Páginas

Páginas

lunes, 8 de febrero de 2016

NOSOTROS PARTICIPAMOS DE LA VIDA DE DIOS




Nosotros estamos más cerca del Señor. Tan cerca que participamos de su misma Vida. La Eucaristía es la medicina de la inmortalidad. San Ignacio de Antioquía, así, consideraba a la Eucaristía como «la medicina de la inmortalidad y el antídoto para prevenirnos de la muerte, de modo que produce lo que eternamente nosotros debemos vivir en Jesucristo.

No podemos desaprovechar esta oportunidad por la que Cristo se hace alimento para nosotros y presencia en nosotros mismos, haciéndonos participe de su misma Vida. En Él somos, no sólo curados, sino también transformados con un corazón semejante a Él. Pidamos no perder esa Gracia y, permaneciendo cercanos a Él, perseverar en su Espíritu.

Te damos gracias, Señor, por darnos tu Cuerpo espiritual como alimento para nuestra vida y salvarnos de la muerte y del pecado. Te damos gracias, Señor, porque eres Tú quien sale a nuestro encuentro, quien nos espera y quien nos salva, y quien te hace encontradizo con cada uno de nosotros. Danos esa fuerza que necesitamos para vencer las tentaciones de este mundo y permanecer en tu amor.

Danos la sabiduría de saber buscar todas las cosas que necesitamos en esta nuestra vida, no en el mundo, que nos engaña y nos pierde, sino en Ti, Padre Bueno que nos sana, nos das la plena felicidad y nos salva de la esclavitud de la muerte y del pecado.

Despierta en nosotros el interés, la admiración o el deseo de buscarte, porque sólo en Ti encontraremos la felicidad, la paz y la inmortalidad que queremos, deseamos y buscamos. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.