Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

lunes, 23 de mayo de 2016

AUMENTA MI FE, SEÑOR, Y DANOS LA SABIDURÍA DE SEGUIRTE



No hay mayor sabiduría que la de ser dócil a la Palabra de Dios. De un Dios, Trino y comunidad de Amor, que nos invita a seguirle y a vivir en su Amor. Un Dios que se hace Hijo, en la Encarnación, tomando naturaleza humana y naciendo de María, Madre de Dios, elegida para ser Madre del Hijo durante su Vida de Hombre, semejante a nosotros, y que nos ofrece un camino para alcanzar también nosotros esa dignidad de, siendo sus hijos, heredar la Vida Eterna.

Porque esa es nuestra meta, la herencia de la Gloria de Dios, como hijos adoptivos por los méritos de Jesús, el Hermano mayor, que, enviado por el Padre, da su Vida por nuestro rescate y salvación. Y esa fue la pregunta de aquel uno, del que no se sabe nada más, sino que se entristeció por todo lo que tenía. Estaba apegado a ello y, para él, ciego por la oscuridad del mundanal ruido, importaba más sus riquezas que la Vida Eterna.

¿No nos ocurre a nosotros algo parecido? ¿No ambicionamos más nuestro prestigio, nuestra fama, nuestras riquezas y poder que la Vida Eterna? Porque alcanzarla tiene un camino bien concreto y señalado: Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre». Él, entonces, le dijo: «Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud». Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme». Pero él, abatido por estas palabras, se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes. 

No pongamos resistencia, ni tampoco peros... Sí es difícil y, diría, imposible para nosotros solos. El primero yo. Pero no es ese nuestro caso. Ayer nos dejó claro que no estamos solos. Va con nosotros el Espíritu Santo, el Consolador y Defensor, y Él nos dará la luz y la voluntad para hacer posible lo imposible. Pidamos con confianza esa Gracia, y tengamos paciencia, porque el Padre nos concede todo aquello que, pedido en el Nombre de su Hijo, nos conviene y necesitamos para alcanzar la Vida Eterna.

domingo, 22 de mayo de 2016

GRACIAS, PADRE, POR REVELARTE EN TU HIJO Y DARNOS EL ESPÍRITU QUE NOS ILUMINE



No sabemos la grandeza de nuestro Dios. Y es que sería absurdo conocerla, porque Dios es inalcanzable para nuestra pobre y pequeña razón. Y no sería Dios, un Dios pequeño, al que nosotros pudiéramos llegar con nuestra razón. ¿Pues si no sabemos ni quienes somos, cuanto más saber y conocer al Creador de todo lo visible e invisible?

Gracias, Padre, por revelarnos tu grandeza y tu Rostro en tu Hijo Jesús. Porque por Él, en Él y con Él te descubrimos, te conocemos y sabemos quién eres, como actúas y cuanto nos quieres. ¡Cuánto amor en esa hermosa parábola del hijo pródigo, o mejor, del Padre amoroso que eres Tú, mi Señor! 

¡Cuánta Misericordia con el hermano mayor, con la adultera, con Pedro y con cada uno de nosotros! Estamos vivos y con esperanza por la locura de tu Misericordia, y por ella te haces Hombre, semejante a nosotros, como nos habías pensado, y nos descubres en tu Hijo tu Rostro. Si, Padre, podemos decir que te conocemos en y por tu Hijo, y que también sabemos el Camino, la Verdad y la Vida que Tú, en Él, nos has enseñado.

Y nos sentimos confiados, alegres y esperanzados en superar ese Camino hacia Ti, como el pródigo, porque nos experimentamos acompañados, fortalecidos, acogidos, iluminados, aconsejados, compasivos, instruidos y temerosos de perder esa dicha que Tú nos regala y que nos brinda protección y auxilio en el Espíritu Santo que nos envía.

No podemos sino dejar escapar de nuestra humilde boca ese grito de agradecimiento, esperanza y alegría que nos invade y nos llena de paz y amor. Gracias, Señor, gracias. Amén.

sábado, 21 de mayo de 2016

MANTENER UN CORAZÓN JOVEN COMO SI DE UN NIÑO SE TRATARA




Nuestra vida tiene un recorrido, y como todo recorrido empieza, es decir, tiene un inicio y una meta, que no es el final, sino el comienzo de la Verdadera Vida, que nunca termina. Y en ese inicio, su corazón es tierno, diríamos casi, porque el pecado original nos lo impide, inmaculado y puro.

Un corazón sin malas intenciones y lleno de inocencia y abierto al amor. Ese es el corazón con el que todos hemos empezado y que, por nuestra naturaleza humana pecadora, vamos manchando. Pidamos, pues, conservarlo y mantenerlo tierno, suave, de carne y misericordioso por la Gracia de Dios. Un corazón de niño disponible y dispuesto a darse amar y a dar amor.

Padre, sabemos que en nuestra vida el corazón se nos endurece y se nos mancha. Se nos llena de miserias, de impurezas, y pierde su color blanco por un negro de oscuridad, de perdición. El hollín que suelta el mundo lo contamina, lo vicia y lo desorienta perdiendo el rumbo de su propia vida. Y, endurecidos por el pecado nos cerramos a tu Gracia.

Danos, pues, ese corazón de niño que nos permita perseverar y mantenernos fieles y abiertos a tu Gracia, Señor, para que, sostenidos en el Espíritu Santo conservemos la pureza de los hijos de Dios y, despojados de toda maldad intencionada podamos trabajar por construir un mundo donde la concordia, la verdad y justicia y la paz prevalezcan por encima de todo. Amén.