Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

miércoles, 3 de agosto de 2016

CONFIADOS EN NUESTRA SALVACIÓN




No son quimeras, ni ilusiones, ni tampoco cantos de sirenas. Jesús, el Hijo de Dios Vivo ha venido a salvarnos. Son palabras que Él mismo ha proclamado y nos las ha dicho (Lc 19, 10). Y si eso es así, podemos decir a boca llena que ¡¡estamos salvados!! La fe, como ocurrió con la mujer cananea nos salva.

Eso no significa que podamos cruzarnos de brazo, ni tampoco que simplemente lo que tengamos que hacer es esperar. Se trata, como la mujer cananea del Evangelio de hoy, de buscar y seguir a Jesús, e insistir ante las dificultades que la vida nos pone para encontrarlo y llegar a Él. Lo que si sabemos por su propia Palabra es que seremos escuchados y salvados, porque el Señor ha venido para eso (Mt 18, 12).

Por eso podemos alegrarnos de sabernos salvados. El Señor nos perdona e infinita es su Misericordia. Eso sí, tratemos de seguirle, de tocarle, de vivir en su Palabra y, por su Gracia y Misericordia, llegaremos a recibir la salvación. Por eso, hoy vamos a pedirte, con más fuerza que nunca, Señor que nos des la fe. Una fe fuerte, valiente, dispuesta a luchar contra las barreras y dificultades que se interponga entre Tú y nosotros. Una fe cananea decimos hoy.

Porque confiamos y estamos seguro de tu Palabra. Tú, Señor, tienes Palabra de Vida Eterna, y lo que Tú dices, se cumple. Por lo tanto, entendemos ahora la gran Noticia, que enviaste a tus discípulos a proclamar: ¡¡Ha llegado el tiempo y la hora de nuestra Salvación!! ¡¡El Reino de Dios está entre nosotros!! Porque, Tú, Señor, eres el único y verdadero Reino de Dios.

Danos Señor el don de la fe y has que, lleno nuestro corazón de ella, pongámonos en camino para buscarte y seguirte por todos los rincones de este mundo donde quieras que Tú, mi Señor, vayas. Y que ante las dificultades y pruebas que la vida nos ponga, no cesemos de seguir y de confiar en Ti. En tus Manos, Señor, pongo toda mi vida y mi confianza. Amén.

martes, 2 de agosto de 2016

EN EL MAR DE TEMPESTADES DE NUESTRA VIDA



Escenas como las narradas hoy en el Evangelio no nos son extrañas, porque el mar de nuestra vida está cargado de vientos y tempestades. Quizás lo extraño es que cuando nos sentimos hundirnos tengamos la fe de saber que el Señor está a nuestro lado y nos salva. Porque nos olvidamos de que el Señor está con nosotros y se ha quedado para salvarnos.

Pedro lo tuvo claro, y obedeciendo al Señor, tuvo también momentos de dudas y de miedo, pero recurrió confiado y esperanzado a su auxilio y salvación. Y nosotros debemos también aclararnos. Estamos salvados, porque el Señor ha pagado nuestro rescate con su Muerte de Cruz y su Resurrección, para Gloria de Dios, y para que nosotros también seamos resucitados en Él.

Este año de la Misericordia de Dios, proclamado por el Papa, nos descubre que Dios, siempre y cuando creamos en Él, nos salva. Más claro que en la parábola del hijo pródigo (Lc 15, 11-32) no se puede decir. Pero eso, es decir, nuestra salvación, no significa que nos quedemos con los brazos cruzados, porque todo el mal que hagamos o el bien que dejemos de hacer, lo pagaremos hasta el último céntimos. Tendremos que purificarnos de todos nuestros pecados y omisiones, posiblemente, en el Purgatorio, para llegar al Cielo limpios y purificados.

Y eso significa que cuanto más bien hagamos, es decir, vivamos en la Voluntad del Señor, nuestra salvación será más rápida, por decirlo de alguna manera, y más directa. Es verdad que no sabemos lo que el Señor nos tiene reservado, pero nuestro sentido común nos ilusiona y nos mueve a la esperanza de sentirnos más gozosos en la medida que más cumplimos su Voluntad.

Por eso, Señor, hoy te pedimos que, como Pedro, nos tienda tu Mano salvadora y nos emerja de las profundidades de este mar de nuestra vida, donde la oscuridad, las tempestades, los vientos y todos los peligros tratan de ponernos en peligro y apartarnos de tu presencia. ¡¡Salvanos Señor!!

lunes, 1 de agosto de 2016

NO ESTAMOS SOLOS



Muchas veces nos preguntamos como hemos podido llegar a conseguir esto o lo otro. Es bueno mirar para atrás, no para recordar y lamentarnos, sino para ver los pasos que hemos avanzados y lo que hemos ido logrando. Mirar para atrás para ver que crecemos y no permanecemos parados. Porque en el día a día no nos damos cuenta de nuestros pasos y podemos caer en la tentación de desanimarnos y de creer que es imposible avanzar.

Hemos multiplicado muchos pasos en nuestras vidas y hemos avanzado mucho. Es verdad que también hemos tropezado y retrocedido en algunos momentos, pero hay más avance que retroceso. Y es que yendo con el Señor no podemos retroceder. Siempre avanzamos, aunque muchas veces no lo advirtamos. Por eso, nuestra actitud tiene que ser positiva y superar las difícultades, porque no estamos solos, sino que el Señor está con nosotros para ayudarnos a superarlas.

Posiblemente hay situaciones que no son para nosotros, pues el Señor sabe lo que somos y podemos, y lo que está señalado para nuestra capacidad y vocación. Tenemos unos talentos y en base a ello podemos hacer y solucionar muchos problemas y situaciones. Con la multiplicación de panes y peces, Jesús nos dice que no podemos quedarnos con los brazos cruzados. Algo tendremos que hacer menos mandarlos para sus casas, y lo que falte lo pondrá el Señor.

Y esa es nuestra experiencia con y en muchas situaciones de nuestra vida. Hay momentos que no nos imaginamos que las cosas hayan salido como han salido. Ni tampoco que muchos estemos haciendo lo que realmente hacemos. Jamás podía imaginar que yo estuviese escribiendo y mis humildes escritos y reflexiones ayudaran a muchos de ustedes. Menos aún escribir algún libro. Y menos dar catequesis y recibir la gratitud de algunas personas. Realmente, así lo he dicho muchas veces, no es obra mía, es la acción del Espíritu de Dios en mí. Y en la media que mi vida transcurre, más patente se va haciendo esta experiencia y realidad.

Por todo ello, doy gracias a Dios y pongo mi vida a su disposición con todas las fuerzas que en este momento soy capaz. Y le pido que me aumente esa capacidad y las fuerzas de darme al máximo. Cada día un poco más; cada día un poco más perfecto como el Padre del Cielo es Perfecto (Mt 5, 46-48). Amén.