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lunes, 6 de febrero de 2012

HACER TU VOLUNTAD, DIOS MÍO, MUEVE LA MÍA

“Mi alimento es hacer la

Voluntad del que me ha enviado…

y llevar a cabo su obra.”



En nuestra vida cotidiana, en el hacer de cada día, en esos compromisos y responsabilidades que son el pan diario de nuestras vidas esta la facilidad pero también la disponibilidad de convertirlo todo en oración.  

Las palabras de nuestro amado Jesús, “Mi alimento es hacer la Voluntad del que me ha enviado…y llevar a cabo su obra”…,su gran obsesión es el Padre, y en esas palabras podemos hacer nuestro itinerario espiritual, nuestra agenda de oración… 

Esas palabras las hago mías, muy mías y puedo decir con Jesús: “Mi alimento es hacer la Voluntad de mi Padre”… el Padre que me ha enviado al tiempo y espacio al crearme y darme la oportunidad de existir. Estoy viva porque mi Padre lo ha querido… estoy viva porque mi Padre tiene planes maravillosos para conmigo… para contigo…  

Mi alegría y mi gozo es saberme hija de Dios y saber a Dios mi Padre. Y una buena hija siente la necesidad de obedecer ciegamente a su Padre porque su Padre lo es todo para ella. Por lo tanto obedecer al Padre es vivir esa corriente de vida, ese sentimiento filial que fortalece los lazos y regala al alma la gracia de sentirse unidad cada vez más al Padre.

Convertir todo lo que se hace en oración… por amor al Padre. No importa la labor, tarea, trabajo que se realice por grande o pequeño, por difícil o fácil que sea, por especial o por rutina… todo, todo hacerlo complaciendo al Padre… ¿Cómo no complacer al Padre que nos ama tanto y lo espera todo de cada uno de sus hijos? ¿Cómo negarle la alegría de ver que sus pequeños hijos lo convierten todo en oración? ¿Nos podemos imaginar la alegría del Padre al contemplar que sus pequeños todo lo hacen con un derroche de amor ofreciéndolo todo a Él?  

“Padre mio, por amor a Ti, recojo este alfiler del piso”  “Me toca fregar, lo hago pensando en Ti, Padre, lo hago porque te amo, y quiero hacerlo lo más perfecto posible, con alegría, con entusiasmo y derrochando amor en cada plato que lave. Padre pensaré que estoy lavando un alma en pecado… pensaré que no es agua la que uso, que es la sangre de tu Hijo, amado mi Cristo”  “Papá estoy tan cansada, tan cansada y me toca atender unas personas que han venido de lejos a visitarme, por tu amor, Papá las atenderé, miraré sus rostro y adivinaré el tuyo. Escucharé sus voces y oiré tu dulce voz escondida en la suyas… los atenderé con un derroche de amor y alegría, porque es a Ti a quien atiendo y a quien veo.” 

…”llevar a cabo su obra”… la obra de nuestro Padre es la obra de Amor… Dios es Amor… y sus hijos deben construir en esa dimensión exquisita… dimensión que edifica, libera, sana, eleva el espíritu y nos santifica. La obra de Amor de Papá manifestada en todo lo que hacemos… porque todo lo que hacemos es convertido en oración de amor hacia Aquel que nos dio la facultad y la herencia de amar en su propia dimensión… dándolo todo, hasta la vida por amor a Dios y a los hermanos. Y damos la vida minuto a minuto, diariamente, en todo momento en lo que hacemos por amor al Amor…

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