Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

martes, 28 de febrero de 2017

NO ME DEJES ELEGIR A MÍ, SEÑOR

El peligro está en que sea yo quien quiera elegir. Porque casi siempre y con mucha frecuencia, impedimos que el Espíritu Santo nos ilumine y nos señale el lugar y la misión en la que consagrar tu vida o parte de tu vida. El peligro es que, posiblemente, elegiremos pensando en nosotros mismos, en nuestras comodidades y acomodamiento. Somos débiles y, sin darnos cuenta, tiramos para nuestras apetencias y gustos.

A nadie le gusta sufrir, ni sentirse incómodo. Busca siempre el lugar más adecuado a su comodidad. Por eso, te pido, Señor, que no me dejes elegir a mí, porque, engañado por mi egoísmo, elegiría mal y lo que no me conviene. Sin embargo, también existe otro peligro, que llevado por mi vanidad y deseos de triunfo, mire más alto de lo que puedo dar. Entonces me agobiaré y lo haré mal.

Tú, Señor, sabes lo que puedo dar, pues Tú me has dado los talentos que tengo que negociar. Y eso quiero hacer, Señor. No quiero meterme en lugares para los que no estoy hecho, ni despreocuparme de aquello para lo que Tú me has dotado. Indícame el camino a seguir y señálamelo, porque de no verlo puedo perderme.

Hay una señal que me indica donde puedo estar y qué hacer. Aquello que tú descubres cómo que haces bien, o al menos gusta, y es bueno. Es decir, ayuda a otros a encontrarte y a fijarse en Ti. Y que haciéndolo, a pesar de que comporte trabajo y esfuerzo, tú te sientes con fuerzas, con ganas, entusiasmo y ganas de seguir. Y experimentas fortaleza, voluntad y gozo el hacerlo. 

Entiendo que ahí estás Tú, Señor, que me animas y me empujas en las respuestas de los demás, que responden y se sienten animados al compartir estas reflexiones sencillas y humildes hechas con todo el cariño y el amor que puedo. Escritas desde las vivencias personales de mi encuentro de cada día contigo y alumbradas desde tu Palabra y tu Espíritu. Gracias, Señor, por experimentar que Tú te haces presente entre todos nosotros y nos alumbra el camino que cada uno tiene que seguir. Amén.

lunes, 27 de febrero de 2017

LLENA MI CORAZÓN, SEÑOR, DE UN AMOR COMO EL TUYO

Está claro que el dinero manda y arrastra nuestra vida. Impone la ley de la fuerza y el poder. Y eso gusta al ser humano tentado por sus ambiciones, ansias de poder y egoísmos. Pensamos que con dinero tendremos todo lo demás, y todo lo necesario para ser felices y dichosos. En principio decimos que no, que el dinero no da la felicidad, pero, alcanzada la riqueza, la tomamos y actuamos como si pensáramos todo lo contrario. Nos auto engañamos, pues nuestros actos descubren lo que hay en nuestro corazón.

Y siendo así, la presencia  de Dios en nuestra vida estará en un plano secundario, marginal que, sólo despertará y se invocará su presencia para ciertas ocasiones donde el dinero y nada de lo que tengamos cuenta. Se hace necesaria una buena limpieza del corazón, y eso sólo lo podemos hacer injertados en el Espíritu Santo, enviado a asistirnos, acompañarnos, fortalecernos y dirigirnos.

Claro está, Señor, que te pedimos que tomes nuestros corazones y nos transformes. Queremos abrirnos a la acción de tu Espíritu y dejarnos, abandonados en sus Manos, que dirija nuestra vida. Cambia nuestro corazón, Señor, y ayúdanos a limpiarlo, para que despojado de todo aquello que nos impida verte y seguirte, te pongamos en el centro de nuestras vidas. Y, para que sea Tú nuestro Señor, nuestro ánimo, nuestra fortaleza, nuestro camino, verdad y vida.

Es eso lo que, desde lo más profundo de nuestros corazones queremos pedirte y, para ello, nos abrimos con todas nuestras fuerzas a tu Palabra y enseñanza. Queremos, Señor, creer en tu amor, porque será Él quien nos transforme dándonos fuerza, sabiduría y voluntad para doblegar nuestras ambiciones y anhelos, para seguirte con fidelidad y perseverancia confiados en Él. Amén.

domingo, 26 de febrero de 2017

EMPECINADOS Y APEGADOS A LO MATERIAL

Nos resulta difícil descubrir el valor espiritual de las cosas. Vemos antes el valor material, y su necesidad que lo que se esconde espiritualmente detrás de todo eso. Quizás nos afanamos mucho en conseguir bienes materiales hasta el punto de preocuparnos y hasta enfrentarnos unos a otros con graves consecuencias.

Quizás, nuestra propia humanidad nos inclina a esa materialidad y nuestro pecado no nos deja ver el inmenso amor que Dios nos tiene cuando nos ha hecho sus predilectas criaturas. Y ha puesto en el mundo todo lo que necesitamos para nuestro vivir. De modo que no debemos poner nuestra principal preocupación en los bienes materiales, porque la providencia de nuestro Padre Dios nos provee de todo lo que necesitamos.

Pero, también, hemos recibido unos talentos y cualidades para desarrollarlas en administrar todo lo recibido. Y nuestra responsabilidad es hacerlo, pero sin perder de vista que Dios está pendiente de nosotros, y nos cuida. Quizás, lo mejor que podamos hacer en esta humilde reflexión es pedirle luz y entendimiento para comprender su providencia y sus cuidados. Para percibir su amor y depositar en Él nuestra confianza.

Hay situaciones que nosotros hemos echado a perder, descuidándonos, despilfarrándolas y no empleando bien esos recursos en tiempos de bonanza. Ni siquiera hemos tenido en cuenta a los que lo han pasado mal en esos momentos. Y luego, cuando la situación se nos pone difícil queremos que Dios nos la arregle. Lo utilizamos como una caja mágica para arreglar todo lo que nosotros irresponsablemente desarreglamos.

Pidamos fortalecer nuestra voluntad para cumplir con nuestras responsabilidades y responder al amor y a todo lo que Dios ha puesto en nuestra manos. Conservándolo, compartiéndolo, dándole buen uso y poniendo todas las cosas en su lugar, siendo Dios el centro principal de nuestra vida. Amén.