Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

sábado, 22 de abril de 2017

INSISTO, SEÑOR: AUMENTA NUESTRA FE

Por muchas pruebas que tengamos no nos será fácil creer. Y es que nuestra humanidad está tocada y herida y vive en la oscuridad. Conozco a muchas personas que duermen en la intrascendencia y ceguera espiritual. Confiesan creer, y hasta tener alguna experiencia, pero su vida queda paralizada, inactiva y pasiva. No emprenden ningún camino. Viven indiferentes al testimonio y mensaje de Jesús.

Luego, ¿qué ocurre? Creo, como se cuenta en la parábola del rico epulón -Lc 16, 19-31- que ni apareciéndose un resucitado movería a muchos a cambiar. Ya ocurrió con Jesús. Ni creían en Él ni en sus Obras. En la primera lectura de hoy se trata lo que comenta ahora: En aquellos días, los jefes del pueblo, los ancianos y los escribas, viendo la seguridad de Pedro y Juan, y notando que eran hombres sin letras ni instrucción, se sorprendieron y descubrieron que habían sido compañeros de Jesús. Pero, viendo junto a ellos al hombre que habían curado, no encontraban respuesta.
Les mandaron salir fuera del Sanedrín, y se pusieron a deliberar:
- « ¿Qué vamos a hacer con esta gente? Es evidente que han hecho un milagro: lo sabe todo Jerusalén, y... -Hech 4, 13-21-.

Poco ha cambiado respecto a hoy. Todo sigue igual. Se necesita una experiencia personal y profunda que toque nuestro corazón, y, así y todo, necesitamos la Gracia de Dios. Es verdad que, por nuestra parte, necesitamos dar un paso hacia adelante y esforzarnos en abrirnos y entregarnos para que el Espíritu Santo haga su trabajo, pero todo depende de la Gracia de Dios. Con ella daremos testimonio y proclamaremos, con nuestras vidas, la Buena Noticia de salvación. 

Y nuestro trabajo es ese. Estar atentos y aceptar nuestra mediocridad. Quizás sea esa su Voluntad respecto a muchos de nosotros. Ahí entra mucho en juego nuestra humildad y obediencia, que ha sido lo destacado en muchos de los que han llegado a tener una íntima relación con Él. Aceptar lo que Él quiere de cada uno de nosotros es aceptar su Voluntad. Y ese es nuestro camino, nuestra derecha y nuestra red.

Pidamos, confiados esa Gracia, ser abrazados pacientemente en la esperanza, que el Señor sabe lo que mejor nos va, y lo que verdaderamente necesitamos. Sea de una forma u otra; activo o paciente; iluminado o en la oscuridad; fuerte o débil, sostengámonos en el Señor y vivamos en su Palabra. Amén.

viernes, 21 de abril de 2017

¿DÓNDE ESTÁ MI PESCA, SEÑOR?

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDA


¿Dónde está mi derecha, Señor? ¿El lado bueno de mi vida donde puedo encontrarte y presentarte a los demás? Porque, quizás mis caminos son torcidos y erróneos. ¿Dónde está mi barca y mis redes para echarlas en tu nombre y sacarla llenas de peces? ¿Cuál es el lado bueno de mi vida y en dónde tengo que echar mis redes?

¿Donde estás, Señor? Miro hacia el horizonte y mi vista se pierde sin llegar a vislumbrarte. Y, como los apóstoles, pierdo mi tiempo dedicándolo a otros menesteres de menor importancia y trascendencia. ¿Dónde está mi orilla, Señor? Esa orilla a la que tengo que llegar como hizo Pedro, sin dudarlo y arrojándose al mar. Yo también quiero hacerlo.  

Quiero encontrar mi derecha, ese lugar donde mi vida debe echar sus redes y salvar a muchos peces de las aguas contaminadas de ese mar del mundo intoxicado y podrido. Quiero descubrir el lado derecho, correcto y misericordioso donde pueda echar mis humildes manos, para ayudar a nadar hacia donde, Tú, Señor, me esperas y me aguardas. Ese Mar Inmenso de tu Misericordioso Amor que nos limpia y nos inunda de paz y de gozo y nos llena plenamente.

Quiero llegar a esa orilla donde Tú, Señor estás. Dónde Tú, Dios mío, me aguardas y me esperas y llevarte mis pecados para compartirlo contigo. Y recibir de Ti, mi Señor, tu bendición y tu Pan. Aumenta, pues, Dios mío mi fe, para que yo también te descubra en la orilla de mi vida y sepa escuchar donde tengo que echar mis redes y recoger esos frutos que Tú esperas de mí. Amén.

jueves, 20 de abril de 2017

A PESAR DE QUE ARDÍAN SUS CORAZONES...

La fe es un don de Dios. Y eso es verdad porque, a pesar de que ardían sus corazones, también vacilaban y dudaban. La experiencia del verdadero encuentro lleva tiempo, salvo que el Señor quiera lo quiera de otra forma. Se les ha ido apareciendo. Primero a las mujeres, luego a los de Emaús, y ahora a los discípulos, y a pesar de que están saboreando esos encuentros y apariciones, se quedan perplejos, asombrados y temerosos.

No nos extrañemos que a nosotros nos ocurra eso mismo. De hecho nos ocurre, y nos pasa porque no depende de nosotros sino de Dios. La fe es un don de Dios, volvemos a repetir, pero eso no significa que esperemos con los brazos cruzados, sino, precisamente, todo lo contrario. Hay que buscarla; hay que pedirla; hay que ir a Galilea y profundizar en la Palabra, en las Obras y en la Asamblea. La fe se encuentra allí: 

Y es allí donde hay que pedirla. No estamos diciendo que hay que ir a Galilea física, sino que nuestra Galilea se encuentra en nuestra sed y hambre de buscar la Palabra originaria, tal y como la proclamó Jesús por aquella región de Galilea. Buscarla en las Obras con las que Jesús daba respuesta a su Palabra, su coherencia de Palabra y Vida, y en, con y por los hermanos, donde podemos hacer presente ese Amor del que Jesús nos habla.

Por eso, desde ahí la pedimos y desde ahí corremos, injertados en el Espíritu Santo, a buscarla, a encontrarla y a suplicarla. Esa fe que el mismo Jesús nos tiende abriéndonos sus Manos y enseñándonos sus llagas y dejándonos meter nuestros dedos en su costado. 

No busquemos donde no se encuentra ni donde no está. Busquémosle en su Palabra. Una Palabra que se hace vida y se transforma en las Obras de Misericordia: corporales y espirituales, porque ahí tendrás muchas oportunidades de abrazarle y de manifestarle tu fe y tu amor. Amén.