Páginas

Páginas

jueves, 9 de julio de 2015

SÓLO SE ACEPTA LO OFRECIDO EN LIBERTAD Y GRATUITAMENTE



Hoy, después de conocer la experiencia vivida, sabemos que lo trasmitido desde la imposición y la fuerza no es bien recibido, y se llega a odiar. Porque la verdad está escrita en el corazón de cada persona, y más que imponerla, se trata de descubrirla y experimentarla. Y hasta que ese encuentro o vivencia no se dé, será inútil aceptarla y vivirla.

La verdad vive dentro de cada hombre y está sellada con letras de fuego en su corazón. La vida es el trayecto donde el hombre tiene la oportunidad de descubrir ese tesoro, por lo que será bueno proclamarlo y revelárselo para que lo conozca y, sobre todo, descubra. Y esa es nuestra misión, la misión de los que la hemos descubierto y queremos vivirla y continuarla. Porque experimentamos gozo, alegría y plenitud en el esfuerzo de, vivirla y proclamarla desde la vida, y luego con la Palabra.

Claro está que somos pobres personas. Muy limitadas y pecadoras. Pero somos los elegidos, o, al menos, los que queremos responder y decimos sí. Pero también somos conscientes de que necesitamos la asistencia y el concurso del Espíritu Santo, porque sin Él imposible. En esa confianza y abandonados en sus brazos nos atrevemos a proclamar el Mensaje del Señor.

Y lo hacemos desde el convencimiento de que cada hombre busca ese tesoro enterrado en su corazón. Es posible, y lo constatamos, que es indiferente a su Palabra, pero el tesoro continúa enterrado y sólo espera a ser descubierto. Es lo que llamamos conversión Y esa es nuestra esperanza de salvarnos, y la necesidad de, los que la conocemos, proclamarla confiado en que se dé ese descubrimiento por la Luz del Espíritu Santo.

Quizás también tenga algo que ver nuestros esfuerzos y deseos ilusionados de proclamar. Y, sobre todo, nuestra confianza y esperanza en el Señor. 

Pidamos esa Gracia de no desfallecer, y de confiar plenamente en la acción del Espíritu Santo, para que los hombres, ciegos por el pecado, despierten en este mundo aparente que los engaña y esclavizas con tesoros falsos y caducos. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.