Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

sábado, 3 de septiembre de 2016

SÓLO UNA LEY, LA DEL AMOR



Posiblemente, el reunirnos nos calma y acalla nuestra conciencia. Muchas veces ocurre que con nuestras reuniones justificamos nuestro apostolado y nos engañamos levantando espejismos de que hacemos algo. Nos llenamos de prácticas, leyes o normas, y hasta, sin darnos cuenta, nos agobiamos y también agobiamos a los demás. Será sensato pensar y dar sentido común a nuestra vida.

Somos pobres, limitados y pecadores. Por eso necesitamos un Mesías, un Salvador. Y Dios, nuestro Padre, ha enviado a su Hijo, Jesús, para darnos paz, tranquilidad y felicidad eterna. Es decir, salvarnos y liberarnos de este mundo donde estamos esclavizados. Por tanto, en principio tranquilidad y paz. Dios no nos exige sacrificios ni muchas leyes que nos agobien e inquieten.

Sólo una Ley nos manda: El mandamiento nuevo (Jn 13, 34-35), en la que nos dice que le amemos a Él sobre todas las cosas, y al prójimo como Él nos ama. No hay más. Todas las leyes que saquemos del bolsillo o nos inventemos sobran. Y eso no quiere decir que haya que poner alguna, sobre todo para recordárnosla, pero donde hay que mirar es al Amor.

Nuestra vida, liberada de todo debe fundamentarse en ese hermoso mandamiento novedoso, porque en él está contenido toda la Ley y los profetas. Y viviendo en él alcanzaremos la misericordia, hasta el punto de, por su Gracia, ser misericordiosos como el Padre. Cuando se ama se cumple toda ley, porque el amor no sólo busca el bien sino toda verdad y justicia.

Pidamos al Padre que nos dé un corazón misericordioso lleno de amor, para que vivamos en la ley y por encima de la ley, al servicio del hombre, poniendo la ley, valga la redundancia, para su bien. Pidamos sabiduría para que sepamos discernir lo que conviene y beneficia al hombre para su salvación, porque esa es la Voluntad de Dios. Amén.

viernes, 2 de septiembre de 2016

PORQUE ESTAMOS SALVADOS, VIVIMOS EN LA ALEGRÍA

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS




Es posible que el camino presenta muchas dificultades, pero sabemos a donde conduce. Es posible que no es cómodo atravesar la puerta estrecha, pero conocemos que detrás de ella está la salvación y el gozo eterno. No ocurre así con la puerta ancha, que siendo cómoda, espaciosa y apetecible, al final se vuelve oscura, desagradable y perdición.

No perdamos el humor de acoger con alegría momentos de regocijo y de algarabía. Cada momento trae sus propios afanes y su gozo, y debemos disfrutarlo sin preocuparnos. Lo importante es que el Novio está con nosotros. Ya vendrán los momentos de tristeza y sufrimiento, y a cada instante le daremos lo que le pertenece. Pero siempre con la satisfación y la esperanza de que Jesús está con nosotros y nos salva.

Por eso, Padre del Cielo, te damos gracias por todo lo que nos da en cada momento de nuestra vida y te pedimos que nos des la paciencia, la esperanza y la fe de no fallarte y de discernir siempre que el verdadero camino es el que Tú nos señala. Amén.

jueves, 1 de septiembre de 2016

¿SOMOS CONSCIENTES DEL ALCANCE DE LA REALIDAD?



¿Nos damos cuenta de lo ocurrido? ¿Damos crédito a lo que leemos? Ante un acontecimiento así, lo primero que se me ocurre es proponerle a Jesús una sociedad para pescar. Con una sabiduría así, donde aquellos marineros expertos no había sido capaces de pescar nada, Jesús en un abrir y cerrar de ojos consigue llenar hasta rebosar todas las redes.

Dios mío, parece más milagros que aquellos pescadores dejaran todo lo que tenían y siguieran a Jesús sin la tentación de proponerle una sociedad para hacerse ricos. ¿No nos ocurre a nosotros eso? ¿Estamos más pendiente a las cosas que podamos conseguir con y de Jesús que al mismo Jesús? ¿Estaríamos dispuestos a oír la propuesta de Jesús, tal y como ocurrió con aquellos pescadores?

Hay muchas preguntas que responder y que respondernos. Y la primera sería aceptar esa invitación de Jesús a subirse a nuestra barca. A la barca de nuestra vida. ¿La aceptas? ¿La aceptamos? Y dejar que descanse en nosotros y nos diga dónde y cuándo echar las redes. Las redes de nuestro corazón, de nuestro trabajo, de nuestras ilusiones, de nuestra esperanza y de nuestra fe. 

Las redes están en nosotros, pero su finalidad es salir de nosotros para llegar al ustedes, al vosotros, y arrastrarnos a la Luz. La Luz que ilumina, que santifica y que salva. La Luz que nos da la Vida Eterna que tanto buscamos sin saber donde echar las redes. Danos, Señor esa Luz que ilumina nuestra vida y la vigoriza para responderte como los apóstoles y dejar todo para seguirte.

Danos la sabiduría de obedecerte y bogar mar adentro, hasta lo más profundo de nuestro interior, para salir, de la superficialidad de la vida, al interior más profundo del único y verdadero Amor que está en Ti. Para romper con la monotonía y la rutina que nos esclaviza y nos ancla en la orilla sin posibilidad de echar las redes. Amén.