Páginas

Páginas

domingo, 6 de noviembre de 2016

NACIDOS PARA VIVIR

No se entiende ser creado para cuatro días. Porque, primero somos criaturas creadas por amor; segundo, semejantes al Creador. Y tercero cuando se ama, se ama para siempre. Y ese amor nos da la Vida Eterna. No se entendería, pues, nacer para morir. Incluso lo disparatado que resulta morir antes de ver la luz del sol. Y me refiero a aquellos, seres humanos vivos, que mueren dentro del seno de sus propias madres.

No se entiende tanto amor por la vida para luego quitarla un poco más tarde. Nuestra razón nos habla y nos dice otra cosa, porque admitir eso sería admitir lo absurdo y disparatado. El sentido común nos descubre que la vida ha sido creada para la eternidad. Sin embargo, lo que ocurre es que tiene primero que recorrer un camino no exento de sacrificio y renuncias que le preparan para alcanzar esa vida eterna. Un camino donde el amor es la clave. Un amor que exige morir a las coOracisas engañosas y falsas de este mundo, para darse en servicio, por amor, a todos los hombres.

Dependerá de nosotros que esa vida futura sea vida plena de gozo y felicidad. Es una decisión que nos toca decidir a cada uno de nosotros. Somos libres y en base a esa libertad elegiremos un camino u otro. Se trata de poner nuestra voluntad al servicio del amor y de, en ese esfuerzo, ganarnos la Vida Eterna. La decisión es, pues tuya o mía. Cada cual decidirá. 

Para eso hemos sido creados libre y podemos poner nuestra voluntad en esto o en lo otro. Se trata de elegir este u otro camino. Y de esto se trata, de avivar nuestra astucia y pedirle al Señor que nos abra los ojos, destupa los oídos y prenda nuestro corazón de verdadero amor para fortalecida nuestra voluntad ponerla al servicio de su Palabra y Voluntad.

Sí, Señor, creemos en la Resurrección y que tu Hijo Jesús nos prepara una mansión para que a su vuelta nos conduzca a vivir en ella. No sabemos cómo será ni lo que encontraremos, pero, eso sí, será lo mejor que podamos encontrar y la plena felicidad eterna. Porque Tú, Señor, tienes Palabra de Vida Eterna. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.