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domingo, 22 de febrero de 2015

VIVIMOS EN TENTACIÓN



No podemos escapar a la tentación. Nuestra naturaleza caída está tocada y mal herida por el pecado, y por la tentación que nos provoca y nos lleva a pecar. Somos débiles y estamos salpicados por la imperfección. Y el diablo tiene permiso para tentarnos con la intención de alejarnos de Dios.

Pero el Señor, conocedor de esto, no nos deja solos, y nos acompaña. Está con nosotros y nos asiste en el Espíritu Santo. El recorrerá el camino junto a nosotros y nos defenderá de las tentaciones que el Maligno nos someta. Claro, necesita nuestro permiso, porque hemos sido creados libres, y será elección nuestra abrirle las puertas al Espíritu de Dios.

El núcleo de la tentación es alejarnos de Dios, no escuchar su voz, no realizar sus proyectos, no recorrer sus caminos. El tentador nos dirá siempre: "deja a tu Dios y elige otros caminos para ser feliz. Dios no te hará feliz; al contrario, será un obstáculo para tu felicidad". 

Con eso pretende alejarnos y que desistamos de seguir al Señor. Pretende también que nos cansemos y tiremos la toalla porque nos es imposible seguir. Quiere que, resignados, nos convenzamos que la vida debe ir por otro camino. Y que nadie nos la puede arreglar. Por lo tanto, lo mejor es desconfiar de todos y vivir según nuestras ideas y convicciones. Eso es lo mejor, nos dice el Maligno.

Y nosotros no queremos, Señor. Porque nosotros sabemos que Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. Y en Ti creemos y confiamos. Sólo Tú tienes Palabra de Vida Eterna, y en Ti ponemos todas nuestras esperanzas.  Danos la sabiduría y la fortaleza de seguir fieles a tu Palabra, Señor. Amén.

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