Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 3 de marzo de 2016

LA AMBICIÓN NOS CIEGA



Se hace necesario despojarse de aquello que nos incómoda y no nos deja, ni ver, ni razonar. La ambición de poder nos impide ser libre y nos ciega hasta el punto de osfuzcarnos e impedirnos razonar y reflexionar con sentido común. Un ejemplo claro lo tenemos en los momentos graves y caótico por los que pasa nuestro Parlamento. Es imposible llegar a acuerdos, que, por otro lado, no son disparatados ni tan difíciles de llegar.

Hay muchos puntos en común, pero nadie quiere dar el brazo a torcer y no dejar de tomar su trozo de tarta que tanto anhela. Nadie se da gratis, y todos reclaman sus beneficios e intereses. Todos exigimos nuevos signos de poder para abrirnos a la fe. Una fe que exige pruebas, deja de ser fe, porque la fe reside en fiarse sin ver.

La Palabra de Dios nos debe bastar, porque con su Vida, el Hijo, nos ha dado testimonio y pruebas para creer en Él. Nos libera del mal y nos ofrece paz y vida eterna. Y lo experimentamos desde lo más profundo de nuestro corazón. Eso sí, tendremos que luchar contra el mal que el demonio trata de hacernos para no dejarnos pensar y confundirnos. Y eso no lo podremos hacer solos, sino injertados en el Espíritu Santo, que nos asiste y nos fortalece.

Por eso, Señor, te pedimos la sabiduría, la fortaleza y la Gracia de mantenernos en tu presencia para impedir que el demonio nos pueda sorprender y confundir. El mundo nos tienta y nos distrae, consiguiendo que nos debilitemos y nos rindamos a la seducción de la carne y del demonio. Pero, permaneciendo en Ti, Señor, lograremos rechazar todas esas tentaciones que nos amenazan y nos debilitan.

Ven Espíritu Santo y danos la fuerza y el poder de sostenernos fieles y en la presencia del Señor, y rechazar las seductoras ofertas del mundo, demonio y carne. Amén.

miércoles, 2 de marzo de 2016

FIARME DE TI, PADRE BUENO




Toda nuestra vida hemos estado fiándonos. Abandonados en brazos de nuestra madre y padre; fiándonos de sus cuidados y amor; sin remedio porque no teníamos otra alternativa; confiados a la suerte de fuesen unos padres buenos. Toda nuestra vida hemos estado fiándonos, y, con más razón, debemos fiarnos de nuestro Padre Dios.

Quizás, como cuando pequeños en nuestras familias, no entendíamos muchas cosas que nuestros padres nos mandaban y exigían, pero, hoy, comprendemos y nos alegramos de haberles hecho caso. Igual nos ocurre con nuestro Padre Dios. Hay algunas cosas que quizás no comprendemos ni entendemos. Y nos resulta difícil fiarnos. Ese es el mérito de la fe, si así podemos considerar para entendernos. La fe que es un regalo de Dios para aquellos que confían, se fían, son dóciles y aguardan, a pesar de sus dudas, en la Palabra del Señor.

Revestidos de humildad y sencillez es como podemos acceder a esa confianza en el Señor. Y es en ese momento cuando Jesús, el Señor, nos toca con su Gracia y nos ilumina. Así le ocurrió a aquella mujer Samaritana, y a su paisanos que, confiados en ella, se acercaron a Jesús. Nuestro Señor sabe el momento que es propicio para darnos su Palabra reveladora. Sabe cuando deponemos nuestra soberbia y abajados de nuestro orgullo, nos revestimos de la suficiente humildad y sencillez para escucharle y abrirle nuestro corazón.

Esta Cuaresma puede ser un momento propicio y oportuno para no dejar escapar la Palabra de Dios. Un momento de Gracia y de Luz para abrir todo nuestro corazón y dejarla entrar para que inunde todo nuestro ser de su Luz y Misericordia, y transforme nuestro corazón. Pidamos ese regalo en este año misericordioso, para que nuestra particular higuera dé los frutos esperados pacientemente por el Señor. Amén.

martes, 1 de marzo de 2016

SI QUIERO ALCANZAR TU PERDÓN MISERICORDIOSO, TENDRÉ YO TAMBIÉN QUE PERDONAR

Misericordiosos como el Padre


No cabe otra alternativa que la del perdón. Pero un perdón sin distinción de personas, razas, clases, ideologías, pueblos...etc. Un perdón universal, porque, ¿qué mérito tiene perdonar a los amigos? Eso lo hacen, nos dice Jesús, también los que no creen en Él. Ustedes perdonen a sus enemigos también, para que vean en esa actitud de perdón que son discípulos míos, nos dice Jesús.

Y esa es la diferencia. Porque una persona que no sea creyente en Jesús no tiene ningún mandato de perdonar a aquel que le ha dado motivos de ofensa o de mentiras. Incluso, se considera engañado y bobo si, encima le perdona. Se experimenta empujado por la sociedad a no perdonar, o a ser considerado idiota.

Los que seguimos y creemos en Jesús tenemos muchas razones para perdonar, tanto a familias, amigos como a enemigos. Porque, en la misma medida y de la misma forma nos perdona Jesús. Y si el Señor nos perdona todo, ¿cómo y con qué cara no voy yo a perdonar a los demás, incluso a mis enemigos? La Misericordia del Señor me fortalece y me ayuda a ser yo también misericordioso como mi Padre del Cielo que es Misericordioso.

Jesús, el Hijo, me lo muestra en muchas parábolas que me enseña: la del Padre amoroso (Lc 15, 1-3. 11-32);  la del propietario que plantó una viña (Mt 21, 33-34. 45-46); la de la higuera plantada que no daba frutos (Lc 13, 1-9) y también en la de hoy entre otras.

No perdamos esta oportunidad de aprovechar nuestra vida para aprender, por la Gracia de Dios, a perdonar. Porque todo el amor que podamos dar será con el fin de perdonar; porque el amor es una constante fuente de perdón. En él se apoya y para él vive.

Y, nosotros, pobres y míseros pecadores, nada podremos alcanzar ni perdonar si no es por la Gracia y la Misericordia de Dios. Pidamos, más en este año de la Misericordia, ser Misericordiosos como el Padre. Amén.