Páginas

Páginas

viernes, 27 de febrero de 2015

ABIERTO AL PERDÓN PORQUE TÚ, SEÑOR, LO DICES

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA UNIDA Y DEFENSA DE LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS




Experimento que no puedo. No soy capaz de perdonar a mis enemigos. ¡No puedo, Señor!, y no puedo porque mi naturaleza humana, débil y pecadora, no me permite hacerlo. Mi corazón, endurecido como piedra, no admite compasión ni misericordia al enemigo. ¿Cómo entonces me mandas perdonar, Dios mío?

En el silencio de mi angustia descanso desesperado, y espero buscando respuestas que me ayuden a entender tu exigencia. Pasa el tiempo y no llego a entenderlo. Quizás no pueda, pero si logro comprender que Tú, que has entregado a tu Hijo para salvarme, no puedes ahora exigirme algo imposible de cumplir.

Permanezco pensativo y empiezo a abrirme. Abrir mi corazón a tu Gracia y entregarme a tu acción. Claro, a mí me será imposible, pero contigo seré mayoría aplastante. Injertado en Ti, Señor, podré vencer el odio de mi corazón y suavizarlo para no guardar rencor contra mis adversarios. No sé cómo lo harás, pero si sé que Tú lo puedes todo.

Abro, Señor, mi corazón al perdón de todos los hombres, a pesar de mis pecados y de mis propias limitaciones. Y lo hago, Señor, parodiando a Pedro cuando echó las redes al mar simplemente porque Tú se lo has dicho. Yo también lo hago porque Tú, simplemente Tú, mi Señor, me lo dices y me lo exiges.

Si Tú, Dios mío, lo dices, yo lo hago, porque sólo Tú tienes Palabra de Vida Eterna. Amén.

3 comentarios:

  1. A la espera de iniciar el rezo del santo Rosario, junto a María, por la defensa de la vida y la familia.

    Un fuerte abrazo a todos en Xto. Jesús.

    ResponderEliminar
  2. Hemos terminado un viernes más, y damos las gracias a todos aquellos que nos han acompañados y a los que lo harán a lo largo del día.

    Buenos días a todos.

    ResponderEliminar

Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.