Páginas

Páginas

sábado, 24 de agosto de 2013

SIEMPRE ELIGES LO PEQUEÑO



Señor, escoges siempre lo pequeño, lo más insignificante. Tú mismo te has encarnado en María, joven humilde, pobre, sencilla e ignorada. Nada relevante ni importante en aquel pueblo medio escondido de Nazaret. Has escogido una familia sencilla, artesana, pobres y humildes; tan normal como para no tenerla en cuenta ni llamar la atención. Te escondes en lo pequeño para revelar lo grande, tu grandeza y poder para salvar a los hombres.

Señor, no puedo entenderlo, y necesito tu Gracia, tu primer paso, como hiciste con Natanael, para que mi mente y mi corazón se abran y entre tu Misterio en mi humilde ser. Dame esa capacidad y sabiduría de poder llegar a decir como Natanael: "Tú ere el verdadero Hijo de Dios".

Prepara mi morada de forma humilde, sencilla y mansa, porque solo en esos lugares Tú te haces presente. Limpia mi aposento de tantas cosas superfluas, inútiles, caducas, corruptibles e innecesarias, porque sólo Tú te haces necesario y sólo Tú bastas. Espero con impaciencia, pero paciente a que Tú vengas a mi corazón y me descubras mis buenas intenciones, fortaleciéndolas, como hiciste con Natanael. Aguardo tu Misericordia y espero ansioso de forma expectante ese encuentro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.