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viernes, 27 de diciembre de 2013

¿QUÉ SERÍA DE MÍ SIN TU RESURRECCIÓN?



Cuando experimento la tristeza de este mundo agobiante, cruel y sin piedad. Un mundo donde prima el poder, la fuerza y los intereses de los más poderosos y ricos. Un mundo de fuertes y débiles donde el amor se fundamenta en el egoísmo y la soberbia. Un mundo de muerte.

Me quedo sin aliento y sin esperanza. ¿A dónde ir a buscar paz y justicia? Sí, sé que hay algunos que la sienten y la dan; sí, sé que hay mucha gente buena que se dan y dan amor y justicia, pero no bastan para tanto sufrimientos y esclavitudes que se dan en este mundo perverso. Un mundo bueno pero que el hombre egoísta y avaro estropea y hace hostil y angustioso.

¿Dónde buscar consuelo y esperanza para superar este calvario de cruz? Sólo en Ti, mi Señor tengo puestas las esperanzas. Esperanzas de que este mundo se transforme en un mundo de paz, de amor y justicia. Espero con todas mis fuerzas que así sea. Y la noticia de tu Resurrección ha multiplicado mis esperanzas, la han hecho realidad, porque Tú Señor has vencido a la muerte y al mal.

Ven Señor y reina sobre este mundo perdido y corrompido, y llénalo de paz, gozo, justicia y alegría, para que reine la concordia y se haga tu Voluntad: "que los hombres se amen como Tú nos has enseñado a amar".

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