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miércoles, 22 de marzo de 2017

EL ROSTRO DE DIOS

Gracias, Señor Jesús, porque con tu presencia nos revela y nos enseñas el verdadero Rostro de Dios. Un Rostro Misericordioso y compasivo. Un Dios que quiere que sus hijos vivan en el amor por encima de toda ley y cumplimientos. Y es eso, precisamente, lo que Tú, Señor Jesús, vienes a enseñarnos y revelarnos.

Vienes a cumplir la Ley y a no abolir nada, pero vienes a mostrarnos el Amor del Padre. Y nos lo descubres en esa hermosa parábola del Padre amoroso o hijo pródigo - Lc 15, 11-32 - donde reflejas cuánto nos quiere el Padre Dios.

Danos la sabiduría de entender que la ley y los cumplimientos están al servicio y en función del amor. Es el hombre lo más importante, hasta el punto que has entregado tu Hijo para que con su muerte redima a todos los hombres pagando sus rescates. Señor, que sepamos también nosotros entender eso y valorar al hombre por encima de todo. Toda la ley en función del bien del hombre y la mujer.

Desde esta perspectiva todas las indicaciones de Dios, por pequeñas e insignificante que nos parezcan, tienen su gran importancia. Dios no puede indicarnos cosas sin sentido ni para que nosotros decidamos su cumplimiento o no. Por eso, Señor, te pedimos que nos des la sabiduría, fortaleza y voluntad de aplicarnos con total entrega a cumplir, desde el amor, todas las señales que el Espíritu Santo nos va transmitiendo e impulsando a realizar.

Te damos también las gracias, Señor, por mostrarnos tu amor misericordioso a través de tu Hijo, nuestro Señor Jesús, que nos ha revelado tu Rostro y tu Amor. Ese conocimiento de Ti, Dios mío, nos anima y nos llena de esperanza para, fiel a nuestro Señor Jesús, tu Hijo verdadero, sigamos en el Espíritu Santo, sus enseñanzas con total confianza y fe. Amén.

2 comentarios:

  1. Cumplir, desde el amor, gracias .

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  2. Gracias por compartir y por tu perseverancia. Compartir fortalece nuestra fe. Es nuestro eco que se expresa y se descubre y se manifiesta e ilumina. Es nuestra fe que se mueve, habla y comparte.

    Sí, el amor lo es todo, pues, sin más, somos salvados por Amor.

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Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.