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domingo, 19 de enero de 2014

CORDERO DE DIOS



Quisiera ser como Juan Bautista, pero mi débil humanidad se resiste, y señalarte, Señor, como el Verdadero Cordero de Dios que quita los pecados del mundo. Pero, al menos yo lo experimento así, no doy la talla y no provoco entre los míos los efectos esperados. Supongo que el mayor escollo soy yo, porque no doy el testimonio debido como sí lo hizo Juan.

También es verdad que tanto en aquel tiempo como en el de ahora, han sido siempre minorías. Sí, antes como ahora, cuando hacías milagros y dabas de comer se reunían junto a Ti ingentes personas, pero atraídas más por lo que conseguían y se les daba que por tu Palabra. 

Hoy pasa un tanto lo mismo en los momentos de las celebraciones marianas o litúrgicas de tu Pasión. En muchos lugares las calles se llenan de multitudes y actos de piedad, pero luego permanecen callados ante los crímenes de muchos niños que mueren de hambre o que son asesinados en el vientre de sus madres. ¿Cómo podemos entender y explicar eso?

Perdona Señor nuestros pecados y nuestra miseria, y danos un espíritu como el de Juan Bautista, para preparar tu encuentro con los hombres que te dan la espalda. Para luchar por un mundo donde Tú seas la referencia y el centro de los hombres. Para construir un mundo donde el amor impere en unos y en otros y se viva en la fraternidad, la justicia y la paz.

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