Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

lunes, 31 de octubre de 2016

LA DIFICULTAD DE AMAR

Confieso y reconozco que mi corazón está sucio y endurecido por el pecado. Un corazón que ama en la esperanza de ser amado es un corazón que busca recompensa en este mundo. Un corazón que no ama de forma gratuita sino por alcanzar la recompensa. Y reconozco, Señor, que soy esclavo de mis propias miserias. Nunca podré liberarme sin tu Gracia.

Mi identifico con el publicano de la parábola, Lc 18, 9-14, y también con Zaqueo, el Evangelio de ayer domingo. El primero fue justificado y el segundo cambió su corazón. También yo te pido, Señor, que me cambies y transformes mi corazón, porque soy un pecador y necesito tu Gracia para amar como Tú me amas. Sólo Tú, Señor, puedes cambiar mi corazón egoísta y endurecido.

Eso es lo que hoy, desde este rincón de oración, te pido, Señor. ¡Conviérteme y transfórmame! Dame, Señor, la paciencia y perseverancia para saber esperar. Y, sobre todo, confiar. Confiar en que Tú, como al publicano y Zaqueo, cambiarás mi endurecido corazón por uno semejante al tuyo. Amén.

domingo, 30 de octubre de 2016

UN CORAZÓN COMO EL DE ZAQUEO

Sí, Señor, quisiera tener un corazón como el de Zaqueo, capaz de dejarse transformar por tu Palabra y de dar un giro radical a su vida. Eso te pido, Señor, de forma concreta y firme. Dame un corazón capaz de cambiar, de hacer vida en él tu Palabra y tu mensaje de amor.

Pero, para eso, Señor, quizás tenga que experimentar ese deseo, como Zaqueo, de conocerte, de buscarte y de atreverme, sin miedo al ridículo, subir al árbol de mi vida para verte pasar. Abre mis oídos, Señor, para, en el silencio de mi corazón, escuchar tus Palabras y ser capaz de dejarlas actuar, en el Espíritu Santo, dentro de mí, para transformar mi corazón.

Despierta mi corazón para que avive el impulso de buscarte y de dejarme encontrar como hizo Zaqueo. Ablanda mi corazón y llénalo de sabiduría para en la escucha de tu Palabra sepa discernir tu Voluntad. Señor, que mi torpeza y mis egoísmos no sean obstáculos que me impidan hacer tu Voluntad. Sé que sin tu Gracia me será imposible vencerlas y eso te pido con todo mi corazón.

Ablándame, Señor, y seréname hasta el punto de revestirme de humildad y de paz, para aceptar mi condición pecadora y mi esperanza en tu misericordia. Lléname de esperanza y de amor para despojarme de todos los obstáculos que me separan de Ti.

 Quiero buscarte, Señor, y escuchar tu invitación de cada día a ser mejor. Y vivir en esa actitud de, poco a poco, ir dando pasos hasta convertir todo mi corazón en hacer tu Voluntad. Amén.

sábado, 29 de octubre de 2016

HUMILDES PARA SERVIR

No se puede servir si no se es humilde. Diríamos que la humildad es la principal virtud para ponerse al servicio de los demás. El hecho de ocupar los primeros puestos no significa que seamos los mejores, aunque eso aparentemente parezca y se tenga como costumbre y tradición.

Nuestra relevancia parece estar representada según el lugar que ocupemos, tanto en la categoría social que nos corresponda como en los momentos celebrativos o puntuales de las fiestas. De ahí que, los que se tienen como importantes busquen los primeros puestos. Indudablemente que eso nos gusta a todos, pero también todos sabemos que el mayor poder y privilegio es servir a los demás.

Por lo tanto, si buscamos los primeros puestos para servirnos y que nos sirvan, vamos por camino erróneo. Ahora, si ese primer puesto busca servir mejor a los demás, el camino es el acertado. Ese es el sentido que Jesús, al menos en mi humilde opinión, descubro que hoy nos dice. No nos ensalcemos, porque de esa forma seremos humillados. Y tratemos de ser humildes, y seremos ensalzados.

La autoridad se gana con la verdad, y la verdad nos pone en los primeros lugares. Pidamos que la humildad sea siempre nuestra bandera y que, estemos donde estemos, seamos siempre humildes y en actitud de servir por amor. Porque cuando servimos no pensamos ni buscamos primeros lugares. Jesús, el Señor, nos lo enseña con su ejemplo de vida. El lavatorio de los pies en la última cena es un claro ejemplo.

Señor, conscientes de nuestra humanidad pecadora, y lo difícil que nos resulta ser humildes, te pedimos que, como tu Madre, María, seamos obedientes y dócil a tu Palabra y, por su intercesión, transforma nuestros corazones endurecidos y soberbios por unos corazones suaves, tiernos y llenos de amor y paz. Amén.

viernes, 28 de octubre de 2016

EL EFECTO DE LA ORACIÓN

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS



La oración, esa es la pregunta del millón. Porque decimos que creemos, pero luego nos parece no ver sus efectos y, quizás, nos desanimamos, aunque no decimos nada. Pero, silenciosamente, dejamos de orar, o, al menos, de hacerlo con fervor y de forma más rutinaria. ¿Realmente creemos?

Mi experiencia va por ahí. A veces tengo esa sensación que la hago como un cumplimiento y de forma rutinaria. Y tengo la sensación que cuando la hago me quito, como si de un peso u obligación se tratara, de encima. Confieso que me he confesado, valga la redundancia, de esa actitud. Sin embargo, me ha animado el haber oído en Radio María, hace ya días, un comentario sobre una reflexión que hablaba de la importancia de nuestra voluntad.

Explicaban que la voluntad es lo importante. Que a pesar de nuestras distracciones, nuestros cansancio, nuestros desánimos, nuestros gustos y apetencias, el estar ahí tratando de entregar, al menos, nuestra voluntad, el Señor lo valora. Porque de una u otra forma, bien o menos bien, tú decides estar ahí, en su presencia pidiéndole que te transforme, que te cambie y te dé un corazón que descubra el gozo de amar y de contemplarle.

Creo, y pido al Señor que me ilumine, cada día más, que el Señor sólo quiere de nosotros nuestra confianza, nuestra perseverancia y fe. Busca que se la entreguemos. De ahí el valor de nuestra voluntad, y luego todo lo demás correrá de su cuenta. Él es quien nos cambia, quien nos ilumina, quien nos fortalece y nos da todo lo que necesitamos para que gocemos en la oración y hagamos cosas tan hermosas y maravillosas como Él hizo.

Y esa es nuestra esperanza. Abrirle nuestro corazón al Señor y ponernos en oración con Él. Y estar en su presencia dispuesto y prestos a su llamada. Porque, quizás, también nos elige para esa misión que pensamos que podemos hacer. Sólo nos falta decidirnos y contar con el Espíritu Santo. 

No dejemos de orar y contar con el Señor para decidir el camino de nuestra vida. Amén.

jueves, 27 de octubre de 2016

UNIDOS A TI PARA CAMINAR FIRMES Y SEGURO

No podemos ignorar los peligros que nos acechan. Somos carne humana, débil y frágil. Inclinada a dejarse tentar por las apetencias, apegos y pasiones de nuestra debilitada naturaleza humana. La cárcel que nos aprisiona y esclaviza. Y cuyo guardián, con malas intenciones, y príncipe del mundo, trata de mostrárnosla hermosa, apetecida y gozosa para vivirla en este mundo.

Mentiras sobre mentiras. Nuestra esclavitud es el pecado, y en él estamos aprisionado y debilitado. Y nuestros deseos son la liberación. Liberación que el mundo nos oferta apoyada en el poder, la riqueza y el placer, pero que, experimentados, percibimos el vacío, la tristeza, el sin sentido y la muerte.

Sólo en el Señor encontramos la libertad y la liberación de esa esclavitud del pecado. Sólo, por su Gracia, y adherido a la acción del Espíritu Santo, encontramos la fortaleza, la sabiduría, la inteligencia y la voluntad para combatir, afirmarnos y vencer los peligros y tentaciones que se nos presenta a lo largo del camino de nuestra vida. 

Sí, Señor, como Tú, queremos recorrer nuestro camino hasta llegar a Jerusalén. A nuestra Jerusalén particular donde encontraremos tu Gracia y tu Misericordia. A la Jerusalén de nuestra hora, donde, junto a Ti, podremos descansar y encontrar ese remanso de paz, de gozo y felicidad plena. Porque sólo Tú, mi Señor, eres el Camino, la Verdad y la Vida.

Danos esa fortaleza y sabiduría para que, aderezada nuestra voluntad con la fuerza de tu Espíritu, sepamos rechazar y vencer todos esos peligros que el príncipe del mundo nos presenta para alejarnos de Ti. Amén.

miércoles, 26 de octubre de 2016

DAME, SEÑOR, FORTALEZA PARA ENTRAR POR LA PUERTA ESTRECHA

Dame, Señor, la Gracia y la sabiduría de esforzarme y perseverar en la lucha de cada día para atravesar la puerta estrecha. Porque esa es la puerta que conduce a la Casa del Padre a la que Tú has ido a prepararnos una mansión para la eternidad. Danos, Señor, la sabiduría de no desaprovechar este tiempo de salvación e injertado en el Espíritu Santo dejarnos guiar por su acción.

Señor, que descubramos que nuestra mejor oración es la de servir a los demás. Que la intimidad contigo nos fortalezca para llevar a cabo el cumplimiento de tu Voluntad, que no es otra que el amar. Amar como Tú nos amas.

Ilumina nuestro camino, Señor, para que nuestra preocupación no esté tanto en mirar para nuestra salvación, cuanto en servir y amar a todos los hombres, porque en esa consiste la Ley y los profetas. Todos nuestros esfuerzos deben ir dirigidos a servir. ¿El modelo? La noche de la Santa Cena, donde Jesús lavó los pies a todos sus apóstoles. Signo de servicio por amor.

Entrar por la puerta estrecha no se logra con oraciones, misas, rosarios y más cosas, sino si esas oraciones, misas, rosarios y más cosas nos sirven para fortalecernos en el servicio y el amor a los demás. Así, el Señor, nos abrirá siempre la puerta para que entremos y gocemos de su compañía y presencia. Amén.

martes, 25 de octubre de 2016

HAZ, SEÑOR, QUE MI VIDA FERMENTE EN LA MASA

A veces no sé si soy fermento o si realmente estoy dentro de la masa. Porque si no lo estoy no puedo fermentarla. Y es posible que lo esté, pero no con la suficiente levadura para fermentarla. Y eso te pido, Señor, la capacidad y el fermento de fermentar, valga la redundancia, la masa.

Con frecuencia creemos que fermentar la masa se trata de hacer algo importante. Algo que se notado y que revolucione el entorno. Y es posible que se creemos y buscamos eso, nunca fermentaremos la masa de nuestra vida ni la de los que están en nuestro entorno. Y no advertimos que la masa y la semilla empiezan tanto a fermentar como a crecer desde algo muy pequeño que no se hace visible al principio, pero que con el tiempo sorprende por su grandeza y magnitud.

Así suceden las cosas en nuestras vidas. No sabemos como ocurren, pero ocurren. Experimentamos muchas cosas en nuestras vidas que nunca pensamos que pasarían ni a las que llegaríamos, pero advertimos, sin darnos cuenta, que han llegado. La Gracia de Dios es la que hace fermentar y crecer tanto la masa en la que estamos inmerso en nuestra vida, como la semilla que hemos plantado dentro de nuestro corazón.

Miramos para atrás, no como nostálgicos y apesadumbrados, sino para ver el camino que hemos recorrido y lo que hemos avanzado. Y la cantidad de masa que quizás hemos preparado para que fermenten ahora o quizás algún día. Será la Gracia del Señor la que mueve los hilos y la que recogerá los frutos. Pues todo es por y para su Gloria.

Confiados en tu Palabra y en tu Gracia e Infinita Misericordia, te pedimos, Señor, que infundas en nuestros corazones la Gracia de ser grano de trigo que crece y se extiende derramando tu Palabra, y fermento que, dentro de la masa, la llena de tu Palabra y proclama tu salvación. Amén.

lunes, 24 de octubre de 2016

CONFIESO MI PECADO

No puedo excluirme, porque muchas veces vivo mi tiempo en función de mis gustos y placeres. Y el domingo lo he utilizado para aprovecharlo según mis intereses. No creo que tenga mucha diferencia con los hipócritas de aquel tiempo. Por eso, aprovechando tu Palabra del Evangelio de hoy, quiero, Señor, pedirte que pongas en mi corazón el anhelo de reservar un tiempo especial para Ti.

Pero, no sólo el domingo, que es un tiempo muy importante, porque es el comienzo de la semana y el día de tu Resurrección, sino cada día de mi vida, porque de las veinticuatro horas que tiene el día, puedo dedicarte un instante al menos, para estar contigo. Y también el domingo, pero sabes que estos tiempos modernos que me ha tocado vivir, muchas profesiones utilizan el domingo para trabajar. Y, curiosamente, es el día que más movimiento tienen en sus trabajos.

De todos modos, Señor, lo verdaderamente importante es tener un espacio de tiempo e íntimo contigo, y que tu Palabra vaya horadando mi corazón hasta hacerte un lugar dentro de él. De modo que su palpitar vaya a tu ritmo, siguiendo tus pasos e intenciones de amor. Sé que eso hará que te busque y que pase contigo buenos ratos. Quizás no sean el domingo, pero sé que Tú me entiendes y no te niegas a estar conmigo un lunes o cualquier otro día, y todos los días en los momentos especiales que puedo parar y aparcar todo lo demás para hablar y reflexionar contigo.

Quiero pedirte que me ayudes a intimar contigo y que ocupes el primer lugar en mi vida. Quiero pedirte que mi rumbo sea tu Rumbo y que Tú seas el Patrón de mi humilde barca. Quiero pedirte perdón, como lo hizo ayer aquel publicano arrepentido y humillado. 

Y quiero pedirte y suplicarte que tomes mi vida y me arranques mi corazón podrido, endurecido y calloso de los apegos y apetencias de este mundo y pongas en su lugar un corazón tierno, suave, renovado, de niño dócil a tu Palabra y dispuesto a tenerte como el mejor amigo y lo primero de mi vida. Amén.

domingo, 23 de octubre de 2016

DAME UN CORAZÓN SINCERO Y HUMILDE

Sin darnos cuenta, corriendo deprisa y sin saber exactamente el recorrido de nuestra vida, pensamos en esconder todas nuestras faltas, y disimular nuestros pecados. Nos importa quedar bien para conseguir lo que nos hemos propuesto. Ni siquiera descubrimos que los afanes por conseguir cosas no tienen mucho sentido, porque las cosas desaparecen, son caducas.

Hoy, si nos paramos y pensamos, recordamos todas las cosas que hemos tenidos, ¿y de qué nos han servido? Sí, posiblemente nos han sido útiles, pero, ¿tanto afán era necesario? ¿Tanto valor significaban esas cosas que me enfrentó con mi familia? Y podemos, reflexionando, tirar de nuestra propia manta.

Todo saldrá a la luz y toda se conocerá. Eso tiene sentido y es lógico. La mentira tiene sus días contados, y con ella el engaño. La verdad descubrirá todo lo que se esconda en la mentira. Por lo tanto, las apariencias sirven de poco y el no reconocernos como somos servirá aun menos. Vivir en la altivez y la suficiencia, creyéndote mejor que otros es vivir auto engañado. 

Todos tenemos defectos, cometemos errores y pecamos. Somos esclavos del egoísmo y del error, pero también del orgullo y la soberbia. Y nos cuesta abajarnos con humildad. La parábola del fariseo y publicano es una muestra y retrato de como somos realmente. Nuestro Señor Jesús, el Hermano Mayor, nos conoce y nos retrata. Y nos aconseja que, sólo con humildad, seremos capaces de alcanzar la Misericordia del Padre.

Pidamos, pues, ser humildes y capaces por tanto de postrarnos, como aquel publicano, ante el Señor, y pedirle, con todo nuestro corazón y avergonzados de nuestras miserias, su perdón. Pedirle su compasión porque nos reconocemos pecadores. Amén.

sábado, 22 de octubre de 2016

FORTALECIDOS Y ESPERANZADOS EN TU PACIENCIA Y MISERICORDIA

Gracias, Señor, por tu Paciencia y tu Misericordia. ¿Qué sería de mí sin ellas? Mi vida, mi pobre vida no merece tanta paciencia y, menos, misericordia. Mis pecados me impiden dar frutos. Soy víctima de mis pasiones, de mis apetencias y esclavitudes; de mis egoísmos. 

Soy higuera estéril que no da frutos e indigna de merecer perdón y misericordia. ¿Qué más puedo decir? Sin embargo, por la Misericordia de Dios, me siento reconfortado y esperanzado. Tus Palabras de hoy, Señor, no sólo accedes a darme más tiempo, sostienes mi vida, sino a darme la Vida de la Gracia contenida en y por tus sacramentos.

Así, alimentado con tu Cuerpo y Sangre, bajo las especies del pan y vino, puedo fertilizar y alimentar mis raíces y dar esos frutos que Tú esperas recoger de mí. Gracias, Señor, porque tu Misericordia me sostiene y me fortalece. Gracias, Señor, porque tu Infinita Paciencia me da la oportunidad de recuperarme, de levantarme y de reiniciar el camino que tu Infinita Misericordia me regala.

Gracias, Señor porque eres el agua viva que riegas mi vida y que la fertilizas con los frutos que nacen de tu Amor. Amén.

viernes, 21 de octubre de 2016

DANOS SABIDURÍA, SEÑOR, PARA ALUMBRAR NUESTRA VIDA SEGÚN TU PALABRA

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS



Cada día trae sus afanes y sus inquietudes, pero nosotros acostumbramos a fijarnos en el tiempo y mirar a ver que nos dicen las nubes. Con la experiencia sabemos interpretar y sospechar cuando amenaza lluvia y cuando no. Sin embargo, los acontecimientos de nuestra vida los tratamos de resolver desde nuestros conocimientos e intereses. ¿Por qué no miramos y reflexionamos la Palabra de Dios? Es ella la que alumbra nuestra vida y la que le da sentido y orientación.

Lo mismo que nos guiamos por el parte meteorológico, para discernir sobre el tiempo, debemos leer y escuchar la Palabra de Dios para, reflexionando, encontrar caminos de luz y de discernimiento. Para que impere en nosotros el sentido común y las buenas intenciones. Discernir los acontecimientos de nuestras vidas es absolutamente necesario, pero hacerlo desde la Palabra de Dios y abandonados a la acción del Espíritu Santo, para descubrir lo que es justo y verdadero.

Pidamos al Espíritu de Dios esa capacidad de discernimiento, de consejo, de inteligencia, de sabiduría, de capacidad de oración, de caridad y amor. Pidamos que no apartemos nuestros oídos de la escucha atenta de su Palabra y nuestros ojos de su lectura serena, reflexiva y en Manos del Espíritu Santo. Amén.

jueves, 20 de octubre de 2016

QUIERO, SEÑOR, QUE MI CORAZÓN ARDA DE AMOR COMO EL TUYO

Eso es lo que quiero, Señor, arder de deseos de amar y contagiar al mundo en el que vivo de esa clase de amor. Pero se me hace difícil, costoso y casi imposible lograrlo. Mi corazón no logra arder lo suficiente para prender a otros. Peor, se enfría y amenaza con apagarse él. Por eso, Señor, recurro a Ti y confío en Ti.

En Ti, Señor, pongo todas mis esperanzas y todas mis fuerzas. Descanso todas mis batallas y luchas que, siendo infructuosas, apoyo en tu Palabra y tu Poder. Recuerdo esos consejos que me dabas haces días, Lc 18, 1-8, y me esfuerzo en ser constante y perseverante en pedirte cada día las fuerzas y voluntad que necesito para sostener mi corazón prendido del tuyo y también quemar a todos aquellos de buena voluntad que se acerquen a mí.

Danos, Señor, la virtud de la perseverancia para no desfallecer a pesar de no ver los frutos y experimentar que el mundo va peor cada día. Danos la confianza y la esperanza de sabernos escuchado, atendidos y protegidos por Ti, y la fortaleza de no abandonarnos ni rendirnos en manos de los enemigos que quieren apara el fuego de amor de nuestros corazones.

Esa es nuestra oración de hoy. Unidos todos los que pasemos por este humilde rincón, y tomados de la mano, elevemos nuestras oraciones al Señor para que el mundo, prendido del fuego de amor del Señor, sea capaz de vivir en paz, justicia, fraternidad y verdadero amor como el Padre y el Hijo viven. Amén.

miércoles, 19 de octubre de 2016

¡CUIDADO!, PORQUE PODEMOS SER SORPRENDIDOS

Es fácil confundirse y olvidarse de que lo que soy y he recibido es para servicio y bien de todos. Y es fácil porque también se hace difícil entenderlo. Descubrir que esas habilidades, inteligencia o dones que tengo, que sobre salen por encima de los demás, no son para mi provecho y lucimiento, sino para administrarlo en el bien y provecho de los que más lo necesiten.

Realmente, cuesta bastante entenderlo y, más todavía, ponerlos al servicio de la comunidad. Sí, cuesta, porque pensamos que nos lo merecemos; sí, cuesta, porque creemos que, por el empeño y voluntad que hayamos puesto en educarlos y perfeccionarlos, son nuestros y nos lo merecemos. Sólo, en el atardecer de nuestra vida empezamos a entender que todo nos viene y procede de nuestro Padre Dios.

Y hoy, el Señor, nos lo dice y recuerda en este Evangelio. Somos simples administradores, y vendrá, cuando menos lo pensemos, a ver la obra de nuestra administración. Y según nuestro trabajo nos recompensará. Sabemos lo frágil y débiles que somos, y que estamos inclinados a dejarnos llevar por las ofertas, placeres y sugerencia de este mundo. La tentación está siempre en la puerta esperándonos.

Pidamos fuerza y sabiduría para no caer. Pidamos que nuestra voluntad, edificada sobre roca, nos sostenga y nos dé la consistencias necesaria para perseverar y actuar siempre honestamente y rectamente según la Voluntad del Señor. Pidamos mesura y conocimiento para saber que somos simples administradores de todo los dones recibidos, y que nos han sido dado para servir y evangelizar a aquellos que, quizás, no le conocen.

Y en la medida que lo hagamos, ganaremos la confianza y el premio que el Señor nos ha prometido. Tal es encontrar la paz y el gozo eterno junto a El. Unamos nuestras manos y elevemos nuestras oraciones juntos a María, la Madre misericordiosa, que nos cobija y nos sirve de intermediaria para acompañarnos por el camino que nos lleva a encontrarnos con su Hijo. Amén.

martes, 18 de octubre de 2016

PROCLAMAR PARA CONOCER


Bien es sabido que lo que no se conoce no se puede querer ni desear. Es necesario saber que existe tú para que el yo te quiera. Y la razón de proclamar la Buena Noticia de salvación es para que los hombres la conozcan y la puedan buscar y desear. El sentido común nos lo razona claramente.

Sería injusto y absurdo que teniendo una oportunidad, nuestra vida, para salvarnos, la desperdiciemos por ignorancia y desconocimiento. Además, estando esa huella de salvación dentro de nuestro corazón. Por eso, necesitamos que se nos anuncie y se nos explique, para, conociéndola, podamos amarla y poder salvarnos. Y esa es la misión de nuestro Señor Jesús, que ha dejado en sus apóstoles como continuadores después de su Resurrección a los Cielos.

Por eso, el cristiano se siente responsabilizado a dar testimonio de su fe. Una fe que se sugiere, que se ofrece, que se propone y que se comparte. Una fe que se da a conocer libremente, para que tú, también de forma libre, elijas tomarla o dejarla. Sin imposiciones ni presiones. Desde la libertad de decidir y elegir por ti mismo. Y así es, observamos que muchos, libremente y por su propia voluntad, la rechazan. Y son respetados. Jesús también los respetó.

Pero eso no nos exime de compartirla y anunciarla. Porque a todo aquel que le sea anunciada le será también cargada su responsabilidad de aceptarla o no. De momento sabemos que aquí no nos quedamos, y que luego nos reuniremos con el Padre. Sí, muchos no lo creen, pero llegará el día. Y es esa la hora donde se nos pedirá cuenta de nuestra responsabilidad.

Pidamos al Señor la fortaleza, la sabiduría y la paz de recibir la luz de la Verdad y de saber proclamarla y llevarla, ofreciéndola con libertad y voluntariamente a todos aquellos que, libremente, decidan abrazarla. Amén.

lunes, 17 de octubre de 2016

LA VIDA COMO UNA OPORTUNIDAR PARA VIVIRLA PLACENTERAMENTE


Muchos pensamos que lo importante es darse la buena vida. Para ello se hace necesario tener dinero y, puestos a ello, hacemos el centro de nuestra vida ganarlo y atesorar bienes y riqueza. Al parecer eso es lo importante y lo que decidió hacer un hombre cuando obtuvo una abundante e importante cosecha.

Pero también ocurre que la vida se nos acaba sin avisarnos y corremos el riesgo de perderlo todo. Tanto acumular y hasta pelearnos con nuestras familias y amigos, para perder todo en un segundo. Porque es una realidad que todos experimentamos que la vida se va en un instante. Según aparecemos en este mundo, también nos vamos.

Pero es difícil, una vez apegado a esta forma de pensar y vivir, sobre todo si alcanzamos cosechas que nos permitan organizar nuestra vida así que la dejemos. Pero eso no significa que compartamos y manifestemos nuestras advertencias y sugiramos escuchar la Palabra del Señor. Porque pienso que en ella está la sabiduría para encontrar el camino de la verdadera y única vida.

Por eso, aprovechando este blog de oración, "Un rincón para orar" suplico a Dios que me dé y nos dé a todos la sabiduría, la fe y la fortaleza para permanecer en constante oración y sepamos discernir el camino a seguir para encontrar la verdadera felicidad que todos buscamos. Pido que seamos libres de verdad y despojados de toda atadura y apego, podamos elegir lo que realmente es bien para cada uno de nosotros. Porque, a veces, sometidos por la esclavitud del pecado, permanecemos ciegos incluso a las puertas de nuestra muerte.

Ven Espíritu Santo e ilumina nuestra mente y abre nuestro corazón a tu acción, y hazno dócil a tu Palabra para que sepamos ponernos en tus Manos nuestra voluntad a fin de que sepamos hacer la Voluntad del Padre que está en el Cielo. Amén.

domingo, 16 de octubre de 2016

AUMENTA MI FE Y MI CONFIANZA, SEÑOR, PARA NO DEJAR DE PEDIRTE


Pedir requiere perseverancia y fuerza de voluntad. Porque cuando pides y no recibes, te cansas y terminas por abandonar. Experimentamos en nuestra vida silencios, que nos parecen interminables, con respecto al Señor. Supongo que muchos de nosotros estamos cansados o, quizás algo desesperanzado con aquello que llevamos tiempo pidiéndole al Señor. Y no vemos resultados.

Nuestros hijos no se convierte ni cambian de actitud ante la fe; nuestra fe no parece que aumente; nuestro testimonio no llega a nuestros amigos o entorno; no apreciamos adelanto en nuestra forma de vivir y nos parece que siempre hacemos lo mismo. Estas y otras peticiones pueden ser algunas de las nuestras, o, si no lo son, pueden parecerse. En ellas, yo, me veo reflejado.

Y es verdad que se nos pasa por la cabeza que no lo vamos a conseguir. O que Dios no nos va a ayudar o no nos escucha. Y también, muchos se cansan y se alejan. Supongo que hay de todo. Pero una cosa es cierta. Dios nos escucha y sabe que necesitamos. Pero también espera que tú y yo confiemos en Él. Nos ha dado libertad, pero, sobre todo, voluntad para insistir y sostenernos en la fe. Y puede ser que Él espera hasta ver probada esa fe.

Miremos la vida de muchos que le han seguido y perseverado confiadamente en Él. Han aguantado en la oscuridad abandonados en sus brazos. María guardaba estas cosas, quizás incomprendidas, en su corazón y confío siempre en el Señor. Él sabe el momento y nuestra hora y se no revelará cuando sea ese momento que nosotros nunca entenderemos ni sabremos. 

Nos toca ahora escucharle, sentirle y hacer su Voluntad hasta que llegue nuestro momento, que empezará cuando llegue nuestra hora. Una hora que esperamos, quizás con miedo, pero con mucha confianza y esperanza, porque nuestro Padre es Padre Misericordioso. ´Tenemos muchas razones para confiar en Él. Pidámosle que las mantengamos hasta estar en su presencia. Amén.

sábado, 15 de octubre de 2016

LLENA, SEÑOR, MI CORAZÓN DE SENCILLEZ Y HUMILDAD


Necesito un corazón sencillo y humilde para acercarme a Ti, Señor. Porque sin humildad no puedo verte ni escucharte, y menos llenarme de tu Gracia. Porque son tus Palabras las que me descubren que sólo a los sencillos y humildes les es revelado el Reino de Dios.

Y hoy, Señor, te pido esa Gracia con todo mi corazón. Inunda como un torrente mi corazón de sencillez y humildad, como tu Madre María, la Virgen y nuestra Señora. Y, siendo sencilla y humilde como ella, abre mi corazón a la Gracia de tu Palabra.

Dame, Señor, paz, fortaleza y sabiduría, para en contra de las propuestas de este mundo alcanzar la Gracia de ser solamente Tuya, y servirte en el servicio a los demás. Dame la sabiduría de poner en mi corazón tus Palabras y de proclamar tu Amor a todos los hombres, descubriéndoles que sólo en Ti encontraran el verdadero Tesoro que buscan y que les llena de paz y amor.

Porque, Tú, Señor, eres el Camino, la Verdad y la Vida, que nos acoge misericordiosamente, perdonándonos nuestros pecados y dándonos la salvación. ¿A quién iremos y en quién encontraremos el descanso, la paz y la Misericordia que nos salva? Amén.

viernes, 14 de octubre de 2016

UNA SÓLO VIDA, UNA SOLA VERDAD

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS

Se trata de ser una persona con una sóla cara. No es fácil, porque presentarse de manera auténtica, sin dobleces y con la verdad por delante trae en muchos momentos problemas y complicaciones. Porque este mundo, donde la mentira vive con la verdad, aprovecharse y mentir es de listo y de bobo no hacerlo. De tal manera que si no te aprovechas de esas oportunidades, usando incluso la mentira, eres idiota.

Ir con la cabeza levantada, firme transparente y abanderado en la verdad, es la mejor manera de, a pesar de las dificultades, presentarse como discípulo y seguidor de Jesús. Por eso, el Señor, nos advierte en el Evangelio de hoy que nos guardemos de la hipocresía de los fariseos y que vivamos en la certeza de que todo saldrá a la luz y no quedará nada oculto y escondido.

Pidamos esa fortaleza y esa sabiduría, para que siempre vayamos con la verdad por delante, incluso en los momentos que nos duela y se nos resista. En esas circunstancias donde nos cueste, por nuestros propios errores, reconocerla y aceptarla. Vivamos en la confianza del Espíritu Santo, que nos asiste y nos guarda, porque para el Señor somos todos muy importantes: "¿No se venden cinco pajarillos por dos ases? Pues bien, ni uno de ellos está olvidado ante Dios. Hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis; valéis más que muchos pajarillos."

Temamos a aquellos que nos puedan llevar por el mal camino, por las sendas de las mentiras y la hipocresía y hacernos vivir alejados de la verdad y de Dios. Son esos los verdaderos peligros que nos pueden matar, no sólo el cuerpo, sino también el alma. Por eso, unidos y fortalecidos en el Espíritu Santo no tenemos nada que temer, porque el Señor está con nosotros. Y para Él valemos mucho. Amén.

jueves, 13 de octubre de 2016

ENSÉÑANOS A VIVIR TU PALABRA


Nos has enviado a Profetas y Apóstoles, y los elevamos a los altares, ¿pero les hacemos caso? Nuestros padres mataron a muchos y a otros los persiguieron y le hicieron la vida incómoda, y ahora nosotros les damos fama universal a muchos, Teresa de Calcuta, Juan XXIII, Juan Pablo II, Monseñor Romero y otros tantos. E incluso les nombramos en muchas ocasiones y les citamos con frases que admiramos y que parece que nos hacen pensar. Pero, ¿llevamos a la práctica esas enseñanzas que nos han transmitido o pasamos de ellas?

Esa es la cuestión, los tenemos en los altares, pero seguimos abortando y permitiéndolo, actuando de forma irresponsable en nuestros compromisos cívicos como ciudadanos. ¿Qué hacemos? ¿Cómo podemos cambiar las leyes y seguir las enseñanzas de los profetas y apóstoles esforzándonos en llevarlas a la práctica? 

Tendríamos que revisarnos mucho y actuar de forma más responsable con nuestras obligaciones como ciudadanos de un país. Y con nuestra aportación humilde, ¡pero aportación!, tratar de dar respuesta y vida a lo que guardamos en nuestro corazón. Tal y como hizo María, viviéndolo y dándolo. Poco, pero todo lo que tenemos y podemos dar.

No podemos quedarnos en hablar y no actuar en nuestro vivir de cada día, dando el testimonio que podamos dar y confiando en el Espíritu Santo que nos asiste y acompaña. Pidamos en este día, después de celebrar la Hispanidad, que la Virgen del Pilar, ayer, doce de octubre, interceda por cada uno de nosotros y nos acompañe a abrirnos a la acción del Espíritu, para que sepamos actuar tal y como queremos y deseamos hacerlo, es decir, siguiendo y escuchando la Palabra de Dios y poniéndola en práctica. Amén.

miércoles, 12 de octubre de 2016

PRIMERO DIJISTE "SÍ", Y LUEGO FUISTE MADRE


La Virgen respondió con un Sí decidido al ofrecimiento del Ángel Gabriel enviado por Dios. Quizás, en el tiempo, nos parece fácil y sencillo decirle si a la llamada del Señor, pero pensamos que a nosotros el Señor no nos llama. Quizás eso nos quita responsabilidad.

Primero, hay que estar muy atento a su llamada, porque seguro es que nos llama. Desde nuestro primer segundo de vida, el Señor nos ha creado para algo. Podemos incluso ser la causa para que otros pongan en práctica su Palabra y la guarden. Tantos niños que son condenados en el vientre de sus madres por causas físicas y que podrían ser la salvación y la oportunidad para otros de poner en práctica la Palabra del Señor y guardarla.

Escuchar la Palabra de Dios nos exige silencio, espacios de contemplación y escucha y constancia en estar atentos. Y hasta peticiones de sabiduría para entenderla. María guardaba todas esas preguntas y respuestas en el silencio de su corazón. Quizás nosotros nos desesperamos y las marginamos arrinconándolas en un lugar olvidadizo de nuestro corazón. 

Sostengamos la esperanza y la confianza en el Señor. Su paciencia es Infinita, y para Él el tiempo no cuenta. Una vida es un segundo para el Señor. Abramos nuestros corazones con la esperanza y confianza de decirle como su Madre que se haga su Voluntad en nosotros. Y confíemos que, en el Espíritu Santo, podemos conseguirlo.

Pidamos paz, sabiduría y fortaleza para encontrar caminos de esperaza y de obediencia en la escucha de su Palabra llevándola a nuestra vida de cada día. Seamos hermano de Jesús e hijos de Dios porque, como María y siguiendo su ejemplo, escuchemos la Palabra de Dios y la guardemos. Amén.

martes, 11 de octubre de 2016

NUESTROS PECADOS TIENEN DOS CARAS


En muchas ocasiones experimentamos que lo que pensamos no lo expresamos. Es decir, en nuestro interior se entabla conversaciones que luego no se corresponden con el exterior. Sucede que parecemos dos extraños, pues lo que hablamos dentro no se corresponde con lo de afuera. Dentro se piensa de una manera y afuera se tiene otro pensamiento. Dentro somos nosotros, pero afuera nos adaptamos a lo que el medio y ambiente nos exige.

Realmente, ¿no somos los mismos? Da esa sensación. Hay una dicotomía en nosotros que separa nuestros pensamientos y nos hace diferentes. Como si de un espejismo se tratara, por dentro somos de una forma y en el exterior somos de otra. ¿Qué nos ocurre? ¿Hay dos verdades? ¿Una interior y otra exterior? ¿O hay diferentes actitudes que disfrazan esa verdad, y en algunos momentos de nuestra vida la reviste de mentira?
Sería muy provechoso descubrirnos y serenamente indagar y saber quienes realmente somos.

Porque eso está dentro de nosotros, y muy cerca de nuestra realidad. Precisamente, hoy vivimos en nuestro país esa actitud farisaica que disfrazamos de "políticamente correcto" para darle un tinte y blanqueo de verdad. Una superficialidad exterior que dentro se pudre y huele mal. Y todos lo sabemos, pero nos nos atrevemos a cambiar. Nos experimentamos impotente y hasta dispuestos a resignarnos. Así es la vida, decimos arriando la bandera de nuestra rendición.

¿Es qué no hay otra salida? ¿Es qué no sentimos ese deseo de sacar a nuestro exterior todo lo bueno  que sentimos dentro? ¿Es qué ese amor que nos abraza por dentro no lo avivamos también afuera? El secreto está en que tú y yo solos no podremos, ni prenderlo ni mantenerlo en llama, pero asistido y abiertos a la acción del Espíritu Santo, que nos está esperando y a nuestro lado, seremos capaces de vivir una sola verdad, dentro y afuera.

Pidamos, siguiendo los consejos de Jesús, insistentemente; toquemos a su puerta sin parar; busquemos sin interrupción en todos los rincones de nuestro corazón, y encontraremos, recibiremos y seremos escuchados y atendidos. Y lograremos ser uno, igual dentro que afuera. Amén.

lunes, 10 de octubre de 2016

DESPIERTA NUESTRO CORAZÓN Y HAZNOS DÓCIL A TU PALABRA


Estamos embobados y medio dormidos hasta el punto de no darnos cuenta de nuestra propia pequeñez sino cuando la experimentamos en la enfermedad o en la tragedia. Se hace necesario que experimentemos cierta impotencia para que empecemos a pensar y reflexionar. Mientras, y en la medida que las cosas nos vayan bien, seguimos huyendo de la Verdad.

Y a todo eso, a pesar de todo lo que hemos recibido. Como esos nueve leprosos de ayer pecamos de ingratitud y no nos dejamos curar la enfermedad de nuestro corazón, que es peor que la lepra de la que nos ha curado Jesús. Pidamos que se nos abran los ojos y nos demos cuenta de nuestra ceguera y necedad. 

Lo mismo le ocurre a esta generación malvada, a la que llama Jesús, porque exigen pruebas y milagros para, cómodamente y pasivamente, despertar ellos su fe. Sin arriesgarse a nada. Simplemente cruzados de brazo y pasivamente tranquilos. Exigen pruebas, como si de un espectáculo se tratara para dar su visto bueno. ¡Que lejos de la realidad están!

El Señor nos pide nuestra confianza en Él y, por supuesto, fiarnos de su Palabra. Una Palabra que tiene su máxima expresión en la Cruz, donde, muerto y crucificado, Jesús Resucita. Así creyeron los ninivitas, por el signo de Jonás, y así le será también dado a los hombres el signo de la Cruz en la Muerte y Resurrección de Jesús.

Pidamos despertar y avivar nuestra fe. Poner nuestra voluntad en Manos del Señor y perseverar hasta que seamos arrastrados a la presencia del Señor. En Él confiamos y nos abandonamos, porque Él es el Mesías prometido, el enviado, el mayor y único Hijo de Dios, el Predilecto y Amado. Amén.

domingo, 9 de octubre de 2016

UN CORAZÓN AGRADECIDO


Esa es mi petición de hoy, Señor, pedirte que me transformes mi corazón endurecido y engreído en un corazón tierno, compasivo y, sobre todo, agradecido. Un corazón que me advierta de que todo es tuyo y de que Tú me perdonas mis desplantes, mis olvidos y mi necedades, pues habiendo recibido todo de Ti me olvido de darte gracias.

Danos, Señor, la humildad y la sabiduría de sabernos tus criaturas y, por tu Amor y Misericordia, tomar conciencia de todo lo que nos has dado. Danos la inteligencia de advertir que cada instante de nuestra vida es un regalo de tu Amor. Danos la capacidad de descubrir tu presencia en todos los actos de nuestra vida y la Gracia, por tu Amor y Misericordia, con la que nos sostiene en todo momento.

¡Señor!, ¡cómo es posible que me suceda lo de los nueve leprosos que se olvidaron de Ti después de haberlos curados? Yo, Señor, quiero agradecerte todo lo que recibo cada día por tu Amor y Bondad. Yo quiero, Señor, intentar, con mis limitaciones, debilidades y pequeñez, cada instante de mi vida, el esfuerzo de corresponderte y de, por tu Amor y con mi humilde y pequeño amor, servir a mi prójimo. Porque esa es tu Voluntad y lo que Tú quieres que haga.

Señor, pero me doy cuenta de mi fragilidad y de mis pecados. Me doy cuenta de mi torpeza y mi libertad sometida a mi humanidad: apegos, apetencias, egoísmos, envidias, avaricias, soberbia, pasiones...etc. No soy libre, pero quiere liberarme en y por Ti, porque Tú me lo propones y me lo das. Por eso, Señor, quiero abrirme y entregarme, en la acción del Espíritu Santo, a cumplir tu Voluntad.

Transformame, Señor, poco a poco, día a día, instante a instante, paso a paso, hora a hora, momento a momento, pero que yo viva cada segundo de mi vida injertado en Ti y dándote gracias por todo lo que cada día recibo. Amén.

sábado, 8 de octubre de 2016

LÍBRANOS, SEÑOR, DE TODA TENTACIÓN Y PECADO


Estamos tocados por el pecado original. Y, a pesar de que el Bautismo nos limpia, nuestra naturaleza humana continúa sometida a la tentación de pecar. Experimentamos deseos pecaminosos, pasiones y apetencias egoístas que nos inducen al adulterio, a la mentira, robo, desacrilización, fornicación, falta de respeto a la dignidad humana, apostasía y toda clase de atropellos que nos descubren creyentes hipócritas y falsos.

Una doble vida que no nos impide confesar que somos creyentes y quedarnos tan frescos, e incluso participar en las fechas puntuales de la liturgia. Pidamos al Señor que nos limpie de tanta carroña que nos ensucia el corazón y que nos fortalezca para que nuestro esfuerzo sea sincero, auténtico y humilde, y, abandonados en Manos del Espíritu Santo, dejemosle dirigirnos y limpiarnos de nuestras impurezas.

Aparta, Señor, los honores, títulos y halagos que puedan hacerme caer en tentación, y fortalece mi corazón, para que, sumergido humildemente, como tu Madre, María, pueda realmente vivir en la escucha atenta de tu Palabra y en su cumplimiento. Amén.

viernes, 7 de octubre de 2016

EN EL PECADO HABITA EL DEMONIO

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS

Tu naturaleza caída está tocada, y al diablo se le hace bastante fácil vencerte. No necesita mucho sino ofrecerte las cosas del mundo. Ese mundo que te tienta cada día y a cada instante. Un mundo lleno de placeres, bienes y riquezas que te seducen. Y unas pasiones que viven dentro de ti que te apetecen, te atraen y deseas satisfacerla. Tiene todas las cartas a su favor, y cualquiera combinación que escoja le da un buen juego para vencerte.

Tú, y también yo, sólo tenemos una posiblidad de escapatoria, injertarnos en el Espíritu Santo, con Él seremos mayoría aplastante y venceremos al demonio. Pues la razón de su presencia es asistirnos, fortalecernos, iluminarnos, darnos sabiduría, consejo, inteligencia, ciencia, piedad y temor de Dios. No hay quien pueda con nosotros yendo de la Mano del Espíritu de Dios.

Pero estar y permanecer agarrado al Espíritu Santo no es tan fácil. Necesitamos poner a prueba toda nuestra voluntad, que es el arma que nuestro Padre Dios nos ha dado para sostener nuestra endeble libertad. Nuestra voluntad es la clave, a pesar de nuestras distracciones, nuestros pecados, nuestras apetencias y perezas. Con nuestra voluntad las podemos vencer. No, ¡Dios mío!, por nosotros solos, sino contando con el Señor e injertado en su Espíritu.

Y para ello contamos con las vitaminas necesarias que nos fortalecen y nos ayuda a mantener nuestra voluntad a tope y fuerte. Las vitaminas de la oración y los sacramentos. En especial la confesión y la Eucaristía. 

Pidamos la Gracia al Espíritu Santo de no apartarnos de Él y de permanecer unido a su Espíritu a través de la oración diaria y la frecuencia de la Penitencia (confesión) y la Eucaristía dominical y si se puede todos los días.

jueves, 6 de octubre de 2016

DANOS, SEÑOR, LA CAPACIDAD DE PERSEVERAR



No se trata de estar y permanecer, porque podemos estar, pero no paticipar ni vivir. Se trata de estar y perseverar en la actitud de pedir, de insistir, de persistir y mantener la esperanza confiada en la escucha y respuesta del Señor. Se trata de pedir hasta que nos den; se trata de buscar hasta hallar; se trata de tocar hasta que nos abran. 

Porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre. Es esa la actitud con la que hay que estar y permanecer. Y no es fácil, porque nos cansamos, nos desencantamos y perdemos la confianza en Dios. Llegamos incluso a pensar que no nos hace caso ni nos oye. Pero, ¿cómo podemos pensar así? Por eso nos dice el Señor que si nosotros somos capaces de dar cosas buenas a nuestros hijos, ¿cómo Él, nuestro Padre Bueno del Cielo, no nos escucha y nos atiende dándonos precisamente lo que nos conviene para nuestra salvación?

Tengamos la confianza, y pidamos esa confianza y fe que nos hace falta para sostenernos en su presencia y confiados en su generosidad y misericordia. No dejemos nunca de tocar, de insistir y de importunar cuando se trata de buscar las cosas de Dios. Y molestar por servir, por ayudar, por socorrer al afligido, al enfermo, al pobre y desvalido no es molestar es amar a Dios. 

Por eso, pidamos ese don de la insistencia y la perseverancia, y el discernimiento para saber distinguir lo que es bueno y merece persistir para el bien de los demás. Porque nos puede ocurrir que no sabemos pedir ni tampoco lo que conviene. Y rompemos la puerta estropeándolo más que arreglándolo. 

Pidamos con la confianza que el Espíritu Santo nos alumbra nuestras peticiones y nos da la fortaleza y la sabiduría para insisitr y saber pedir. Amén.

miércoles, 5 de octubre de 2016

SI TÚ ERES CAPAZ DE DAR, DIOS NOS DARÁ LO QUE NECESITAMOS


Quién niega a su hijo e hija lo que le es necesario para su vida? ¿Qué padre o madre no da a sus hijos lo que les es necesario? Sabemos lo que significa ser padre o madre y tenemos experiencia del dolor y también la generosidad respecto a nuestros hijos. Pues bien, ese amor que tú eres capaz de vivir y hacer realidad con tus hijos, lo hace Dios con cada uno de nosotros.

 La diferencia es que no podemos imaginar la locura de amor de nuestro Padre Dios.Hoy, el Evangelio, nos invita a pedir. A pedir con confianza y a estar seguro, como lo estamos de nuestros padres aquí en la tierra, que nuestro Padre del Cielo nos escucha y nos atiende. Y no sólo nos atiende, sino que nos dará lo que realmente nos hace falta y nos conviene. Porque, Él, sabe lo que realmente necesitamos y lo que nos conviene para nuestra vida, sobre todo para nuestra salvación, que es lo verdaderamente importante.¿

No perdamos el tiempo y pidamos con confianza lo que necesitamos. Tengamos en cuenta de pedir cosas que valgan y no chucherías. Porque todo lo que pidamos referente a bienestar, salud, éxito y bienes son cosas de este mundo, que quedarán en este mundo. Es decir, caducas. Pidamos lo que realmente nos lleva a descubrirle, a intimar con Él, a seguirle y desear llegar a su Casa.

Es verdad que necesitamos también cosas terrenas, pues vivimos en este mundo, pero sólo lo que necesitamos y nos sirvan para acercarnos a Él y estar perseverando a su lado. 

Pidamos, fe. Señor, lo decíamos el domingo, y volvemos a repetirlo hoy. Y no dejemos de repetirlo cada día. Pidamos sabiduría, la sabiduría de saber discernir y elegir el camino hacia el Señor. Y la paz, la paz interior que nos permita amar y sentir verdadero amor. Pidamos la paz para el mundo y para todos los hombres, para que en paz podamos encontrarnos, respetarnos dignamente y ser hermanos e hijos de un mismo Padre Dios. 

Pidamos humildad, la humildad que nos enseño con su Vida y la que nos mostró también su Madre, María. Pidamos fortaleza y voluntad, para ser capaces de poner nuestras vidas a sus pies y seguirle sin titubeos ni tribulaciones, sino firmemente y decididos a darlo todo. Amén.

martes, 4 de octubre de 2016

LA FE DESCUBRE LA IMPORTANCIA DE NUESTRO COMPROMISO

Corremos como loco por cualquier cita. No nos gusta llegar tarde, y confieso que a mí me ocurre eso. Ahora mismo estoy escribiendo esta reflexión preocupado porque tengo una cita dentro de una hora y tengo que estar preparado para no llegar tarde. Pero, ¿es que Jesús no me está esperando cuando yo me he comprometido con Él? Y si hemos convenido vernos un tiempo cada día, ¿como es posible que no me lo tomo como estas otras responsabilidades o compromisos?
Descubrimos que es cuestión de fe. Porque cuando experimentamos que Jesús vive y es nuestro Salvador y Señor, ¿cómo no vamos a cumplir con nuestra cita con Él? Además, tenemos la promesa de su propia boca que estará con nosotros cuando y donde hayan dos o más reunidos en su nombre. Nada más claro, Jesús está y se reune con nosotros cada vez que le invocamos y le citamos para hablar con Él.

Y eso fue lo que ocurrió en casa de Lázaro, Marta y María. Llegó Jesús a pasar un rato o algunos días y había que aprovecharlo. Porque Jesús es el Señor, el Mesías enviado por el Padre, el Hijo de Dios Vivo, nuestro Señor y Salvador. ¿Se puede decir y pedir más? ¡Hay alguien más importante y más grande que Él? 

Si no entendemos esto es que todavía nuestra fe es incipiente. Y entenderlo no quiere decir que lo veamos claro, sino que lo cumplimos haciendo y forzando nuestra voluntad. Porque orar es tener la voluntad de gastar parte de tu tiempo con el Señor. A pesar de no apetecerte, de no experimentar ni sentir nada, de no sentir ganas o pasar el tiempo distraido. Tu voluntad, que te la ha dado Dios, está a su servicio porque tú la pones, ¿te parece poco? Eso es orar y eso lo sabe el Señor.

Ahora otra cosa es gozar, rumiar, disfrutar y complacerte en estar con el Señor. Eso corresponde a su Gracia, que te la dará cuando Él quiera y le parezca conveniente. La Gracia de la contemplación extasiada es regalo y obra del Señor, y se la podemos pedir, pero a nosotros sólo nos toca disponer de nuestra voluntad. Pidamos esa Gracia para que sumada a nuestro empeño y voluntad disfrutemos como María en la contemplación y escucha del Señor. Amén.

lunes, 3 de octubre de 2016

LA DEMAGOGIA TRATA DE JUSTIFCAR NUESTRO DESAMOR

(Lc 10,25-37)
No paramos de darle vuelta a la cuestión del amor. Amar no tiene sino una sola vuelta. Darle más es pasarlo de rosca y convertirlo en apariencia, auto engaño y mentira. Sólo hay una manera de amar y es con la que nos ama Jesús. Porque no es que nos amó, sino que, ahora mismo, continúa amándonos.

A esa pregunta mal intencionada de aquel maestro de la ley, Jesús no deja duda de a quien debemos amar y cómo. Después de dejar bien sentado que Dios es lo primero por encima de todos, nos expone quien es nuestro prójimo de una forma tan nítida que sólo aquel que quiere cerrarse a la luz puede albergar duda. La parábola del buen samaritano rezume de forma clara quien es nuestro prójimo y nos marca el camino para que nosotros hagamos lo mismo. Negarse a ello es rechazar la Palabra de Dios y hacer, no su Voluntad sino la nuestra.

Ya en el Padre nuestro lo decimos y experimentamos que no lo cumplimos, o que nos cuesta mucho vivir. Y esa es la cuestión que hoy nos ocupa en nuestra oración. Se trata, Señor, de pedirte que tengamos la voluntad y la persistencia de cumplir tu Voluntad y no la nuestra. Se trata de pedirte que descubramos en nuestro prójimo a todo aquel que lo necesita y acoja nuestra ayuda, incluso si nos es antipático o enemigo. Porque es ahí donde nuestro amor se purifica y se llena de verdad y testimonio.

Porque, Señor, nos sabemos imperfectos, débiles, frágiles y pecadores, e incapaces de llevar a cabo esa actitud generosa, incondicional y altruista de darnos sin pedir nada a cambio y sin fronteras de limitaciones, empatía o amistad. Pero Tú nos marcas ese camino y sabemos que tu Palabra dice verdad y que si así nos lo manda podremos hacerlo. Es Palabra de Vida Eterna y Tú lo puedes todo.

Danos, pues, Señor, la voluntad y capacidad de amar como Tú nos ama, sobre todo a nuestros enemigos. Amén.

domingo, 2 de octubre de 2016

TODOS LOS DÍAS DE MI VIDA TE DIRÉ LO MISMO SEÑOR: AUMÉNTAME LA FE



No me cansaré, o mejor, no debo de cansarme, porque todos los días de mi vida necesito crecer en la fe. Porque nunca alcanzaré en este mundo a verte tan claramente hasta que llegue a tu presencia. Siempre estaré inquieto, Señor, como dijo san Agustín, hasta descansar en Ti.

Por eso, Señor, necesito pedirte cada día que aumentes mi fe. Hoy, en el Evangelio, te lo han pedido los apóstoles, que estaban a tu lado y presenciaban tu vida y tus milagros, y, sin embargo, experimentaban la necesidad de la fe. ¿Qué queda para mí, un pobre pecador sometido a las fuertes tentaciones de este mundo? Sí, verdaderamente necesito que cada día aumentes un poco mi fe, porque si se queda parada, me estanco y me muero. Una fe muerta se empobrece y tiende a desaparecer. 

Por eso necesitamos la oración de cada día. Una oración que sea activa, viva y contemplativa. Una oración que baje a la vida y se mueva en ella con la mirada puesta en Ti. Una oración que desemboque en tu estilo de Vida y que se esfuerce en vivirla desde tu Palabra y tu referencia. Una oración que incida en la vida y que la resuelva desde tu pensamiento y actitudes. Una oración que se haga amor en cada instante de su vida.

Pero, también, una Palabra que nos hable y que tengamos la paciencia y la atención de escucharla, no simplemente oírla. Sólo así iremos creciendo, por la Gracia de Dios, en la fe. Porque apartarnos de la Palabra y la oración es darle al mundo, el demonio y la carne la oportunidad de aniquilarnos poco a poco sin darnos a penas cuenta. El mundo hedonista en el que estamos inmersos encierra muchos peligros y sin la oración, los sacramentos, la Palabra y la Eucaristía quedamos a merced del demonio.

Por eso, aprovechemos este humilde espacio de oración para, unidos, elevar nuestra súplica al Señor para que, como los apóstoles, nos aumente nuestra fe. Amén.

sábado, 1 de octubre de 2016

EXULTANTE DE ALEGRÍA



Es para no parar de saltar y sonreír a cada instante. Saberse hijo de Dios e inscrito en el libro del Cielo es descubrirse salvado y dichoso eternamente. Es posible que la travesía que nos queda en este mundo sea penosa, a veces triste y desconcertante, pero, como Job, descubriremos el verdadero rostro de Dios y su Bondad, Generosidad y Misericordia al final de nuestro camino. Y eso es lo verdaderamente importante.

Y esa debe ser nuestra alegría y gozo. Exultar de alabanzas y cantos de alegría al Señor por tenernos un lugar preparado en el Cielo. Y rogarle que nos dé un corazón tierno, suave, bueno, humilde, sencillo, comprensivo y de niño para obedecerle y necesitarle como un Padre que nos protege y nos salva por amor.

Te damos gracias, Señor, por tanta dicha que, aunque no la experimentemos, la deseamos y la buscamos en Ti. Porque confiamos en tu Palabra y en tu Misericordia, a pesar de nuestros pecados, de no sentirte,  no experimentarte y de nuestras insensibilidad humana.

Pero, te damos gracias, Señor. Sí, te damos gracias y te ofrecemos nuestro empeño y voluntad para que Tú, como buen alfarero, nos modele y nos transforme. Nos abra los ojos y nos descubras tu presencia. Amén.