El camino no sólo es difícil por nuestra humanidad caída y pecadora, sino porque está rodeados de lobos que esperan tus debilidades y tentaciones para engañarte, seducirte y arrastrarte a la perdición. Una tentación y posterior seducción fue lo que arrastró a Eva al pecado, y también a nosotros nos ocurre que somos tentados y seducidos a caer de nuevo.
Por eso, Señor, te doy gracias por tu presencia en tu Espíritu, y te ruego me protejas de todos estos peligros que amenazan mis pasos. Sabes la intención de mi corazón, pero es débil e inclinado a dejarse seducir. El mundo atrae y sus encantos nos seducen. Somos de barro y necesitamos la acción del Espíritu para resistir y sostenernos firme en tu Palabra.
Sabemos que todo no depende de Ti porque Tú así lo has querido. Has dejado en nuestras manos, al hacernos libres, la capacidad de elegir y la voluntad de obrar. Pero nosotros, aún así, sin Ti, estamos en inferioridad. Te pedimos Señor que nos des sabiduría, fortaleza y voluntad para resistir, para saber que no sólo de pan vivimos, sino, fundamentalmente, de tu Palabra. Y que con tu Gracia saldremos victoriosos de este combate y de esta guerra.
Ilumina nuestro camino para que nunca nos alejemos del Espíritu Santo, que nos acompaña, nos alienta, nos fortalece, nos asiste y aconseja y nos señala el verdadero camino para llegar a Ti. Amén.
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