Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 2 de marzo de 2017

ESTOY DISPUESTO A SEGUIRTE, SEÑOR

Sí, Dios mío, yo y muchos más estamos dispuesto a seguirte. Tú lo sabes, porque puedes leer lo más profundo que se esconde en nuestros corazones. Sí, Señor, lo afirmamos públicamente, porque esa es la verdad que late dentro de nosotros. Y confiamos en Ti, Señor. Es eso lo que nos mantiene expectante y dispuestos a seguirte. Pero, tampoco se te esconde a Ti nuestras debilidades y nuestros miedos.

También, Señor, Tú sabes de eso. De eso que sucede dentro de nuestro pobre, humilde y temeroso corazón. No tememos tanto, que sí, confesamos que si lo hay, al miedo, sino a nuestras débiles y frágiles fuerzas que sucumben ante las tentaciones que en nuestro propio camino nos salen al paso. Tentaciones de todo tipo: de pereza, de pasiones, de lujurias, de ambiciones, de fama, de poder, de vanidad...etc. ¿Para qué ocultarlas si nada se esconde a tu vista, Señor?

Son nuestras peores piedras que nos amenazan lapidarnos a cada instante. Es nuestra sistemática lucha de cada día. Es nuestro caballo de batalla que nos asedia y nos mantiene temeroso y asustado. Y nos debilita. Y Tú lo sabes, Señor. Y porque también nosotros sabemos de tu Bondad, de tu Amor y Misericordia, seguimos adelante y te pedimos fuerza, sabiduría, voluntad y valentía para continuar la lucha sabiéndonos capaces de salir triunfantes.

Sí, Señor, porque Tú has triunfado en tu Camino Pascual. Sí, Señor, porque Tú has vencido a las tentaciones y al pecado. Sí, Señor, porque Tú nos has prometido que quien está contigo y cree en Ti, también saldrá adelante y vencerá al pecado. Y lo creemos, Señor. ¿A dónde iremos sin Ti? Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida y siguiendo tus pasos queremos atravesar nuestra propia pascua. Compartir contigo nuestra muerte y en Ti, por tu Gracia y Misericordia, resucitar.

Danos, Señor, esa Gracia de no desfallecer y sostenernos en la oración y los sacramentos, y unidos a los hermanos, en el camino pascual de nuestro peregrinar,  llegar hasta descansar en Ti. Amén.

miércoles, 1 de marzo de 2017

CONTRA NOSOTROS MISMOS

No es fácil mantenerse en el anonimato. Nada fácil, porque nuestra naturaleza está salpicada de vanidad y presunción. Y, a pesar de una aparente humildad, todos queremos y necesitamos ser halagados y reconocidos. Sólo nos hace falta mirar a nuestro derredor para ver todos los honores y reconocimientos que hacemos. El artista sin los aplausos no puede continuar su trabajo. Los necesita para sostener su ilusión y su constancia. Esa es nuestra esencia pecadora. Estamos revestidos de pecados y nuestra limpieza no depende de nosotros sino de la Misericordia de Dios.

Por eso, no podemos ir solos, sino de la Mano del Señor. Necesitamos su Gracia para, por su Misericordia, resistir todos los embates de nuestra soberbia, vanidad, ambición, egoísmo...ect., e irlos convirtiendo en humildad, generosidad, servicio, discrección, caridad y, sobre todo, amor. Un amor que se despoja de sus honores y halagos, para, en el silencio y lo oculto, servir humildemente sin ser advertido. O lo que es lo mismo, sin ser recompensado. Porque todo lo esperamos de Dios.

Eso no significa que tengamos que actuar a escondida, pero sí que nuestro corazón no busque su premio en este mundo, sino que descanse su buen obrar en el Señor. Por todo ello, consciente de que nos es imposible vencernos a nosotros mismos, te pedimos, Padre, que nos fortalezca y nos des la luz, la voluntad y la sabiduría de saber, pacientemente, vencernos, corregirnos y llenarnos de humildad y sencillez.

Nuestras vidas están llenas de peligros, de circunstancias en las que salen al primer plano nuestros egoísmos, nuestras vanidades y soberbias. Queremos siempre destacar y estar en los primeros puestos. Queremos siempre que se nos reconozca nuestra labor. ¡Qué ejemplo eres tú, María, que siendo la elegida para ser la Madre de Dios has guardado todo en tu corazón humilde, sin mostrarte ni llenarte de vanidad ni de altanería.

Danos, Señor, la Gracia de saber sostenernos humildemente y no vanagloriarnos de nuestras buenas obras, que son obras del Espíritu Santo que nos asiste y nos da lo necesario para poder actuar así. Amén.

martes, 28 de febrero de 2017

NO ME DEJES ELEGIR A MÍ, SEÑOR

El peligro está en que sea yo quien quiera elegir. Porque casi siempre y con mucha frecuencia, impedimos que el Espíritu Santo nos ilumine y nos señale el lugar y la misión en la que consagrar tu vida o parte de tu vida. El peligro es que, posiblemente, elegiremos pensando en nosotros mismos, en nuestras comodidades y acomodamiento. Somos débiles y, sin darnos cuenta, tiramos para nuestras apetencias y gustos.

A nadie le gusta sufrir, ni sentirse incómodo. Busca siempre el lugar más adecuado a su comodidad. Por eso, te pido, Señor, que no me dejes elegir a mí, porque, engañado por mi egoísmo, elegiría mal y lo que no me conviene. Sin embargo, también existe otro peligro, que llevado por mi vanidad y deseos de triunfo, mire más alto de lo que puedo dar. Entonces me agobiaré y lo haré mal.

Tú, Señor, sabes lo que puedo dar, pues Tú me has dado los talentos que tengo que negociar. Y eso quiero hacer, Señor. No quiero meterme en lugares para los que no estoy hecho, ni despreocuparme de aquello para lo que Tú me has dotado. Indícame el camino a seguir y señálamelo, porque de no verlo puedo perderme.

Hay una señal que me indica donde puedo estar y qué hacer. Aquello que tú descubres cómo que haces bien, o al menos gusta, y es bueno. Es decir, ayuda a otros a encontrarte y a fijarse en Ti. Y que haciéndolo, a pesar de que comporte trabajo y esfuerzo, tú te sientes con fuerzas, con ganas, entusiasmo y ganas de seguir. Y experimentas fortaleza, voluntad y gozo el hacerlo. 

Entiendo que ahí estás Tú, Señor, que me animas y me empujas en las respuestas de los demás, que responden y se sienten animados al compartir estas reflexiones sencillas y humildes hechas con todo el cariño y el amor que puedo. Escritas desde las vivencias personales de mi encuentro de cada día contigo y alumbradas desde tu Palabra y tu Espíritu. Gracias, Señor, por experimentar que Tú te haces presente entre todos nosotros y nos alumbra el camino que cada uno tiene que seguir. Amén.