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lunes, 14 de julio de 2014

LA ELECCIÓN ESTÁ HECHA, PERO EXPERIMENTO DEBILIDAD PARA SEGUIRTE



Esa es la verdadera razón, mi humanidad caída y débil. Porque, sí, Señor, he decidido seguirte hace ya mucho tiempo. Desde mi juventud, quizás con cierta indecisión, me planteé seguirte. Y lo he hecho a trancas y barracas. Unas veces más cerca y otras más lejos, pero siempre con la inquietud de responder a tu llamada y a tus indicaciones.

Sin embargo, experimento fracaso, y suplico perdón y misericordia. Es verdad que mi decisión ahora, ya de mayor, es más firme y decidida, pero sigo experimentando debilidad y tentaciones con las que libro cada día unas enormes batallas. Sé que la guerra está ganada si me mantengo unido a tu Espíritu, pero, por la libertad que me has regalado, don precioso, el esfuerzo de cada día se me hace difícil y duro. Por eso te lo pido a diario en el Padre nuestro: "dame el pan de cada día..."

Y sé con seguridad que ésta es la tónica de mi camino. Una lucha constante de batallas que me llevaran a ganar la guerra de llegar a tu Casa Señor. Pero necesita hacerla contigo. No puedo tomar yo la iniciativa y enfrentarme solo a la batalla. Necesito ir contigo y bien asistido por tu Espíritu. Así no tendré, aunque pase momentos difíciles y de sufrimientos, nada que temer.

Dame constancia y perseverancia para mantener Señor esa lucha de cada día con la Gracia de tu Espíritu, para fortalecido por ella, no sucumbir a las debilidades y tentaciones del camino. Amén.

3 comentarios:

  1. buenas tardes me encantado esta pagina y he tomado unos reglones para compartirlos ojala no se vayan a molestar ya que algunos no abriran para leerlo y si lo pongo asi se detendra a leerlo esta hermosisimo todo, cada frase, en una palabra todo.

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  2. Puedes hacerlo con toda libertad, pues tratamos de compartir y servirnos de apoyo en nuestro caminar hacia el Padre.

    Un fuerte abrazo en Xto. Jesús.

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  3. Muchisimas gracias,Dios lo Bendice.!! atte Maricande.

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Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.