Páginas

Páginas

jueves, 2 de marzo de 2017

ESTOY DISPUESTO A SEGUIRTE, SEÑOR

Sí, Dios mío, yo y muchos más estamos dispuesto a seguirte. Tú lo sabes, porque puedes leer lo más profundo que se esconde en nuestros corazones. Sí, Señor, lo afirmamos públicamente, porque esa es la verdad que late dentro de nosotros. Y confiamos en Ti, Señor. Es eso lo que nos mantiene expectante y dispuestos a seguirte. Pero, tampoco se te esconde a Ti nuestras debilidades y nuestros miedos.

También, Señor, Tú sabes de eso. De eso que sucede dentro de nuestro pobre, humilde y temeroso corazón. No tememos tanto, que sí, confesamos que si lo hay, al miedo, sino a nuestras débiles y frágiles fuerzas que sucumben ante las tentaciones que en nuestro propio camino nos salen al paso. Tentaciones de todo tipo: de pereza, de pasiones, de lujurias, de ambiciones, de fama, de poder, de vanidad...etc. ¿Para qué ocultarlas si nada se esconde a tu vista, Señor?

Son nuestras peores piedras que nos amenazan lapidarnos a cada instante. Es nuestra sistemática lucha de cada día. Es nuestro caballo de batalla que nos asedia y nos mantiene temeroso y asustado. Y nos debilita. Y Tú lo sabes, Señor. Y porque también nosotros sabemos de tu Bondad, de tu Amor y Misericordia, seguimos adelante y te pedimos fuerza, sabiduría, voluntad y valentía para continuar la lucha sabiéndonos capaces de salir triunfantes.

Sí, Señor, porque Tú has triunfado en tu Camino Pascual. Sí, Señor, porque Tú has vencido a las tentaciones y al pecado. Sí, Señor, porque Tú nos has prometido que quien está contigo y cree en Ti, también saldrá adelante y vencerá al pecado. Y lo creemos, Señor. ¿A dónde iremos sin Ti? Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida y siguiendo tus pasos queremos atravesar nuestra propia pascua. Compartir contigo nuestra muerte y en Ti, por tu Gracia y Misericordia, resucitar.

Danos, Señor, esa Gracia de no desfallecer y sostenernos en la oración y los sacramentos, y unidos a los hermanos, en el camino pascual de nuestro peregrinar,  llegar hasta descansar en Ti. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es abrirte, hablar de lo que piensas y conoces. Si lo haces, te descubres, y animas al otro a hacer lo mismo. En ese diálogo salta el encuentro y el conocimiento mutuo, y así puede, con mucha caridad, nacer la confianza y el respeto por el otro. Es la mejor manera de vivir y de poner en practica la Voluntad de Dios.