ENSÉÑAME, DIOS MÍO, A SERVIR

Dile al Señor hoy con insistencia: «Dios mío, te amo, pero...

Para poner todo lo recibido gratuitamente por tu misericordia y bondad en favor de los demás. Transforma mi corazón apegado y egoísta en un corazón abierto, generoso, inteligente y desprendido. 

Ilumina mi actuar para entender que, no encontraré la felicidad en tener y poseer, sino en el compartir y darme, no solo lo que tengo, sino lo que soy. 

Pero yo no tengo fuerzas para lograr eso, para desapegarme, para transformarme. Lo pruebo, lo intento cada día y siempre acabo con mal sabor de boca. Me cuesta y hasta me entristece. 

Me asombra que pueda escribir estas cosas que salen deprisa de mi corazón, me siento como dictado por tu Voluntad, Espíritu Santo, y me llena de entusiasmo y consuelo. Experimento que casi no me cuesta trabajo dejarlas escapar a través del teclado de mi ordenador, pero al mismo tiempo me asusta que salgan y pasen desapercibidas.

¡Me siento tan frágil, tan débil, tan pequeño que me atrevería a repetir lo que dijo María, tu Madre, Señor Jesús: "Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu..."!

Y un día más no den fruto. Ese fruto que Tú esperas que sirva para alimentar mi darme y mi amar en bien de los demás. Espero esperanzado en mi pobreza y miseria. Me maravilla la experiencia de darme esa capacidad de soltar lo que mi corazón siente, y, solo por ello, me derramo gratuitamente en dar lo que mejor, por tu Gracia, puedo dar. Al menos con todo mi empeño y mi ser desde la humildad de compartir lo que tengo.

Gracias, Dios mío, por dejarme llevar hasta Ti mis humildes palabras. Gracias por derramar todo lo que creo haber recibido por medio de estas palabras. Y gracias por llenarme de gozo y plenitud si pueden ayudar y servir para que alguien se sienta esperanzado y te busque con confianza de ser atendido y escuchado. Todo sea para tu Gloria, Dios mío.