Señor Jesús, enséñanos a no buscar los primeros puestos ni el reconocimiento humano.
Haznos sencillos y servidores, capaces de alegrarnos en el último lugar. Que no actuemos por interés, sino por amor.
Danos un corazón generoso, que sepa invitar, acoger y compartir con los más necesitados. Y que, al final, podamos sentarnos contigo en el banquete eterno.
Con María, la humilde esclava del Señor, queremos caminar con alegría en el servicio. Amén.
Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina
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