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lunes, 8 de junio de 2015

NO PODEMOS SER BIENAVENTURADOS SIN PADECER



La pregunta está en el tejado, ¿por qué tenemos que padecer? No se trata que queramos o no queramos. Sin lugar a duda que no queremos, pero sabemos que padeceremos porque la verdad nunca es aceptada. La experiencia nos lo demuestra. Se miente mucho por envidia, para engañar a la justicia, para satisfacer los egoísmos...etc.

Y cuando se miente también se persigue, se castiga y se hace sufrir a los que defienden la verdad. Es el caso de Asia Bibi entre otros. El martes ponen en mi parroquia una película sobre su vida y padecimientos a raíz de ser encarcelada por blafemia. y perseguida por su fidelidad a la fe en el Señor.

Y ponerse al servicio de los demás no es placentero ni cómodo. Exige sacrificio, llorar con los que lloran y sufrir con los que sufren, porque muchas veces no podemos hacer otra cosa. Estar al servicio de la verdad y la justicia complica la vida. Por eso,  Jesús nos habla hoy de lo que les va a pasar a aquellos que le siguen. Sufrirán como Él, porque la verdad molesta y trataran de apartarla de su camino.

Pero les anima y les llama bienaventurados a todos aquellos que sufre y padecen por buscar y defender la verdad, la justicia y la paz. Y les conforta y fortalece para que en esos momentos sientan el gozo y la paz de sentirse hijos de Dios y llamados a una vida eterna y gozosa.

Danos, Señor, el valor, la paciencia, la fortaleza, la sabiduría y la perseverancia de no desfallecer ni alejarnos de tu presencia. Y nunca negarte ni abandonarte por muchos que sean los obstáculos, sufrimiento y peligros que nos asalten en la vida. Danos tu santo Espíritu para, injertado en Él, podamos encontrar el coraje y la valentía de seguir siempre adelante.

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