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miércoles, 19 de septiembre de 2012

ME AUTOENGAÑO, SEÑOR...

 Olas que le dan sonido al horizonte. Vida que grita por verdad

cada vez que trato de disimular mis faltas, mis debilidades, mis fracasos, mis apegos, mis egoísmos... Sí, Dios mío, ¿por qué ocultarlo? Tarde o temprano todo saldrá a la luz y se sabrá. La verdad no podrá permanecer oculta, será puesta a la vista de todos.

Por eso, nada sacaré con querer ocultar, esconder debajo de la alfombra mis mentiras, mis cobardías, mis debilidades, mis defectos e imperfecciones, mis pecados... Mejor ponerlos en tus Manos, es lo que a Ti, Padre querido te falta. Porque Tú no tienes imperfecciones ni pecados, pero quieres en tu Hijo Jesús cargar los míos. ¿Por qué me niego a dártelos ocultándolos?

Silencia mi lengua, cierra mi boca y sólo permítela que se mueva y abra para hablar  verdad, para sacar a la luz todo aquello que soy, toda mi pobreza. Porque nada soy y sólo en Ti existo y tengo sentido. En nada tengo que gloriarme si no es en tu Gloria, porque todo eres Tú, y sin Ti mi vida se apaga y desaparece.

Dame la sabiduría de saberme guiado por tus Manos. Dame la sabiduría de gloriarme porque es tu Mano la que mueve mis dedos y derrama estas letras que respiran tu Amor y sabiduría. Dame la luz que entienda que sólo por la Acción de tu Espíritu Santo soy capaz de transmitirte y de alumbrar tu resplandor. Amén.

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