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domingo, 27 de julio de 2014

SÓLO VALE LO QUE ES ETERNO EN PLENITUD DE GOZO Y FELICIDAD



Si hay algo seguro es que todos buscamos la felicidad. Y la buscamos porque ser feliz colma todo nuestro gozo y nos llena plenamente. De modo que si no soy feliz estaré triste, amargado y seré infeliz. Pero, ¿dónde está la felicidad? Esa ha sido y será la pregunta que todos los seres humanos nos hacemos a lo largo de toda nuestra vida.

¿Es ese, pues, nuestro tesoro? Sin lugar a duda, ese es nuestro tesoro: "La felicidad eterna". Pero, ¿dónde la buscamos?  Sabemos, por la experiencia de nuestra vida, que la gente busca esa felicidad en el mundo, en las cosas que ofrece este mundo. ¿Y cuáles son? El dinero, el poder, el placer y muchas cosas más que nos satisfacen, nos divierten, pero que nunca nos llenan definitivamente y, siempre, al final nos defraudan y nos dejan vacíos e insatisfechos. Cosas que buscamos fuera de nosotros, lejos de nuestro corazón.

Sin embargo, descubrimos que la verdadera y única felicidad está dentro de nosotros, en nuestro corazón. Y lo hacemos cuando vivimos los impulsos que nuestro corazón libera y derrama por y con amor. Entonces nos volvemos limpios, sencillos, humildes y sinceros, y nos damos con libertad y gratuitamente. Es entonces cuando experimentamos que amamos y que el amor nos hace plenamente feliz.

Y cuando tomamos conciencia de ese Tesoro que llevamos impreso dentro de nosotros mismos, es cuando descubrimos su verdadero valor y nos disponemos a dejarlo todo por seguir sus impulsos y vivirlos de forma intensa y total. Lo inmediato es seguirlo y acercarnos a Él, porque sólo ese Amor nos hará plenamente feliz. Encontrar al Señor que nos revela el Amor del Padre es el Tesoro por el que vale la pena dejarlo todo para no perderlo jamás.

Pero antes tendremos que conocerlo, tomar conciencia de su Amor y descubrir que no hay nada más grande que puede llenarme plenamente y para toda la vida. Pidamos esa Gracia de descubrirlo, pues está muy dentro de nosotros mismos. Amén.

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