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sábado, 10 de noviembre de 2012

MI CRUZ SE ME HACE...

 Evangelio según San Lucas 16,9-15. Pero yo les digo: Gánense amigos con el ...

pesada y el dinero y la ambición encienden mi soberbia. Hace unos momentos tomé conciencia que lo que ame impedía hacer una cosa era consecuencia de mi soberbia, y en tu presencia, Señor, pude vencerla. Necesito estar atento a los latidos de mi corazón y discernir en el Espíritu cual es la causa de ello, porque el demonio acecha y confunde.

Muchas veces hemos pensado que lo que digan y piensen los demás no debe importarnos, pero vivirlo y llevarlo a la vida de cada día se nos hace difícil y muy pesado. Sí, decimos que solo Tú, Señor, eres mi público, pero luego vivo pensando en el que dirán los demás.

Por eso, Señor, consciente de mis debilidades y pecados, te pido que me liberes de las cadenas de la ambición y el dinero. Sólo quiero tenerte a Ti como meta de mi vida y descansar en Ti todos mi anhelos y preocupaciones. Dame la sabiduría de saber llevarlo a la oración y desde allí a la vida de cada día.

Yo me quiero empeñar en la labor. Estoy convencido de tu participación, porque eres el mejor Padre, ¿y qué padre no ayuda a sus hijos? Pues Tú, ¡el mejor Padre que puede existir!, no vas a ser menos. 

Gracias Padre por tu Misericordia y tu fortaleza, con ellas podré vencer al mundo y al demonio que me asedian y tratan de pudrir mi corazón. Amén.

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