Páginas

Páginas

martes, 25 de junio de 2013

TÚ, SEÑOR, ERES LA RAZÓN DE MI VIDA.



No encuentro sentido a las cosas de este mundo. Sí, son medios que necesito para el desarrollo de mi vida material y física, pero no me bastan ni me llenan mi corazón. Vivir para ellas rompen el sentido de mi vida y no satisfacen mis inquietudes y aspiraciones.

Necesito una razón que trascienda, que habite por encima de mí, que me sostenga e impulse mi vida. Una razón Absoluta, Verdad de todo. No simplemente una causa, sino la Causa de todas las causas. Necesito a Dios, un Dios que impulse mi vida y la sostenga; un Dios que llene mi corazón y lo encienda de verdadero amor donde brote felicidad y esperanza.

Sí, Dios  mío, te necesito a Ti como la cierva necesita agua, y te busco como ella busca el manantial para apagar su sed. Busco saciar mi hambre de vida en Ti. Y para ello busco tu compañía, la Vida de tu Gracia que haga brotar brotes verdes en mi corazón. Un manantial de agua viva que salta hasta la Vida Eterna.

¡Señor!, haz de mí tu instrumento fiel capaz de vivir y cumplir tu Voluntad. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.