Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 3 de noviembre de 2016

QUIERO SER, SEÑOR, DE LOS QUE SE EXPERIMENTAN SALVADOS POR TU AMOR

Quiero ser de los que experimentan la necesidad espiritual de ser curado y buscarte, Señor, para que me sanes y me salves. Te doy las gracias porque sé que me buscas y me tiendes tus manos para salvarme. Te doy las gracias porque me cargas sobre tus hombros y soportas el peso de mis pecados, perdonándome misericordiosamente. Gracias Señor.

Quiero sentir la alegría de sentirme buscado, importante para ti, hallado y salvado. Quiero sentir la alegría que ayer compartíamos a conocer tu promesa de que nos preparas una mansión en la Casa de tu Padre para llevarnos cuando regreses de nuevo a este mundo al final de los tiempos. ¡¡Señor, gracias por todo!!

Gracias porque me buscas y me salvas, y gracias porque, no sólo contentándote con eso me ofreces tu Casa, me preparas en ella una mansión y me invitar a vivir eternamente en plenitud de gozo y felicidad. Gracias, Señor. Me encuentro lleno de alegría y no pudiendo retener ese gozo en mi corazón lo proclamo a los cuatro viento por este medio de los blogs y redes que Tú has puesto en mis manos. Gracias Señor.

Gracias, Señor, por todo tu amor y, sabiéndome enfermo y necesitado de tu curación, te pido que me des la sabiduría, la fortaleza,  la paz y paciencia para saber, viviendo tu Palabra, proclamarla y extenderla por todos los lugares a donde puedo llegar. Porque bien merece una fiesta, una gran fiesta, como la de aquel que encuentra su oveja perdida, o la mujer que halla su dracma perdida. Y esa dicha de fiesta y celebración no se puede perder ni dejar de celebrar.

Por eso proclamamos la alegría de una persona que se convierta y se abra a la plenitud eterna que a todos los otros que permanecen ciegos, cerrados a la verdadera luz y sometidos a la oscuridad de este mundo.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

¡¡¡QUÉ IMPORTA MORIR A ESTE MUNDO, SI VOY A LA MEJOR MANSIÓN JAMAS PENSADA!!!

No debemos perder este pensamiento y esta promesa en nuestra mente. Son Palabras de Jesús y sus Palabras tiene verdadero cumplimiento. Ha vencido la muerte y ha Resucitado. Jesús vive y nos hace esta promesa: «No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Su Palabra se cumple siempre. Lo hizo con el buen ladrón, Lc 23, 40-43, y también lo hará con cada uno de nosotros. Esa es nuestra esperanza y nuestra alegría.

Pero Jesús sigue hablando y nos dice más: 
Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros. ¿Se puede decir más? Nos lleva con Él y comparte su Gloria con nosotros. ¿No es eso una locura de amor? ¡Dios mío, dame la paciencia y la sabiduría de saber entender y esperar en tu Palabra!

¿Pero como esperar y qué hacer? También en esto, el Señor, nos da pistas y nos señala el camino: 
Y adonde yo voy sabéis el camino». Le dice Tomás: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.

¡¡¡Oh, Señor, danos la fortaleza, la sabiduría y la paz de poder seguirte sin titubeos ni vacilaciones!!! Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida y siguiéndote encontraremos, junto a Ti, esa mansión que nos preparas llena de amor y ternura para vivir en plenitud de gozo eternamente. Gracias, Dios mío. Amén.

martes, 1 de noviembre de 2016

DAME LA CAPACIDAD DE VIVIR EN LAS BIENAVENTURANZAS

Me has señalado el camino, Señor, al proclamar «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos».

Y terminas invitándome a la alegría y al regocijo, porque seremos recompensados en el Cielo. Esa es la actitud con la que tenemos que vivir y, sobre todo, amar. Hacerlo de forma gratuita y sin esperar nada a cambio. Hacerlo precisamente y especialmente a aquellos que, aunque quisieran, no podrían pagarme. Hacerlo porque es el Señor quien lo ha hecho y lo hace a cada instante de nuestra vida con nosotros. Hacerlo en correspondencia al Señor, porque Él siempre nos paga, y nos paga con creces.

Ya nos lo dijo en una ocasión, el ciento por uno, Mt 19, 29. Pero somos conscientes, Señor, de nuestras dificultades y apetencias; de nuestras debilidades y problemas que nos impiden seguir ese camino lleno de bienaventuranzas y bendiciones. 

Danos, Señor, la Gracia de ser pobres de espíritu; de ser mansos; de llorar, de tener hambre y sed de justicia. También de ser misericordioso y limpios de corazón. De trabajar por la paz y la justicia, a pesar de ser perseguidos, injuriados y digan con mentiras toda clase de mal contra nosotros por defenderte Señor. Danos esa fortaleza, valentía y capacidad, porque eso nos llenará de alegría y regocijo. Amén.