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miércoles, 3 de septiembre de 2014

CEGADOS POR LA CARNE HERIDA



No sabemos caminar en tu búsqueda Señor. No sabemos caminar, porque lo hacemos sólo pensando en nuestras apetencias materiales y en la sanación de nuestras dolencias y enfermedades. Es muy importante que descubramos nuestra miseria humana. Somos pecadores, heridos por el pecado original de nuestros padres y no podemos prescindir de esa terrible enfermedad.

Ayúdanos a descubrirnos enfermos, pero más enfermo del espíritu que del cuerpo. Bien, es verdad, que necesitamos que nos sane también el cuerpo, porque mientras caminamos hacia Ti necesitamos ir aliviados y con alegría. La enfermedad nos entristece y nos duele, y así, Señor, Tú que lo has experimentado en la Cruz, sabes lo difícil e imposible que resulta para nosotros, porque sin Ti, nuestro dolor pierde sentido y se nos hace cuesta arriba.

Sólo en Ti todo se torna luz, claridad, esperanza y deseos de vivir, porque aunque el dolor de este mundo nos venza con la muerte, sabemos que en Ti volveremos a la Vida, y una Vida gozosa y llena de Paz en tu Divina presencia.

Por eso, Señor, contigo todo cambia y lo que nos resulta invencible sin Ti, contigo es superable y vencible. Te pedimos, Señor, que nos alumbres el camino y nos des la sabiduría de buscarte por la verdadera y única razón, lo demás son simples añadiduras que Tú también sabes que necesitamos y, en la medida que sean para nuestra salvación, nos darás.

Porque lo único que importa es permanecer junto a Ti y el Padre para siempre en el gozo y la paz infinita. Porque Tú, Señor, eres el Camino, la Verdad y la Vida.

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