Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 3 de octubre de 2019

OCTUBRE - MES MISIONERO

Oración propuesta por el Papa Francisco, para el Mes Misionero Extraordinario

"DAR LA PAZ ESTÁ EN EL CENTRO DE LA MISIÓN DE LOS DISCÍPULOS DE CRISTO" Papa Francisco
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PADRE NUESTRO
Tu Hijo Unigénito Jesucristo
resucitado de entre los muertos
encomendó a sus discípulos el mandato de
“id y haced discípulos a todas las gentes”;
Tú nos recuerdas que a través de nuestro
Bautismo somos partícipes de la misión de la Iglesia.

Por los dones de tu Santo Espíritu, concédenos la
Gracia de ser testigos del Evangelio,
valientes y tenaces,
para que la misión encomendada a la
Iglesia, que aún está lejos de ser completada,
pueda encontrar manifestaciones nuevas y
eficaces que traigan vida y luz al mundo.

Ayúdanos a hacer que todos los
pueblos puedan experimentar el
amor salvífico y la misericordia de Jesucristo,
Él que es Dios y vive y reina contigo,
en la unidad del Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos.
Amén

miércoles, 2 de octubre de 2019

LA CÁRCEL DE NUESTRA HUMANIDAD

Resultado de imagen de Mt 18,1-5.10
De alguna manera vivimos en una cárcel, pues estamos sometidos a nuestras propias apetencias y pasiones. Nos sentimos débiles y amenazados hasta el punto de experimentarnos seducidos por la debilidad de nuestra carne. Y nuestras reacciones no se resisten a la propuesta, falsa y aparente, que el mundo nos propone. ¿Qué hacer ante tantas tentaciones y peligros de las que no podemos librarnos? ¿Rendirnos? No parece la mejor idea, pues en el mejor de los casos todo lo que nos propongan está destinado a la caducidad y eso desvalora enormemente esa propuesta.

Jesús nos promete lo verdaderamente valioso e importante: Vida Eterna en plenitud gozosa de felicidad. Y eso, propuesto por Él, es garantía de cumplimiento y promesa apoyada en su Palabra, Camino, Verdad y Vida. Su Resurrección lo avala y lo demuestra. Ante tanto testimonio sobran las palabras. Y la moneda, por decirlo y expresarlo de alguna manera, válida es el amor. Sin amor nada se consigue, pero con amor, que es lo que Jesús propone y nos da, alcanzamos la plena liberación de todo aquello que nos amenaza y  nos esclaviza.

Y Él, el Señor, es garantía de todo lo que nos ha dicho y prometido. No se ha limitado a simplemente decírnoslo, sino que Él ha ido delante viviéndolo y cumpliendo. Y la apoteosis ha sido su Resurrección. Él ha vencido la muerte y los que en Él creen tienen la promesa de que también, en Él, la vencerán y alcanzarán esa promesa de Vida Eterna en plenitud. ¡Alabado y glorificado sea el Señor! Amén.

martes, 1 de octubre de 2019

UN CORAZÓN MISERICORDIOSO

Resultado de imagen de Lc 9,51-56
Mi corazón, Señor, esta contaminado por el odio, la ambición, la soberbia, la pereza y la venganza entre otras muchas apetencias. Es el pecado que, aunque lavado en y por el Bautismo, por mi condición humana y pecadora, me hace caer repetidamente cada día. Y necesito levantarme y, limpio, volver a empezar el camino. Gracias, Señor, por esa maravilla del sacramento de la Reconciliación donde me das la oportunidad de volver a limpiarme y resarcirme de todas mis faltas y errores, sobre todo de ese deseo irrefrenable de venganza ante las ofensas recibidas.

En el Padrenuestro, la oración que nos enseña Jesús, pedimos el pan de cada día. Pero, no sólo el pan material, sino también el espiritual que nos da firmeza y sujeta nuestra fe por la Gracia de Dios Padre. Y también pedimos el perdón de nuestros pecados, que trae como condición indispensable el perdonar también nosotros las ofensas recibidas de los otros. No podré recibir la Misericordia de Dios si yo no estoy dispuesto a, contando con su Gracia, perdonar a los demás, incluso a mis enemigos.

Y es que Jesús, el Señor, no sólo nos lo enseña y nos lo dice, sino que nos da ejemplo. En el Evangelio de hoy comprobamos como Jesús reprende a Santiago y Juan cuando manifiestan el deseo de vengarse y de arrojar fuego sobre los habitantes de aquella aldea de Samaría por no acoger a Jesús. El Señor le invita  a irse a otro sitio sin responder a ese rechazo de acogerlos.

¿Me dice eso algo a mí? ¿A cuántos que me han ofendido me resisto a darle mi perdón y les aguardo una oportunidad para vengarme? ¿Cómo es posible que no escuche ni medite lo que Jesús me dice en y con su Palabra? Realmente, ¿mantengo esa actitud en mi corazón o, abierto a su Misericordia le suplico que me transforme y me dé un corazón misericordioso?

La Palabra no es solo para conocerla sino para, conocida, vivirla. Al menos intentarlo, pues de no ser así estaremos siendo indiferente, como ayer el rico epulón respecto al pobre Lázaro. Pedimos vencer esa indiferencia y estar atentos al dolor que nos rodea y no responder con venganza. Amén.