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domingo, 25 de junio de 2017

AMAR ES CAMINO DE RENUNCIAS Y SACRIFICIOS

Es posible que muchos creyentes pensemos que ir al lado de Jesús es garantía de un camino seguro, sin tempestades ni peligros y adversidades. Y, al menos mi pobre experiencia me dice que no. Otra cosa, y eso si lo es seguro. No porque lo diga yo, sino porque es Palabra de Dios. Seguir a Jesús es camino de garantía de salvación. Pero eso no significa que no sea un camino de sufrimientos y sacrificios.

Porque, seguir a Jesús significa estar dispuesto a amar como Él nos ama. Y eso implica y exige renuncias, desapegos, sufrimientos, entrega y servicio. Amar, pues, supone dejarnos la vida en el camino. Sí, nuestra vida. El Plan de Dios para nuestra salvación, lo deja muy claro nuestro Señor Jesús, el enviado a decírnoslo: "Amar y perdonar". Dos palabras claves y simples. Fáciles y sencillas para su comprensión, pero tan difíciles de vivir hasta el punto que sin el concurso del Espíritu Santo no podremos llevar a nuestras vidas.

Claro está que estas dos palabras encierran un camino de adversidades, de peligros, de renuncias, de desapegos, de mortificación, de dejarnos la vida en cada instantes y del esfuerzo diario de comprender, escuchar y perdonar en todo momento y a toda persona. Eso dibuja un camino de cruz y una vida crucificada difícil de aceptar y acoger libremente. Por eso las Palabras de Jesús, que no nos desanima, sino que nos habla claro y nos garantiza la plena felicidad al final del camino eternamente, pero también mientras caminamos, porque es el alma la que nos da gozo y paz mientras soportamos las adversidades que el camino nos exige.

Quien no tenga esto claro, debe escuchar mejor las Palabras de Jesús: «No tengáis miedo a los hombres. Pues no hay nada encubierto que no haya de ser descubierto, ni oculto que no haya de saberse. Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo vosotros a la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde los terrados». 
Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna. ¿No se venden dos pajarillos por un as? Pues bien, ni uno de ellos caerá en tierra sin el consentimiento de vuestro Padre. En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; vosotros valéis más que muchos pajarillos. 

Tenemos la garantía de sus Palabras y la promesa de su defensa. Y esa es nuestra oración desde este rincón. Danos, Señor la sabiduría de, si no entender, confiar y fiarnos de Ti, porque Tú tienes Palabra de Vida Eterna. Y con Jesús no hay nada que temer. Él ha vencido la muerte, pues ha Resucitado, y pedirá a su Padre, en nuestra defensa, que también nos dé la Vida Eterna en plenitud de gozo y felicidad. Amén.

1 comentario:

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