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jueves, 3 de agosto de 2017

¿QUÉ OCURRE QUE TU FE NO TE MUEVE?

Si saliésemos a la calle a preguntar por la fe, creo, sin temor a equivocarme, que muchas personas dirían que creen. Muchos, dirán que creen en Dios, pero, no en los curas; otros, que creen, pero que eso de las misas, los curas y preceptos no les convencen. Estarán también lo que creen y se esfuerzan en practicar y seguir los mandatos del Señor siguiendo la escucha de su Palabra, y otros dirán, simplemente, que no creen.

De cualquier forma, digas lo que digas, y pienses lo que pienses, dentro de ti experimentas gozo y satisfacción cuando haces bien. Y eso es simplemente cuando has ayudado o alegrado la vida a alguien procurándole solucionarles algunas necesidades o resolviiéndoles algunos problemas. Es decir, dicho de otra forma, amándole. Problemas, que no son sólo materiales, sino también espirituales. Problemas que no sólo dificultan los caminos de la vida, sino que impiden ver la salvación eterna.

Sin embargo, tu fe no se mueve. Dices y reconoces, pero las tentaciones, ambiciones, afanes y riquezas del mundo te absoben y te distraen, y hasta te hacen olvidarte de la última hora de tu vida. Luego, al final será el rechinar de dientes. Pidamos al Señor que despertemos y tomemos conciencia de lo que se avecina en nuestra propia vida. Tu propia vida. No podrás evitar que llegue tu última hora y, en esos momentos, lo que importa es la cantidad de amor que has gastado y cómo lo has gastado.

Por eso Señor, te pedimos con fuerza y confianza que fortalezcas nuestra vida interior y que nos llenes de la sabiduría que sabe apreciar y discernir lo verdaderamente importante, y lo bueno de lo malo. Danos esa templanza y serenidad para saber gasta todo el amor del que somos capaces en buenos actos de amor por los demás y en correpondencia a todo el Amor que Tú, Señor, nos das.

En y con esa actitud, Señor, te pedimos que despiertes nuestra mente e ilumines nuestro corazón para, en el esfuerzo de parecernos a Ti, seamos cada día más amor y menos egoístas. Y así, lleguemos a tu presencia donde podamos presentarte todas nuestras buenas obras de amor. Amén.

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