Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

viernes, 31 de marzo de 2017

JESÚS, PERSEGUIDO Y AMENAZADO



HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS


Jesús se siente amenazado y trata de no llamar la atención. Los judíos no parecen estar muy de acuerdo con sus palabras y le persiguen para matarle. En ese contexto, Jesús sube a Jerusalén después de hacerlo sus discípulos. Pero, una vez allí, no puede callarse y continúa su misión evangelizadora enseñando y manifestando la Voluntad del Padre.

Esto crea confusión, y también sucede hoy y ahora. Muchos no están de acuerdo con lo que dice Jesús, ni tampoco le dan autoridad, pues saben su procedencia. El Mesías que ha de venir no se sabe de donde es. De cualquier manera quedan algo confundidos al ver que Jesús predica y nadie le detiene. Llegan a pensar que quizás las autoridades le han reconocido como el Cristo.

Pero Jesús, sabiendo lo que ocurre y su confusión, grita diciendo: «Me conocéis a mí y sabéis de dónde soy. Pero yo no he venido por mi cuenta; sino que me envió el que es veraz; pero vosotros no le conocéis. Yo le conozco, porque vengo de Él y Él es el que me ha enviado». 

Y eso es lo que te rogamos hoy, Señor. Queremos que nos des la sabiduría necesaria para darnos cuenta que Tú eres el Hijo de Dios Vivo. El Mesías enviado por el Padre para salvar a los hombres del pecado. Danos, Señor, la capacidad de entenderlo y de seguirte, porque Tú tienes Palabra de Vida Eterna y en Ti se cumple todas las profecías de Isaías.

jueves, 30 de marzo de 2017

SALMO 142, 1-11: LAMETANCIÓN Y SÚPLICA ANTE LA ANGUSTIA

Ant: En la mañana, Señor, hazme escuchar tu gracia.
El hombre no se justifica por cumplir la ley, sino por creer en Cristo Jesús (Ga 2,16)
Señor, escucha mi oración;
tú, que eres fiel, atiende a mi súplica;
tú, que eres justo, escúchame.
No llames a juicio a tu siervo,
pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti.

El enemigo me persigue a muerte,
empuja mi vida al sepulcro,
me confina a las tinieblas
como a los muertos ya olvidados.
Mi aliento desfallece,
mi corazón dentro de mí está yerto.

Recuerdo los tiempos antiguos,
medito todas tus acciones,
considero las obras de tus manos
y extiendo mis brazos hacia ti:
tengo sed de ti como tierra reseca.

Escúchame en seguida, Señor,
que me falta el aliento.
No me escondas tu rostro,
igual que a los que bajan a la fosa.

En la mañana hazme escuchar tu gracia,
ya que confío en ti.
Indícame el camino que he de seguir,
pues levanto mi alma a ti.

Líbrame del enemigo, Señor,
que me refugio en ti.
Enséñame a cumplir tu voluntad,
ya que tú eres mi Dios.
Tu espíritu, que es bueno,
me guíe por tierra llana.

Por tu nombre, Señor, consérvame vivo;
por tu clemencia, sácame de la angustia.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: En la mañana, Señor, hazme escuchar tu gracia.

miércoles, 29 de marzo de 2017

¡¡¡SALVAME SEÑOR!!!


Una oración que se puede expresar con dos palabras: "¡Sálvame, Señor! Porque todo lo demás sobra; porque en esa expresión está contenida toda mi fe y porque me fío y tengo plena confianza en tu Palabra, Señor. Toda mi petición, Señor, se concentra en pedirte luz, voluntad y la Gracia de hacer siempre el bien, porque será a esos a los que Tú escogeras y pondrás a tu derecha, y los que hayan hecho mal para una resurrección de juicio.

Dame, Señor, la Gracia de oír tu Palabra, ponerla en práctica y entenderla. Tú, Señor eres el Rostro de Dios y su Palabra. Y no haces tu Voluntad sino la Voluntad del Padre. Danos también a nosotros esa Gracia de hacer la Voluntad del Padre.

Queremos, Señor, escuchar tu Palabra y, creyéndola, ponerla en práctica. Pero sabemos que sin Ti no podemos ni escucharla ni entenderla. Danos esa sabiduría de dejarla entrar en nuestro corazón y hacerla vida de tu Vida.  Tú eres Señor, el Hijo de Dios Vivo, hecho Hombre y enviado por el Padre a este mundo para salvar a todos los hombres que crean en quien te ha enviado. Tú eres Señor del sábado y de todo lo creado, y en tus Manos descansa nuestra salvación.

El mundo te rechaza porque no aceptas que eres Hijo de Dios y menos que eres el Padre mismo. Hoy nos dices que Tú y el Padre tienen la misma naturaleza divina, aun siendo Personas distintas. Es el Misterio de la Santísima Trinidad, y yo, Señor, lo creo rendido y postrado a tus pies. Porque, Tú tienes Palabra de Vida Eterna. Quiero como un niño respecto a sus padres aquí en la tierra, rendirme en tus brazos, Señor, y seguir tu Palabra y tus mandatos.

Creemos en Ti, Señor, y entendemos y sabemos gozosamente que estamos salvados. Rumiar eso es una dicha y hermoso gozo de felicidad. No porque lo imaginamos, sino porque Tú lo has dicho: En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi Palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida. Y eso te pedimos insistentemente confiados en tu Misericordioso Amor. Amén.