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miércoles, 9 de diciembre de 2015

EL CAMINO DE MI VIDA NECESITA APOYO Y DESCANSO



Sin Ti, Señor, no podré llegar muy lejos. Ni siquiera llegaré a dar un paso, porque toda mi vida y tomo mi hacer descansa y se sostiene en Ti. Es posible que muchos no nos demos cuenta, pero, incluso rechazándote todo nuestro ser y obrar nos viene y depende de Ti. Otra cosa es que no nos demos cuenta.

Y es que, aun viendo, estamos ciegos. E incluso oyendo, estamos sordos. No sabemos a dónde vamos, y si lo supiésemos, seríamo muy tontos de seguir ese camino, porque no conduce a ningún lugar que no sea la perdición y la misma muerte.

Y eso lo comprobamos cuando después de ese día o noche tan feliz que nos lo prometíamos, pasado el éxtasis del momento, y llegada la calma y el sosiego, descubrimos lo disparatado de nuestra vida y el poco sentido común que hemos tenido. Por mucho que queramos disimular, experimentamos vacio y tristeza. Nos invade una sensación de arrepentimiento y de experimentar que no hemos actuado como, quizás nos gustaría haber actuado.

Es verdad, si somos sinceros, que nuestra soberbia y suficiencia no nos deja reflexionar, y menos de esa forma. Nos cuesta presentarnos equivocados y derrotados frente a nuestros amigos y conocidos. Quizás con alguien que no nos conozca a fondo, o que tengamos una relación fuerte de amistad, nos cuesta menos confesarnos y abrirnos. Pero, quieras o no, experimentas una sensación de insatisfacción y poco sentido. Sabemos que eso no nos lleva a ninguna parte y, además, tiene sus días contados.

¿Y en quién descansar? Ese es quizás el problema peor. Porque a nadie le importa nuestras sensaciones y sentimientos. Y menos como nos experimentamos en nuestro interior, en nuestro corazón. Y, quizás peor, lo más que pueden hacer es escucharnos, pero se sienten impotentes de poder ayudarnos y devolvernos la esperanza de encontrar respuestas y sentido a la conducta de nuestra vida. Sólo Jesús, el Señor, puede ser nuestra tabla de salvación, porque en Él encontramos apoyo, descanso y solución a nuestros problemas.

Danos, Señor, la Gracia de sabernos auxiliados por Ti, y ser nuestro apoyo y nuestro descanso. Danos la sabiduría de acudir confiados a tu vera y en Ti descansar y dar respuesta a todas nuestras preocupaciones e interrogantes. Gracias, Señor, por brindarte para ser mi descanso y mi apoyo. Amén.

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