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jueves, 7 de diciembre de 2017

DÍAS DE TEMPESTADES

Hay muchos peligros en la vida. Peligros de tempestades, huracanes, inundaciones, terremotos...etc. En estos últimos tiempos, con esto de los cambios climáticos, parecen haber aumentado. Muchos no le dan importancia, alegando que eso ya ha pasado en otros tiempos, y otros se lo toman más en serio. De cualquier forma y debido a las comunicaciones, hoy estamos muy bien informados y nos enteramos de todo lo que está ocurriendo.

Todo eso nos obliga a guardarnos mejor y a edificar nuestras casas de forma más segura y solida. Sin embargo, incomprensiblemente, vemos muchas cosas que están construidas con materiales no muy fuertes y en lugares peligrosos donde la corriente puede llegar. De esta forma, quedamos expuestos a la deriva y a la fuerza de las corrientes de aguas. Debemos pertrecharnos mejor y construir sólidamente sobre roca firme.

Y eso significa no quedarnos en las prácticas y cumplimientos sin vivir en la Voluntad del Padre. Todo lo que hagamos deberá servirnos y fortalecernos para vivir en la Voluntad del Padre. Y vivir en la Voluntad del Padre es vivir al estilo del Sermón de la Montaña. Las bienaventuranzas nos hacen bienaventurados en la medida que vamos haciendo de nuestras vidas un rosario de bienaventuranzas y lo vamos escenificando en el esfuerzo de cada día.

Las obras de misericordia, corporales y espirituales, nos señalan el camino de perfección. Sí, no nos hace falta que nos lo recuerde. Son difíciles y cuestan mucho, y más cuando no ves resultados. Y nosotros, elegidos para ello, somos débiles y pecadores. No encajamos por ningún lado. Pero la Gracia de Dios hace el milagro y nos capacita y da fuerza para que vayamos superándonos y dando pasos de perfección. 

Por eso, este es un momento de gracia para pedir todos juntos esa fuerza y capacidad para ir dando pasitos de perfección es ese sentido. Démonos las manos virtualmente y recemos un Padrenuestro cuando lleguemos a este momento pidiendo por todos y para que seamos capaces de cumplir la Voluntad de Dios. Amén.

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