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sábado, 19 de diciembre de 2015

¡FORTALECE Y AUMENTA NUESTRA FE, SEÑOR!



Perdona Señor mi cobardía, mis miedos, mis desconfianzas y mis dudas. No merezco tu perdón, y menos tu Misericordia amorosa sin condiciones. Porque mi fe se desvanece y cambia al ritmo de las circunstancia que me rodean. Es una fe condicionada a que las cosas me vayan mejor. Me doy cuenta de mi pecado y no soy mejor que Zacarías. Mi fe se resquebraja y es débil.

Por eso, Señor, aprovecho este momento que me brindas con tu Palabra, para en humilde oración pedirte que fortalezcas y aumentes mi fe. Afírmala como raíz que se adhiere fuertemente a la tierra húmeda y soporta los embates e inclemencias del tiempo. En cierta ocasión escuche a dos personas que hablaban sobre  un determinado alimento. El uno le decía al otro que ese alimento era muy completo, pero que le falta un aminoácido. Habló de las judías (alubias) como que le faltaban un aminoácido, pero que al ponerle arroz se completaba y los tenía todos.

Yo que escuchaba sentí en mi interior un impulso que me dijo: Falta uno, y el más importante, la fe. Porque con la fe están todos completos. Sí, sabemos que necesitamos comer, pero no sólo de pan vive el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios. Necesitamos, Señor, que nos des el don de la fe, y nos lo aumente cada día para perseverar y mantenernos firmes en ella.

Danos la perseverancia que necesitamos para soportar con paciencia las tribulaciones que el camino nos presenta. Que nuestro rumbo sea firme, nítido, decidido y constante, y que no se altere a pesar de que los pronósticos del tiempo no le sean favorable.

Mantennos siempre erguido, con la mirada levantada y puesta en Ti. No permitas que nos tambaleen, ni que nuestras dudas puedan hacernos zozobrar. Sostennos en pie, y con nuestros ojos levantados hacia Ti, para que, de la Mano, y guiados por el Espíritu Santo, podamos avanzar con paso firme y decidido, a la Casa que Tú, nuestro Señor, nos tienes preparada. Amén.

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