Comienzo este rato de oración pidiendo al Señor que sea el protagonista de mi día. Que él sea aquel al que yo alabe, aquel que me transforme. Tomo conciencia de estar delante de Dios, el Dios de Jesús, que fundamenta mi vida. Dios llama a mi puerta y quiere sanar mis heridas. Me da su Palabra, alimento que sacia hasta la vida eterna. ¿Qué tienes, Dios, que me atraes tanto?
Jesús, quiero vivir alegre, pero de la verdadera alegría, la que produce el vivir contigo amando, creyendo, confiando en ti. Dame valor para poder renunciar a todo lo que me aparte de ti; dame generosidad para saber ayunar siempre de mí mismo, para que pueda llenarme de tu amor y de tu gracia. Esto es lo único que busco, lo único que quiero, Señor. El único vino nuevo que sacia mi sed. Amén.
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