HÁGASE TU VOLUNTAD

Hágase tu Voluntad Señor en mi vida. No se mueva mi lengua ni mi boca, ni mis manos y pies sino para hacer tu Voluntad. Que todo mi ser cante y proclame tu Voluntad, y mis ojos sean tus Ojos, y mi mirada sea tu mirada. 

Lléname de tu sabiduría y Misericordia, y enséñame a discernir según tu Voluntad. Porque yo no sé seguirte ni vivir en tu Voluntad. Soy pecador y necesito tu santidad y tu Gracia para santificarme. Y en Ti, Padre, hacer tu Voluntad.

Padre nuestro que habitas en el Cielo. Santificado sea tu Nombre. Hágase tu Voluntad en la tierra como en el Cielo... Que todos mis esfuerzos Señor vayan dirigidos a un solo objetivo. "Hacer tu Voluntad", porque de nada me sirven tantas Eucaristía, tantas oraciones y hasta tantas cosas buenas, si todo no va dirigido a hacer lo que Tú quieres y esperas de mí.

Porque todo aquello que haga sin ser en, por y contigo, de nada me vale, pues solo en Ti mis actos y hechos tendrán valor. Porque Tú, Señor, eres el Camino, la Verdad y la Vida, y sin Ti nada es.

ANTE LA INDIFERENCIA Y EL DESPRECIO

Dame Señor la fuerza necesaria para soportar tanta indiferencia y desprecio a tu Palabra. Y perdona mis pecados y debilidades que dejan muy por debajo mi vida ante tu Palabra. Soy mal testimonio y no puedo quejarme de que otros, ante mi ejemplo, no atiendan y crean en tu Palabra.

Se me hace difícil soportar la indiferencia con que otros atienden tu Palabra. Se me hace duro observar que mientras hablo de Ti, con todas mis fuerzas y esfuerzos, aunque no sea yo un testigo digno, otros no te tengan en cuenta y mantengan su atención indiferente y distraida. Incluso de que muchos se sirvan de tu Palabra para justificar un rato distraido o placentero con el que está a su lado.

Perdóname Señor, y también perdónalos a ellos. A mí por no ser digno de llevar, proclamar y vivir tu Palabra, y a ellos por pasar indiferentes, entretenidos y en otras cosas que, siendo apetecibles ahora, son efímeras y caducas después. Sólo Tú eres Palabra y Vida de Vida eterna. Sólo Tú eres el gozo y la felicidad infinita que anhelamos y buscamos, y que, vendados nuestros ojos por nuestros egoísmos, perdemos la única y gran oportunidad de encontrar ese ansioso tesoro que buscamos.

Sóstennos Señor firmes en tu escucha, y danos la sabiduría de, a pesar de la indiferencia, el desprecio y rechazos a tu Palabra, persevere en proclamarla por encima de todo. Iluminame para encontrar en Ti la esperanza y el apoyo que active mi boca cada día para proclamarte con mi vida y palabra.

LA MEJOR OPCIÓN

Todos buscamos la mejor opción en nuestra vida. De esa inclinación o predisposición se aprovechan muchos, y las técnicas de ventas basan sus proyectos y estrategias en esa actitud de codicia del ser humano. ¡Cuantas veces compramos porque decidimos que es una buena oportunidad y no podemos perderla. Las rebajas nos tienta a eso. Luego, tranquilos y serenos reflexionamos qué hacer con lo comprado y cómo utilizarlo. Nos quedamos perplejos sin encontrar una razón del por qué lo hemos comprado.

Sin embargo, sentimos una fuerza interior de buscar la felicidad, pero una felicidad que no se ahogue con el tiempo y la rutina. Una felicidad eterna que nos llene plenamente, y que no encontramos en las cosas que este mundo nos ofrece. Hay algo muy importante. "Sentimos esa necesidad", pero en muchos permanece dormida y se hace necesario y muy importante despertarla.

Buscar esa fuente de felicidad es la mejor opción, pero, primero, hay que conocer si esa opción existe, y aquí entra la Palabra de Jesús. ¿Quién es Jesús? Hoy, su Palabra en el Evangelio (Mt 13,44-46) nos descubre la mejor opción de nuestra vida. Escuchar su Palabra nos alumbrará el camino de esa mejor opción que buscamos.

Pidamos al Padre esa opción: que sepamos oír y escuchar su Palabra para hacer su Voluntad, el mejor tesoro de la vida.