Páginas

Páginas

sábado, 26 de abril de 2014

UNA POBRE FE



Estoy delante de Ti, Señor, pero no siento lo que creo debería sentir.Supongo que tomar conciencia de ello sería no caber en mi gozo y alegría, y no sentir los latidos los latidos ni la respiración de mi corazón y pulmones. Supongo que sería quedarme extasiado y exultante de alegría como les ocurrió a Pedro, Santiago y Juan en el Tabor.

Pero nada de eso me sucede. Es más, me distraigo y hasta canso de estar en tu presencia.. Me experimento humano, pobre, limitado, débil, incapaz de llegar a Ti, de entenderte, de sentirte y verte. Y descubro que te necesito porque sin Ti nada puedo ni nada soy. Incapaz de tener fe.

Me abandono en tus brazos y me confío en tu Providencia y Amor. Como un niño abandonado al cuidado y protección de sus padres, yo, Señor, me abandono y confío a tu Amor.

En tus Manos Señor pongo mi pobre vida y a Ti me confío. Aumenta mi fe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.