Páginas

Páginas

viernes, 20 de enero de 2012

ME PIDE QUE PONGA AL SERVICIO DE TODOS LO QUE SE ME HA DADO

Tu rincón, tu lugar virtual, estarás donde tú estés. Sólo necesitas silencio, palabras y escuchar. Y aquí nos encontraremos todos los blogueros, junto al Papa, porque él nos reune en torno a JESÚS. Y, mira, tu oración será también nuestra oración, la de todos, porque aunque hables de ti, de los tuyos y de tus problemas, también hablarás de todos nosotros.

Uno descubre que hay cosas que se le dan mejor que otras. Muchas veces decimos: ¡Esto no me va!, o, ¡esto otro me va mejor! Experimentamos que tenemos unas cualidades, y que por medio de ellas hacemos unas cosas mejor que otras. Son los llamados "talentos", y que están puestos en nosotros para un servicio específico.

Descubrir esas cualidades es una tarea que nos marca y nos exige un esfuerzo. En la aventura de emprender y experimentar que hago mejor se esconde el secreto y misterio de descubrir mi vocación. Si no experimento ni me muevo, mi vocación puede quedar sepultada y muerta por la pasividad y la comodidad. Si, por el contrario, me pongo en camino y me aventuro a hacer cosas, ocurre que en la acción y el compromiso descubro para lo que sirvo, o en su defecto, lo que hago mejor.

Esa será mi vocación, y eso será lo que estoy obligado, de forma libre y voluntaria, a dar y ofrecer, también de forma desinteresada, a los demás. Pero, hay una cosa común a todos. Todos sabemos pedir, y más todavía, conocernos y, a través del conocimiento y la cercanía aprendemos a querernos, a sembrar semillas de afecto y simpatía. En una palabra a amarnos.

Pues bien, el amor nace con la amistad, y la amistad con el diálogo y la convivencia. Y todo eso se realiza con la palabra, y la palabra, hablada y articulada da forma a nuestras oración. Y, de esa manera, nos relacionamos con Aquel del que hemos recibido todo, y al que queremos poner todo a sus pies. Por lo tanto, queridos compañeros blogueros, aprendamos a orar. Y no hay mejor forma de hacerlo que haciéndolo. Caminante se hace camino al andar, dice el poeta.

Y orar, repetidamente lo hemos dicho, es hablar con DIOS. Pues habla.Aquí tienes un rincón humilde, sencillo, apartado, con una simple silla, pobre, vieja, pero suficiente para aguantar un rato, y para que no te instales y te puedas distraer o dormir. Sólo unos minutos, a diario si es posible, pero confiado, entregado, seguro que ÉL te escucha, y también te responde. No te cortes, habla a tu manera, de tus problemas, de tus inquietudes, de tus ganas de ver, de aprender, de saber, de hacer, de... Te dejo en tu rincón.

¡Ah!, y antes de irte, si te acuerdas y quieres, puedes dejar escrito lo que hayas hablado con el SEÑOR, si no todos tus secretos, si algo que puedas compartir con nosotros. Lo puedes hacer en el apartado de oraciones y reflexiones, una sugerencia de sor Maridel. Seguro que harás mucho bien. Un fuerte abrazo en XTO.JESÚS.

2 comentarios:

  1. A mi9 me cuesta mucho pararme a orar. Hoy con mi cabeza loca a las 15:00 olvide pararme a rezar por Bely. Pero yo se que el Señor me tiene en cuenta la oración como valida. Porque tengo a la pequeña en el pensamiento y a cada dos por tres le pido hablandole y le digo: si tu puedes, anda, venga, has esto y alegranos a tantos que estamos esperando.
    Y yo creo que eso ta,mbién es orar.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Lo importante es el deseo de orar, de comunicarnos con Dios, buscar siempre espacios en nuestras vidas para tratar con Dios.

    En el principio, sucede como dice nuestra bendita hermana Mento, olvidarse de orar por una persona, y es porque todavía no estamos muy acostumbrados como queda referido. Pero a medida que pasa el tiempo, ya nos olvidamos menos de mencionar a una persona. Todavía me acuerdo de aquella buena religiosa que me pedía que orase por un sobrino suyo que había encontrado un trabajo en Inglaterra (como unos tres años), es verdad que hubo días en que se me olvidaba, pero lo que a todos, cuando nos viene a la memoria la petición, no solamente oramos por esa persona, y suplicamos al Señor que guare en su corazón, a aquella alma que no conocemos, pero Dios nos conoce a todos. Y es porque no siempre tratamos con esas personas.

    Es una bendición de Dios, una inspiración tan maravillosa de que en la foto, con esa humilde silla, sea un rincon para orar.

    ResponderEliminar

Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.