañía del Espíritu Santo y en Él somos mayoría aplastante e invencible. La paz es el camino y con Jesús podemos, como  Él, ser antorchas de paz.

domingo, 12 de junio de 2016

DAME, SEÑOR, UN CORAZÓN CONTRITO Y HUMILDE



No es fácil arrepentirse. Una cosa es desearlo y otro experimentar dolor de arrepentimiento. A veces lo queremos, pero quizás no lo sentimos. Porque de sentirlo nos costaría mucho más volver a caer. Pero eso no es motivo de desespero, sino de sabernos pecadores, pobres y necesitados de Ti, Señor.

Esa es la cuestión, sentir dolor de corazón por haber pecado, Señor, y haberte ofendido. Es experimentar dolor de saber que no he hecho tu Voluntad, o, al menos, que no sé qué es lo que debo hacer. Es no sentir fuerzas para descubrir con seguridad y firmeza lo que Tú quieres. Y no saberlo porque mi voluntad flaquea y es débil, y se siente atraída por las cosas de este mundo.

Supongo que aquel fariseo no sentía ningún dolor de contrición. Es más, se sentía buen judío, cumplidor de la ley y merecedor, por su buena conducta, de estar catalogado como buena persona, respetado y hasta admirado. Y, quizás, muchos se sienten así también en nuestro tiempo. Me pregunto, ¿estoy yo entre ellos? Por eso, Señor, te pido que transformes mi corazón, porque yo no quiero sentirme así, ni tampoco estar en contra de tu voluntad.

Parto de que mi corazón está contaminado, lleno de debilidades y tentaciones; parto de que mi corazón busca comodidades y le cuesta despertar a la llamada y servicio de los demás; parto de que mi corazón busca su descanso y confort sin mirar alrededor y preocuparse por los que no lo tienen; parto de que muchas veces dudo entre hacer esto o lo otro. Sé que el Maligno me acecha y trata de confundirme y de llenarme de dudas para que no te escuche ni te atienda.

Y quiero, como la adultera pecadora, llenarte de atenciones, de agasajos y cuidados en los hermanos. Porque ahora, Señor, yo no puedo atenderte ni perfumarte los pies a Ti directamente, pero si lo puedo hacer en los que lo necesitan y son tus preferidos. Porque haciéndolo a ellos te lo hago a Ti. Gracias, Señor, espero que mi corazón, por tu Gracia, vaya transformándose en un corazón humilde, contrito, agradecido y abierto a tu Misericordia. Amén.


sábado, 11 de junio de 2016

UN TESORO ESCONDIDO



Llevados por este mundo perdemos la presencia de Dios, porque, Él, estando en el mundo no es de este, ni está en las cosas de este mundo. Porque se encuentra en el Amor del Padre que lo ha enviado para transmitirnos la Misericordia con la que el Padre nos ama y nos perdona todos nuestros pecados ofreciéndonos la Salvación.

De ahí la necesidad de estar atentos y vigilantes a la presencia de Dios para no dejarnos tentar ni vencer por las ofertas y tentaciones del Maligno, príncipe de este mundo, que, como espejismos de felicidad, nos presenta el mundo en que vivimos.

No somos de este mundo aunque vivimos en él. Y vivimos para que, en el tiempo que por él pasamos, transformarlo llevando la presencia y vivencia de Dios a y entre los hombres. Y lo hacemos cuando nuestra esperanza contagia la esperanza de aquellos que, ciegos, apoyan sus esperanzas en las cosas de aquí abajo. Y lo hacemos, cuando descubrimos que Jesús, aunque Ascendido al Cielo a la derecha del Padre, se ha quedado sacramentalmente entre nosotros para alimentarnos y darnos Vida, pero Vida Eterna.

Y, el Padre, junto al Hijo, nos ha enviado al Espíritu Santo, que nos auxilia y enseña marcando el camino de todo lo que ha recibido de Ellos. Sí, Padre, este, tu Reino, está cerca. Y eso te pedimos en este día, que nos des la sabiduría, voluntad y esperanza de sabernos salvados de todo peligro para la Vida Eterna. Amén.

viernes, 10 de junio de 2016

LA FUERZA DEL AMOR NOS VIENE DE DIOS

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR,08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS




Es difícil advertirlo y sentirlo, pero si podemos experimentarlo a lo largo de nuestra vida. La vida familiar se hace dura, a veces monótona y también rutinaria. Necesita mucha atención, cuidados y esfuerzos, y quizás nos hayamos confundido cuando al optar por el matrimonio hemos pensado que todo va a ser para vivir mejor y más confortable. 

Sí, es posible que en muchos momentos así sea, porque la unión hace la fuerza, y que el amor nos dé muchas satisfacciones y alegrías.  Pero, sabemos, que llegarán días de lluvia, de fuertes lluvias, y quizás truenos y relámpagos y vientos fuertes. El tiempo trae esas cosas, y debemos estar preparados y construir nuestro amor sobre roca. Recordamos la parábola del hombre que edifica sobre roca, Mt 7, 24-27. En ella nos dice Jesús la importancia que es poner en práctica su Palabra.

Los malos momentos, las tentaciones, las pasiones, los desamores, los sentimientos y muchas cosas más tienden a gastarse, a consumirse y a pasar de largo, pero el amor que Dios nos da, ¡¡No!! En Él se apoya nuestro humilde y pequeño amor, y en Él podemos vencer todo lo que nos tienta y nos inclina a apartarnos y romper nuestro compromiso. Y experimentamos su presencia cuando, pasadas las tormentas, descubrimos que el verdadero gozo y plenitud del amor está escondido en Él.

Y en la medida que seamos espejos y reflejos de su Amor en la tierra, especialmente en nuestro matrimonio, encontraremos sentido, satisfacción, gozo y alegría en nuestro camino. Y nuestra casa se mantendrá firme como roca a pesar de todas las pruebas y tentaciones. No se trata de caer, sino de levantarse y permanecer unidos. Nunca desgajarse del tronco amoroso que nos une, y, por la Gracia de Dios, cultivarlo para que siempre se renueve y se mantenga incandescente.

La vida, experimentamos y vamos comprendiendo en el camino, no tiene otro sentido que ser fieles a nuestro amor. No importan los tropiezos ni las caídas y fallos. Siempre, misericordiosamente, podemos levantarnos y proponernos seguir adelante con la confianza y el convencimiento que con Jesús, que está con nosotros, podemos sostenernos unidos. Amén.

jueves, 9 de junio de 2016

LA META ES LA SANTIDAD



No debemos asustarnos, porque dicho así nos parecerá imposible llegar a ser santos. Pero la verdad es que Dios, nuestro Padre, nos ha creado para ser santos. ¿Hemos reparado en ello? Nuestra meta es la santidad, y es la que debemos cumplir. Ese es nuestro mayor Ideal. Todos los demás, que nos vamos proponiendo en la medida que crecemos en estatura y madurez son secundarios. La santidad, como crecía Jesús, además de estatura y madurez, es nuestro principal objetivo y meta.

¿Cómo es posible que nos quedemos en la primera comunión? Porque hasta ahí muchos, la mayoría, de nuestros padres, nos conducen a la Iglesia a conocer a Jesús y hacer nuestra primera comunión. Pero, ¿luego? Todo se queda como nos ha advertido Jesús en la parábola del sembrador, Mt 13, 3-9. Seguramente somos los del pedregal, donde no había mucha tierra, y brotaron enseguida por no tener hondura de tierra, pero en cuanto salió el sol se agostaron y, por no tener raíz, se secaron. O quizás los de los abrojos, que al crecer los abrojos nos ahogaron.

Así parece ser nuestra semilla, que florece rápida y alegre, pero pronto se marchita y se pierde. ¿Qué ha quedado de esa alegría de la primera comunión? ¿En qué lugar del camino estamos hacia nuestra santidad? Y la responsabilidad no es nuestra solamente, también de nuestros padres y padrinos. ¡Dios mío, tendremos que pedir mucho perdón! Danos, Señor, paciencia y esperanza para sostenernos en tu Misericordia.

A pesar de lo imposible de la misión santificadora, no podemos olvidar que es Palabra de Dios. Nuestro Padre nos quiere santo, y para ello nos ha creado. Y si nos lo ha dicho así es porque podemos. Claro, no con nuestras fuerzas solamente, sino contado con Él en todo momento. Si no, ¿para qué se ha quedado el Espíritu Santo con nosotros? No simplemente para acompañarnos, sino para fortalecernos, para darnos sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios, y poder así alcanzar la santidad.

Pidamos convencido esa Gracia, que el Señor nos dará complacido y con total seguridad, porque ha enviado a su Hijo precisamente para eso, para que seamos perfecto como Él es perfecto Mt 5,46-48.

miércoles, 8 de junio de 2016

EL ESFUERZO DE CUMPLIR


En la vida todo es cumplimiento. Desde que te acuesta hasta que te levantas decimos que descansamos, pero inmediatamente, levantados, empezamos a cumplir. Cumplir con el aseo diario, vestirnos, desayuno, transporte, trabajo...etc. Familia, hijos, escuela...etc. El tiempo de cada día está lleno de obligaciones y compromisos. Es la vida, porque vivir supone todo eso.

¡¡Y no hay más!! ¡Cómo!, ¿no hay más? No hay más. Dios, nuestro Padre no viene a ponernos más. ¿No te parece ya bastante? Lo que nos dice Jesús, de parte de su Padre, es que hagamos todas esas cosas con responsabilidad, compromiso y, sobre todo con amor. Eso es precisamente lo que es la Ley, una serie de normas que regulan nuestra vida y van dirigidas al bien común.

Y nuestra vida se compone de eso, de compromisos y responsabilidades, que hechos en Nombre de Dios y su presencia, significa cumplir su Voluntad. Porque lo que nuestro Padre Dios quiere es que vivamos en paz, como buenos hermanos. Quiere que hay justicia, respeto y libertad entre todos nosotros, y que nos amemos como Él nos lo ha dicho y su Hijo, Jesús, nos lo ha enseñado. No se trata de otra cosa ni de nuevas leyes y preceptos.

Simplemente, se trata de amar a Dios, nuestro Padre, sobre todas las cosas, y santificarlo. Y luego, honrar a nuestros padres de la tierra, a nuestras familias, hijos y hermanos, y también a todos los hombres y mujeres, porque en Xto. Jesús coincidimos todos como hermanos. Así, experimentamos que estamos cumpliendo la Voluntad de Dios y amándole como Él quiere.

Pidamos, pues, esa Gracia, la de darnos cuenta que el mayor acto religioso de un hombre es cumplir con su familia, con su trabajo y con su prójimo. Y eso es lo que todos nos proponemos y lo que Jesús nos viene a decir de parte de su Padre. Amén.

martes, 7 de junio de 2016

¿DOY GUSTO Y ALUMBRO LA VIDA DE LOS QUE ME RODEAN?




Ser sal y luz es la meta que todos nos proponemos. Aunque muchos no lo sepan ni lo tengan presente, todos buscamos y nos gusta ser sal y luz. Porque los somos cuando transmitimos un mundo de esperanza, de futuro, de salvación. Y eso lo hacemos cuando, confiados en el Señor, cantamos sus alabanzas y glorias según su Palabra.

Uno de nuestros grandes errores es buscar esa alegría y testimonio en cosas grandes, heroicas o que llamen la atención. ¿Dónde se dice eso? No se trata de eso, simplemente se trata de amar. Y amar se hace desde lo pequeño a lo grande. Donde estés y donde la vida te exija esa sonrisa, esa palabra de esperanza, ese servicio o esa repuesta agradecida.

En cualquier instante y momento de nuestras vidas podemos ser sal y luz. Y lo somos cuando eres capaz de guardar silencio y con debida prudencia tratar de no herir; cuando te esfuerzas en ser respetuoso y mirar si estás marginando a alguien; cuando miras y te preocupas por que el otro se sienta bien y atendido; cuando tratas de, más que hablar, vivir tu amor. Porque lo que convence no son tus palabras ni las mías, sino cuando comprobamos y experimentamos que tus palabras coinciden con tu vida.

¿Qué pensarían de mí si lo que digo no se corresponde con mi vida? Indudablemente, ¡todo se vendría abajo!, ¿no? Otra cosa es que mi vida presenta fallos, debilidades, errores y fracasos, y en muchos instantes pierdo el control y no doy buen ejemplo. Eso, simplemente, significa que soy pecador, pobre y mísero, y que, por eso, como todos ustedes necesito el Perdón y la Misericordia de Dios. El único Perfecto.

Por eso, insistentemente y sin desfallecer, no dejemos de pedir a cada instante la fortaleza y la voluntad de estar siempre dispuesto a ser sal y luz, y con nuestro humilde esfuerzo en el Espíritu Santo, contagiar de alegría y esperanza este mundo y alumbrarlo hacia la Casa del Padre, el lugar donde ya la alegría y la paz estarán eternamente presente. Amén.

lunes, 6 de junio de 2016

QUIERO SER, SEÑOR, BIENAVENTURADO



Esa es la lucha de cada día, la de contarme entre tus bienaventurados. Y no es fácil, Señor, porque para lograrlo hay que seguirte, y seguirte a Ti supone un camino de cruz, de renuncias y desapegos; de olvidos de ti mismo y de entregas sin condiciones. Seguirte a Ti es aceptar ir muriendo cada día a mis egoísmos hasta llegar a ser libre por y en tu Amor.

¡Qué hermoso y bonito es alcanzarlo y quererlo! Pero qué difícil es recorrerlo. La locura sería querer andarlo sin tu concurso. Ese sería el disparate más grande que podamos cometer. Hay muchos que así lo piensan y lo comienzan. Quieren, ensoberbecidos y orgullosos, alcanzar la felicidad por sí mismos y creen poder conseguirlo. No advierte su esclavitud por el pecado y no observan que están sometidos a su propia humanidad herida y pecadora. ¡Cómo olvidarnos de Ti, Señor, a la hora de superar mis pecados!

Te necesitamos ardientemente y desperadamente. No sabremos ni podemos dar un simple paso sin tu Espíritu reconfortante y tu Amor ardiente. Todo nos remite a Ti, porque Tú estás en todas partes. Y vivir tu bienaventuranzas es vivir en, con y por Ti. Tú eres el impulso y la fuerza que nos mueve y nos transforma; Tú, mi Señor, eres la esperanza que alimentas mi espíritu y lo conviertes según tu Voluntad. Tú, mi Señor, eres la llama que no cesa y que renuevas mi vida constantemente y a cada instante. ¿A dónde voy sin Ti?

¡Señor, llena mi vida de Ti! ¡Señor, dame la sabiduría de saber escuchar y seguir tus Señales, tus Pasos y tu Palabra! Dame la Gracia de contar entre tus bienvaventurados y ser pobre de espíritu, manso, compasivo, misericordios, sediento y hambriento de justicia, limpio de corazón y bien intencionado, buscador de la paz y dispuesto a sufrir injurias, persecuciones y toda clase de mal por Ti. Porque sé que detras de ese camino está la plenitud del gozo y de la Vida Eterna.

Porque, Tú, Señor, tienes Palabra de Vida Eterna: "Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros". Amén.

domingo, 5 de junio de 2016

¡SEÑOR, VIDA ETERNA!



Claro que me gustaría que me curaras, Señor, y también que me salvaras de la muerte en este mundo. Pero, sé que tendrá que llegar mi hora final en este camino mundano, y, también sé, que en esa hora Tú no podrás intervenir porque así lo has dispuesto tu mismo. Y tendré que compartir esa hora final de mi vida, es decir, mi muerte, contigo. Y esa es la hora más gloriosa e importante de la vida de todo hombre.

Eso es lo que quiero pedirte hoy, Señor. Ser salvado en esa hora final de mi vida para estar contigo y gozar de tu compañía eternamente. Porque esa es la salvación definitiva y eterna. Eso es lo que cuenta, Señor y eso es lo que te pido: "Ser sanado el día de la muerte de este mundo y quedar limpio de pecado, para reunirme contigo. Todo lo demás es transitorio y secundario.

Dame, Señor, la Gracia de saber el día y la hora de mi partida, para disponerme y prepararme al encuentro contigo. Has que mi vida sea una total preparación para ese momento tan importante y crucial, y que todos mis esfuerzos vayan en esa dirección, es decir, a cumplir tu santa Voluntad: "Amar", pues ese es tu Mensaje y tu Testimonio, amar hasta el extremo.

sábado, 4 de junio de 2016

REZAR ES SEGUIR EN EL CAMINO, COMO MARÍA Y JOSÉ


No es fácil continuar el camino de conversión ante tantas sorpresas y dificultades. Hay muchas lagunas que ni siquiera podemos  superar, sino simplemente sortear y dejarlas atrás conservándolas en nuestro corazón. Y eso exige esfuerzo, voluntad, perseverancia y, sobre todo, confianza.  Y en eso, María y José nos dan ejemplo y nos alumbran el camino.

En eso consiste nuestra oración de hoy, la súplica para fortalecernos y no desfallecer. Sí, Señor, queremos seguirte a pesar de no entender muchas cosas y muchas actitudes que nos confunden y desaniman. El diablo está metido también en la Iglesia y consigue confundir y desviar a muchos de nosotros, que multiplicamos sus efectos y aumentamos el daño y las heridas.

Necesitamos la fuerza de tu Gracia, Señor, para crecer también en sabiduría y madurez según tu Voluntad. El ejemplo de María y José ante la sorpresa del comportamiento de Jesús nos marca la pauta para también nosotros, llenos de paciencia y esperanza, soportar los interrogantes y misterios que no entendamos y que construyen barreras que pueden dificultar nuestro camino.

Danos, Señor, la Gracia de sentirnos acompañados, protegidos y comprendidos por nuestra Madre, María, y con la misma actitud que ella tuvo contigo, siendo dócil a tu Voluntad,  dejarnos que tu Gracia nos inunde y nos transforme para crecer en sabiduría y en madurez y poder amar y servir como Tú, nuestro Señor, nos has enseñado. Amén.

viernes, 3 de junio de 2016

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR,08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS



Siempre. Señor, seré oveja perdida, porque en cualquier momento que me aleje de Ti estará el lobo del Maligno pendiente de confundirme, tentarme y alejarme de Ti. Necesito estar siempre en tu presencia y no alejarme de tu pastoreo y vigilancia. Y eso se consigue no alejándome de la Iglesia, el redil donde estaré protegido de todo peligro. Es verdad que a veces el Maligno se viste de oveja y se introduce dentro del redil, pero Tú nos has prometido el auxilio del Espíritu Santo para defendernos e iluminarnos y saber por donde tendremos que ir.

Y a Él recurrimos confiados en su auxilio y protección. Es también verdad que estando unidos seremos mucho más fuertes e iremos más seguros. Por eso, Señor, queemos estar siempre dentro de tu rebaño y entre tus elegidos y protegidos, y para eso te pedimos que fortalezcas nuestra voluntad y aumentes nuestra sabiduría para saber que lo mejor para tener buenos pastos es dejarnos pastorear por Ti.

Danos, Señor, la Gracia de estar siempre entre las noventa y nueve que dejas en el campo y la alegría de también celebrar el encuentro de la perdida y de colaborar, junto a todas, para que ninguna se pierda.

Gracias, Señor, por tu pastoreo y por cuidarnos tanto hasta el punto de entregar tu Vida por salvarnos. Danos también la Gracia de dejarnos amar y de que nuestro amor se fortalezca y crezca para perseverar y permanecer siempre entre los de tu rebaño. Amén.

jueves, 2 de junio de 2016

UN AMOR QUE EXIGE RENUNCIA Y DESPRENDIMIENTOS



Todo está contenido en lo mismo. No hay más. El egoísmo de administrar tu propia vida y no compartirla te separa del otro y te impide amarlo. Cuando no se ama es porque no se comprende. La misericordia exige fundamentalmente eso, comprender. No persigue ni busca justicia, sino comprensión. Y al comprender, perdonas. Perdonas lo injustamente hecho.

Porque perdonar no es que no se reconozca el error, la falta o pecado, sino que se comprende la debilidad, la necedad, la fuerza del egoísmo que ha llegado a vencerte y hacerte errar. Misericordia quiero y no sacrificios (Mt 9, 13), dice el Señor. Esa es la clave de nuestro amor. Realmente amamos cuando somos capaces de ser misericordiosos. No como a nosotros nos gustaría o pensamos, sino como el Padre es con nosotros. La medicina es el ejercicio del esfuerzo de parecernos con el Padre.

Y eso ya sabemos que ruta nos marca. Reflexión y escucha de la Palabra, Penitencia y Eucaristía. Todo lo demás irá viniendo por el camino. Y sobre esa Roca, que es la Palabra y la Eucaristía, se construye el único y verdadero amor. Un amor que no se escapa de tempestades, de tormentas y fracasos, pero un amor que, apoyado en la acción del Espíritu, está capacitado y preparado para soportarlo todo. Un amor capaz de exigirse renuncias y desprendimientos, y capaz de madurar y crecer hasta gozar en el darse más que en el recibir.

Pero llegar a ese momento y experiencias exigen un camino y un dolor. No es fácil, pero sí es posible. Posible si se recorre bien acompañado. La verdad no se aprende en los libros, sino en el propio camino. Tampoco está en el cambio, sino en la actitud del que quiere cambiar. No se trata de buscar en otros lo que no encuentras en el tuyo, porque eres tú y el otro quienes tienen que experimentar esas renuncias que exigen, y esos desprendimientos que buscan.

Sólo quien ha sido capaz de renunciar a su Divinidad, tomando naturaleza humana y despojándose de todo rango, sabe entender eso. Por eso es el Único que tiene autoridad para decirnos que: "Ámense como Yo les he amado". Y eso te pedimos, Señor. Amén.

miércoles, 1 de junio de 2016

DISIPAS MIS DUDAS, SEÑOR



No me asustan las dudas, Señor, porque sé que mi capacidad no puede alcanzarte ni entenderte. Si así fuera mi desilusionaría, porque sería un dios entendible, capaz de comprender. Y eso significaría que no serías dios. Mi sentido común me dice que Tú tienes que ser un Dios Grande, Inmenso, Poderoso y Creador. Un Dios capaz de crear todo lo que mis ojos pueden, de momento, alcanzar a ver. Un Dios que no se puede explicar, y menos entender, porque su Inmensidad es ininteligible e inefable.

Un Dios que está por encima de todo lo que existe, porque la existencia ha salido de Él. Un Dios del que me fío y del que espero la plena felicidad en el otro mundo que Él nos tiene prometido. Tratar de entenderlo es rechazarlo, porque la misión será imposible.

Resultará inexplicable tratar de explicarlo, porque nuestra mente no alcanza para comprender. Por eso, tomar la actitud y postura de los saduceos es cerrarse los ojos a la luz porque no vemos de donde nos viene la luz. Sabemos que es el sol quien nos alumbra, pero, ¿de dónde ha salido? 

Hoy, Señor, quiero abandonarme a tu Palabra y creer en tu promesa: ¿No estáis en un error precisamente por esto, por no entender las Escrituras ni el poder de Dios? Pues cuando resuciten de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, sino que serán como ángeles en los cielos. 

Danos, Señor, la sabiduría de permanecer en tu Palabra y confiar en que en la medida de que nuestros pasos se dirijan hacia Ti, tu huella de amor se vaya fraguando en nosotros y nos vaya conformando a tu imagen y semejanza para vivir en la esperanza de reafirmarnos en tu Amor y Misericordia. Amén.