Sabemos que vendrá, vendrá para poner todo en orden. Esa es nuestra gran esperanza fundada en su Palabra. Palabra de vida eterna y que siempre ha tenido debido cumplimiento en el Señor, el Hijo de Dios vivo. En Él podemos confiar y estar seguros y salvados.
Hoy, Señor, no queremos sentirnos asustados ni atemorizados. Todo lo contrario, Señor, estamos alegres y confiados en tu Palabra, y esperanzados en tu venida. Porque Tú, Señor, pondrás las cosas en su sitio y nos salvarás de este caos y alocado mundo que te da la espalda.
Danos, Señor, la fuerza y la esperanza de no desfallecer. Danos la perseverancia de mantenernos unidos y fortalecidos en la fe a pesar de todos los contratiempos, los engaños, las apariencias y el caós que vendrá sobre este mundo. En Ti confiamos y en Ti esperamos alegres y en paz.
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Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.