Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

lunes, 3 de julio de 2017

ANTE LAS DUDAS, ORACIÓN

Mientras oramos significamos que tenemos fe y, sobre todo, esperanza. Significamos que somos mortales, seres humanos limitados, pequeños, llenos de imperfecciones y muy limitados de razón para entender la grandeza de nuestro Padre Dios. Estar en su presencia en la comunidad, en las celebraciones litúrgicas, en la actitud de vivir en el amor y en relación personal con Él en la oración es síntoma de que la fe vive dentro de nosotros. A pesar de nuestras dudas y tribulaciones.

Hagamos el esfuerzo de sostenernos ahí, confiando plenamente en la Misericordia de Dios. No somos perfectos, ni mucho menos, pero sí seremos perdonados por la Misericordia de Dios. Y eso debe bastarnos para confiarnos a su Amor y Salvación.

Nuestros padres no exigían esfuerzos y nos ponían en aprietos. Muchas veces no entendíamos por qué nos hacían eso. Sin embargo, siempre sabíamos que, aun sin comprenderlo, lo hacían por nuestro bien. Ya de mayores lo hemos comprendido. Pues, ¿cómo Dios, nuestro Padre Infinitamente Bueno puede mandarnos algo malo? No entra en nuestra razón ni en el sentido común.  Dios, con su Poder Infinito, hará todo lo que haga falta para darnos la plena felicidad eterna. Esa es su Voluntad, y eso quiere para ti y para mí. No lo dudemos, porque a ese razonamiento si podemos llegar fácilmente.

Un padre no nos crea para matarnos. Si eso lo hacen nuestros padres de la tierra, ¡cuánto más va a hacer nuestro Padre del Cielo! Nos ha creado para la Vida. Y Vida Eterna. Dejemos nuestra razón limitada y pequeña, incapaz de entender los designios y misterio de Dios, y abandonémonos, no sin muchas razones escritas dentro de nuestro corazón, para terminar diciendo como santo Tomás: "Señor mío y Dios mío".

Gracias, Señor, por esta hermosa y sabia decisión de esforzarnos en conocerte, amarte y seguirte, para siendo tus discípulos, y en la medida de conocerte más, más amarte y seguir el ritmo de paz de tus pasos. Amén.

domingo, 2 de julio de 2017

TÚ, SEÑOR, ERES LO PRIMERO


No podemos librarnos de muchas cosas que interrumpen nuestra dedicación y entrega al Señor. El mundo tiene una y mil razones para distraerte e interrumpirte tu relación con el Señor. Y, quizás, muy válidas, para ti y para los demás. Y muy razonables y de sentido común. El trabajo es una de ellas. El trabajo y la comida y educación de tu familia. ¿Quién te va a decir que no?

Sólo Dios puede interrumpirte, porque todo lo que tienes, incluso, tus hijos, te los ha regalado Él. Y te ha creado para servirle, sirviendo a ellos y al prójimo. Pero, primero tienes que servir, que es amar, a Dios. Porque cuando hablo de servir estoy incluyendo tu voluntariedad y libertad. Nadie que sirve por dinero o por obligación, puede amar. El amor exige libertad y voluntariedad. Eso sí, claro, cuesta y se hace duro en muchos momentos. Sobre todo cuando el servido tiene muchas carencias, enfermedades y dolencias. Y falta de medios.

Dios, que es amor, no te va a impedir que tú ames como Él te ama. Y el amor a Él sólo se lo puedes demostrar en los hermanos. Sobre todo en los enemigos, porque a los amigos es fácil amarlos. Tú experimentas que tu corazón se encoge, cuando tienes que dar la paz, con sinceridad, con una sonrisa y con tu mayor esfuerzo auténtico y verdadero a un enemigo. Pero, al mismo tiempo, descubres que, no sólo has abrazado en paz a tu enemigo, sino que has abrazado fuertemente a Dios. Y tu corazón, entonces, se ensancha y experimenta gozo y verdadera paz. Se cumple con lo Jesús te ha dicho: "El ciento por uno".

Pero, eso sólo se puede producir cuando Dios es y está el primero en tu corazón. Él sobre todas las cosas. Es la primera Ley de su Mensaje, Amar a Dios sobre todas las cosas, y, con su fuerza, al prójimo, sobre todo a los enemigos. Porque, tú sólo no puedes. A penas amarás a los que te aman a ti, y de ahí no sales. Por eso necesitamos al Señor, y tenerlo como fin primero y último de nuestra vida, porque estando con Él podremos cumplir su Voluntad. Voluntad que se concreta en sólo dos cosas: "Amar y Perdonar". Amén.

sábado, 1 de julio de 2017

UNA SOLA PETICIÓN: "AUMENTA NUESTRA FE"




La fe es un camino. No es una palabra, ni una oración. Ni tampoco actos de piedad y litúrgicos. Ni tan siquiera obras de caridad. ¡No!, la fe es un camino. Un camino que cada instante te va probando tu fidelidad a Cristo. Un camino que, cada día, necesitas recorrer y superar los obstáculos que te salen al paso. Un camino de fatigas y desfallecimientos, pero que, confiado y abandonado esperanzadamente continúas paso a paso.

La fe es un camino de lucha contra las soluciones y tentaciones de est mundo. La fe es el abandono de tu confianza en el Poder de Dios que todo lo puede. La fe es saber que lo que pides está dirigido, por amor, para el bien del otro. La fe es la que mostró aquel Centurión descargando su preocupación y solicitud de deseo de curar a su siervo en Jesucristo, nuestro Señor.

Y esa es la clase de fe que hoy te pido, Señor. No una fe mediocre, parada ante las dificultades, y llena de dudas. Instalada en las cosas de este mundo y viviendo entre dos aguas, lo mundano y lo espiritual. Es la fe de Abrahán y del Centurión la que yo quiero vivir. Y con la que yo quiero seguirte. No te pido otra fe ni pongo condiciones. Tú sabes lo que puedo dar y lo que necesito, Señor, pues cúrame. Aumenta mi fe. Quiero apostar por Ti, tal y como hizo el Centurión.

Dame, Señor, esa fe y mi corazón quedará transformado. Señor, no soy dingo de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya bastará para sanarme.