Señor me faltan palabras y no sé qué decirte. Sólo se me ocurre seguirte y permanecer en silencio delante de Ti. Confío en Ti y en tu Palabra y me gusta la serenidad, la paz y la autoridad con la que hablas, porque Tú tienes Palabra de Vida Eterna y en Ti está la Verdad. Por eso me convences, porque tu autoridad revela tu Verdad.
Dame aliento y esperanza para seguir en el camino a pesar de las tinieblas que no dejan ver. Pero seguir, Señor, no es permanecer sólo en movimiento sino en abrir mi corazón a los que caminan junto a mí. Dame esa capacidad de amar y de darme para que me camino dé frutos.
Líbrame del tedio y la rutina; del cansancio y el abandono; del desánimo y rechazo. Sostenme firme en el camino y no permitas que me vuelva atrás. No importan los fracasos, la incapacidad, la impotencia, el agotamiento, el no saber qué decir, el quedarte sin palabras... No importa.
Sólo importa el estar delante de Ti y el saber que Tú nos perdona y nos quieres a pesar de nuestros fallos y pecados. Sólo necesitas nuestro corazón de hijos arrepentidos y abiertos a tu amor.
No hay mejor noticia que saber que eres un Padre misericordioso con tus hijos pecadores. Y yo los soy, Padre, por eso, aunque apenado y dolorido por mis pecados tengo mis esperanzas puestas en Ti.
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