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miércoles, 3 de diciembre de 2014

ESPERAMOS, SEÑOR, TU SALVACIÓN



Esperamos Señor tu salvación definitiva. No, que también la necesitamos, una curación o sanación temporal como hiciste con Lázaro, tu querido amigo, sin una salvación eterna. Esa es la salvación que buscamos y la que queremos, y la que, detrás de Ti, imploramos y te pedimos.

Porque Tú Señor eres el Pan que das la Vida Eterna, y es esa la Vida que todos los hombres buscamos. La vida de este mundo es finita, termina y desaparece. Las cosas no nos llenan ni nos dan la vida de paz y de gozo que Tú nos regala y nos ofrece. Queremos ir detrás de Ti, no para, que también, una curación temporal sino para la verdadera curación que dura para siempre.

Aquellos panes y peces con los que saciaste a los hombres de aquella multitud, sirvió para satisfacerlos esos momentos, pero nosotros queremos y te pedimos, Señor, que nos satisfaga para siempre. Danos, Señor, el Pan que nos salva para la Vida Eterna. El Pan que nos llena de gozo y felicidad y que nos satisface no sólo un momento ni unos días, sino que permanece siempre en la eternidad.

Señor, pacientemente y firmemente esperamos tu regreso. Esperamos, porque Tú cumples siempre lo que has prometido, que vuelvas para llenar nuestras sedientas almas de paz, de gozo y de verdadero amor que nos invada de alegría y felicidad junto al Padre para siempre. 

No nos imaginamos como será eso, pero, confiados en tus brazos, esperamos que sea la felicidad más grande que ni siquiera podemos imaginar. En Ti, Señor, confiamos.

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