Páginas

Páginas

viernes, 1 de agosto de 2014

TAMBIÉN YO, SEÑOR, CON MÁS RAZÓN, NO SERÉ ESCUCHADO

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA UNIDA Y DEFENSA DE LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DONDE PUEDAS




¿Qué se puede esperar de mí, Señor? Si a Ti te ha ocurrido eso que hoy proclama tu Palabra en el Evangelio, a mí no me tendrán ni en cuenta. De Ti llegaron a asombrarse y te rechazaron, pero de mí ni se darán cuenta. Y no me importa porque sé que todo dependerá de Ti, Señor.

Pero temo al peligro del desánimo y que tanto fracaso e indiferencia me haga desfallecer. Hay momentos que me siento vencido y sin ganas para continuar la lucha. La indiferencia de la gente y el poco interés por oír tu Palabra me fatigan y me hace temer por la retirada y la derrota.

Por eso, Señor, todo lo pongo en tus Manos, y en Ti descansan todas mis esperanzas. Fortalecido por tu Amor encuentro fuerzas para continuar la lucha y enfrentarme a la batalla que cada día me reta y me sale al encuentro. No podría seguir ni superarla sin tu presencia y la asistencia del Espíritu, pero esa confianza y amor que me das y me demuestras enciende toda mi energía para continuar el camino.

Dame, Señor, la constancia, la sabiduría, la perseverancia de ser paciente y de no importarme los fracasos y la impotencia a no ser escuchado, porque sé que Tú estás detrás y en Ti, por tu Gracia, Tu Palabra será un día escuchada por todos. Amén.

2 comentarios:

  1. Buenos días, vamos por el tercer misterio. Gracias a todos los que nos acompañan y nos confortan en el camino.

    Rezamos por la defensa de la vida y la familia.

    Un fuerte abrazo a todos en Xto. Jesús.

    ResponderEliminar
  2. Una forma de orar sería hacer un breve comentario. Simplemente dar fe de estar ahí o de acompañar en el santo Rosario: Buenos días, Hola u otra cosa... por ejemplo.

    Porque eso nos conforta, nos anima y nos ayuda en el camino.

    Gracias a todos.

    ResponderEliminar

Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.