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domingo, 20 de enero de 2013

NO QUIERO ESTAR ÉBRIO, SEÑOR...

 

para poder saborear ese vino final que Tú preparas para cada uno de nosotros. Quiero mantenerme sobrio y expectante hasta el final, hasta que Tú decidas transformar mi pobre y humilde agua en ese vino de superior calidad que salta hasta la vida eterna.

Quiero beber de ese vino que Tú cosechas hasta hartarme, pues no he de emborracharme sino todo lo contrario, llenarme de gozo y eternidad. Es tu primera aparición, Señor, y me regalas ya el vino de la salvación, el vino final que alegrará mi vida para siempre.

Te pido, Señor, que no permitas que me embriague de este vino del mundo, un vino que, aunque alegre en principio, luego trae tristezas y perdición. Un vino caduco y que siembra vacío y desesperación. Dame el vino de tu cosecha, ese vino que transformas del agua de la vida que salta a la vida eterna. Amén.

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