Cada vez que uno quiere sobresalir y destacar obtiene resultados contrarios, porque es la humildad y el servicio lo que hace que el otro se sorprenda y le llame la atención. Si quieres ser notado, trata de que destaque tu disponibilidad, tu entrega y servicio, no tus méritos ni tu arrogancia.
María fue elegida por ser la esclava, la humilde y sencilla, y eso derramó la Gracia de Dios en ella. Y lo afirmó cuando días después salió en disponibilidad de servicio y entrega a casa de su prima Isabel, en estado de buena esperanza según la Voluntad de Dios. Su decisión rápida y firme de visitar a su prima descubre una fe viva, activa y que se pone en camino.
Así, Señor, queremos nosotros actuar, como María, prontos a obedecerte y aceptar tu Voluntad. Danos esa Gracia que necesitamos para embriagarnos de humildad, de sencillez, de entrega, de servicio y caridad y transmitir con nuestra vida y palabras, tu Vida y tu Palabra salvadora.
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Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.