Páginas

Páginas

sábado, 2 de mayo de 2015

¡CUIDADO CON ALEJARSE DEL SEÑOR!



Ahora que tengo nietos estoy en alerta. Me asaltan pensamientos que me hacen temblar cuando los pequeños visitan casas con piscinas. Ayer, al conocer la noticia de Ángel Sánchez Toledano sobre lo acontecido a su amiga, el corazón tembló y se sobresaltó. No me sucedió eso con mis hijos, o por lo menos no lo recuerdo. Pienso que puede ser cosas de la edad.

Pero les comento esto porque, ¡cuidado con alejarse del Señor! Los peligros están al acecho en cualquier parte. Fiestas, ocios excesivos, diversiones...etc. Entiendo que nada hay de malo en eso, tampoco en las piscinas, pero entiendo también que pueden transformarse en un gran peligro si no se pone las medidas oportunas. No es el primer accidente que ocurre, ni será el último, por desgracia, y eso nos exige tomar medidas y cuidados.

De la misma forma, un distanciamiento del Señor, aunque sin intenciones ni pretendido, puede ser aprovechado por el diablo para engatusarnos y distraernos. Es inteligente y astuto, mucho más que nosotros, y tiene poderes. No debemos creer mucho en nuestras propias fuerzas y permanecer agarrados al Señor constantemente. En eso nos puede ayudar mucho el sacrificio, la privación o la limosna. Comprendemos que la Cuaresma es un tiempor que viene muy bien para fortalecernos.

Él y el Padre son uno, y creer en el Padre Dios nos lleva a creer también en Jesús. Todo lo que pidamos al Padre en Nombre de Jesús nos será concedido. Nos lo dice Jesús, y Él tiene Palabra de Vida Eterna. Por lo tanto, aprovechemos este humilde rincón de oración para, unir nuestras oraciones y pedirle al Padre que nos aumente nuestra fe, y que nos dé sabiduría para discernir el bien del mal, y medir la distancia y el tiempo del que no debemos pasar sin estar con Él.

¡Oh Espíritu Santo, danos la capacidad de permanecer cada instante de nuestra vida, ya sea en el trabajo, el descanso o la fiesta, fiel a tu Voluntad y abierto a dejarnos dirigir y guiar por la acción de tu Gracia! Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.